Una obra eterna de Morante y otra faena magistral sin espada de Juli dan brillo a la Beneficencia en Las Ventas de Madrid

Morante pasea una oreja del cuarto, un toro bravo y con calidad de Alcurrucén, y no se le pide la segunda por la tardanza en caer del animal; otra pudo pasear El Juli tras una obra magistral al exigente segundo, pero la pinchó. Ginés Marín, por su parte, pechó con el peor lote de la corrida, pero dio la cara con el manso sexto, en el que se pidió la oreja sin concederse.

1 de junio de 2022/Javier Fernández Caballero/Fotos: Emilio Méndez

Se celebraba este miércoles, 1 de junio, la Corrida Extraordinaria de la Beneficencia en la Plaza de Toros de Las Ventas. Seis toros de Alcurrucén eran la materia prima ganadera para un festejo en el que estaban anunciados Morante de la Puebla, El Juli y Ginés Marín. S. M. el Rey presidía la función.

“Jaranero”, de 543 kilos, de marzo de 2018 y negro listón de capa era el primero de la tarde, animal al que le ganó terreno Morante a la verónica ya que le apretaba hacia los adentros. No rompió el animal en esos primeros tercios, haciendo honor a su encaste, mostrándose frío en el capote lidiador; se frenaba mucho en banderillas. Y tampoco lo hizo en la faena, en la que acortó obra Morante -tras probar por el derecho- y decidió no apostar. Tras pasaportarlo sin acierto con el acero, escuchó pitos.

Juli sella otra faena magistral al exigente segundo de Alcurrucén… pero vuelve a pincharla

“Pianista”, berrendo en negro, nacido en septiembre de 2017 era el segundo de la tarde, primero del lote de El Juli, que quiso humillarle a algunas verónicas de Juli, lo que presagió buenos augurios de cara a la faena. Quitó tras las puyas Ginés Marín por limpias chicuelinas y una garbosa media. Tras el brindis al Rey Felipe, le pudo Julián al animal en un sometedor inicio de faena, y en la primera de las series puso orden y firmeza Julián a las teclas del de Alcurrucén. Faena de poder de Juli al exigente animal, llegando muy arriba por la mano baja, la exposición, la forma de cruzarse y de trazar ante el motor del astado de los hermanos Lozano. Animal muy interesante por su casta, por el motor de su embestida y por sus virtudes al que pudo López. Pero la maldición de la espada de nuevo vino a visitarle, y lo pinchó en el primer encuentro. A la segunda, ya sí que consiguió enterrar el acero, pero eso esfumó la posibilidad de triunfo.

El tercero se le desinfla a Ginés Marín, que deja un genial inicio de faena

“Carasucia”, número 194, de 560 kilos de peso era el tercero del festejo, primero del lote de Ginés Marín, al que el extremeño dejó alguna verónica a pies juntos y de mano muy baja de muy bella factura de salida. Tras el brindis al Rey, dejó un genial inicio de faena tras dos doblones y tres muletazos por el izquierdo ya erguido casi en el centro del anillo ya. El último muletazo a pies juntos fue una delicia. Por la mano derecha prosiguió la obra Ginés, pero el toro se vino muy abajo y comenzó a pararse mucho. Le apretó Ginés, pero no hubo forma y no transmitió al tendido. Fue ovacionado tras finiquitar la obra con la espada y no acertar con el descabello.

El toreo eterno de Morante y el bravo cuarto de Alcurrucén se unen en una obra mágica

“Pelucón”, número 33, de 590 kilos, era el cuarto del festejo, segundo del lote de Morante de la Puebla, que no rompió en los primeros compases de la lidia siendo fiel a su encaste. En el inicio de faena, ya en un ayudado el animal mostró que había cambiado su embestida… y en los siguientes muletazos mostró una entrega y una humillación distinta a la que había presagiado en el capote. Toreó a ralentí, plenamente despacio José Antonio, llevando y embebiendo al animal en una obra in crescendo. Una maravilla los naturales que ofreció Morante, trazando y entregándose a la embestida del de Alcurrucén en compases extraordinarios y llenos de duende. Eterno el epílogo de la faena: de uno en uno fueron los muletazos finales, con el animal ya venido a menos pero con la misma calidad de bravo. La espada de Morante -que se tiró recto y de verdad, llevándose incluso un golpe entre los pitones- cayó un poco tendida, lo que hizo que tardase algo en caer el animal. Marró en la primera ocasión con el descabello, acertando a la segunda. Oreja.

El Juli, silenciado con el deslucido quinto

Colorado, de 565 kilos, era el quinto del festejo, segundo del lote de El Juli, animal que tampoco se definió en los primeros tercios y que brindó, en un emotivo instante que puso a parte del tendido en pie, a Emilio de Justo, diestro al que sustituía en esa tarde. No fue un toro fácil, con el viaje cada vez más corto y deslucido, con el que tan sólo pudo justificarse. No acertó a espadas y fue silenciado.

Ginés Marín expone con el manso sexto, pero el palco no le concede el premio

Cantó la gallina en el sexto de la tarde, un animal deslucido y con el que Ginés Marín llevaba dos faenas ganándole el paso e intentando que el animal respondiese… hasta que manseó descaradamente y no quería saber nada de la pelea. Porfió el diestro extremeño con el de Alcurrucén, que huía, y dio la cara de verdad en terrenos de toriles. Expuso y dejó un final de faena de arrestos. Tras una estocada contraria de tardo efecto, se pidió una oreja no concedida, siendo ovacionado tras dos avisos.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida Extraordinaria de la Beneficencia. Lleno de «No hay billetes».

Toros de Alcurrucén. Repetidor sin clase ni entrega el primero; de gran fondo y calidad el berrendo segundo, aplaudido; entrehado y con prontitud el buen tercero, aplaudido; enclasado y codicioso el enfondado y gran cuarto, ovacionado; noble y pronto con el viaje muy justo el quinto; manso y desentendido el salpicao sexto.

Morante de la Puebla, pitos y oreja.

El Juli, ovación y silencio.

Ginés Marín, ovación y ovación tras dos avisos.

 

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