García Pulido pasea una oreja a un gran quinto de Montealto en Madrid

25 de junio de 2023/Patricia Prudencio Muñoz/Luis Sánchez Olmedo

Las Ventas acogía la novillada de triunfadores en una calurosa tarde de junio en la que Jorge Martínez, García Pulido y Mario Navas se midieron a los de Fuente Ymbro y Montealto. Los novillos dejaron un juego variado y escaso en el que hubo que inventar faenas, pero sin poder sacar más de lo que había, viniéndose a menos, sin culminar los pases, embistiendo a medio gas. Siendo el quinto el mejor de ma tarde, un novillo repeticidor, humillador y entregado, encontrando la chispa en el pitón derecho. Jorge Martínez estuvo entre el quiero y no puedo, sin terminar de encontrarse con el primero y sin opciones con el cuarto, a pesar de sus intentos por alargar una faena que de sobra sabía que no sería premiada. A García Pulido le faltó acople con el segundo, pero con el quinto, el mejor de toda la tarde, pudo exprimir, brevemente, aquel pitón derecho que tanto derrochó y que mucho mas pudo mostrar por el izquierdo. Mario Navas sacó ganas y entrega, pero su lote no le dio las opciones esperadas, dejando en el ruedo todo lo que los animales no pusieron en la tela. Se llevó uno de los peores lotes, teniendo que hacerse también con el sobrero tras la devolución del sexto.

Abría ma tarde «Vivero» un novillo de Fuente Ymbro al que saludó Jorge Martínez, no sin antes dejarlo correr. Le costaba meterse en los vuelos del novillero, saliendo suelto después de cada lance y venciéndose por el pitón izquierdo. El animal llegó a la franela y el novillero lo pasó por ambos pitones obligándolo por abajo, ganándole terreno, sin evitar que se le colará en alguna que otra ocasión. En las salidas por el izquierdo buscaba, pero poco a poco lo fue metiendo y templando en la franela. Pasaba sin una embestida definida, por lo que tuvo que darle forma en el toreo por el derecho, pasándolo a su alrededor. Pasaba, echándoselo atrás y bajándole la mano. Cambió al natural, con aireo y sin continuidad, dejándole el pico en el morrillo tratando de enganchar la embestida y ligarla. Terminó por prenderlo sin consecuencias. Siguió por el izquierdo, encontrando el compás al que encontrarse y lucirse, dejándolo con cadencia y despaciosidad. Alargó la faena recuperando el pitón derecho, ahora sí vuelta al uno a uno, pasándolo al ralentí y no perdiendo el acople. mató de una única estocada, con la que el de Fuente Ymbro se tragó la muerte.

García Pulido trató de atarlo en corto al segundo de la tarde, intentado sacarlo del tercio sin éxito. No se pudo lucir en los lances de saludo. Se cambió el tercio y Pulido, después de hacer su brindis particular, se acercó lentamente al astado, tanteándolo por ambos pitones. Continuó ya fuera del tercio con la mano derecha, con algún que otro sobresalto. Recompuso y recuperó el dominio de la tanda, abriéndolo y dándole salida, pero sin lograr limpiar las salidas. Tenía malas ideas, soltando la cara arriba y buscando. Cambió al pitón izquierdo, bajándole la mano a más no poder, pero sin depurar las embestidas. Poco a poco sacó pinceladas. Continuó sobre el mismo pitón, buscando la longitud en los vuelos, pero no tardaría en volver a buscarlo por el derecho. Le adelantó la mano, para llevarlo toreado de principio a fin, sin embargo, el toreo en redondo se le acabó complicando acabando metido en sus terrenos. La faena no tomaba vuelo, tampoco estaba terminando de calar en los aficionado, siendo hoy bastante dispar. Mató con aseo.

Mario Navas salió a por el tercero de la tarde, al que bregó por abajo, sin demasiada despaciosidad, respetando el ritmo que le marcaba el astado. No le permitió el lucimiento, venciéndose. En la franela lo recibió genuflexo, tanteándolo por ambos pitones mientras le iba ganando terreno hasta sacarlo del tercio. Se levantó y lo fue templando con despaciosidad. Eligió el pitón derecho para continuar y, aunque no culminaba los pases, Navas encontró la manera de que aquello no desluciera la serie. Encontró variedad en su repertorio y lo sacó a relucir, dejando así que recuperase antes de someterlo en la tela. El de Fuente Ymbro no tenía chispa, al natural se quedaba a medio gas, pasando a base de arreones y parándose otras tantas. No se le niegan las ganas y la disposición, pero las opciones que le brindaba el novillero eran escasas. Marcó el recorrido con la ayuda y siguió llevándolo al natural, uno a uno, cruzándose y buscándolo a pitón contrario, volviéndose a meter prácticamente en tablas. Mató al tercero de la tarde.

Marcaba el ecuador del festejo un novillo de Montealto al que saludó Jorge Martínez, en un saludo laborioso, ya que el animal salió suelto y tuvo que encelarlo en la tela. Aquello lo lograría ya fuero del tercio, donde se pudo estirar y lucir con el. Se alcanzó la faena de muleta y lo trasteo alternando alturas, sin dejar de moverlo y andarlo. Continuó con la mano derecha, bajándole la mano y perdiéndole pasos, sin encontrar las distancias. El de Montealto pasaba cuando podía o quería, había que insistirle, apagando así los primeros compases de la faena. Después de que lo desarmara al pisarle la franela, retomó, pero esta vez al natural. Poco a poco se fueron enfriando los tendidos, el astado pasaba y algunos ya le pedían el tiempo. A pesar de que no tenía un gran recorrido, con lo vuelos logró alargar algo más la embestida, llevándosela a la cadera y dejándosela puesta para retomar. A pesar de las protestas, quiso seguir en la cara del animal por el pitón derecho, un animal que ya se había terminado de apagar. Mató con acierto y aseo.

El quinto fue un novillo al que se le dejó correr la plaza antes de entrar en la seda de García Pulido, que lo paró y mantuvo en el percal para bregarlo por abajo. En banderillas, Ismael González saludó una sonora ovación por su ejecución con los palos. Se cambió el tercio y Pulido fue a por todas, se puso de rodillas y, sin ningún tipo de probaturas, empezó a torearlo en la raya. No rectificó, se mantuvo firme y culminó aquel inicio de rodillas. Después se levantó y trató de citarlo en la media y larga distancia, adelantándole la muleta. El de Montealto atendía con entrega y codicia, repitiendo. El novillero sabía que en ese toro estaban todas sus opciones, así que acortó las tandas y lo dejó tiempo y sitio antes de someterlo en una nueva tanda ligada. El astado metía la cara, sin embargo no era tan claro por el izquierdo, que se colaba, así que tuvo que abrir el compás y darle salida dejándolo en los vuelos. Encontró el aire, con un ligero toque delantero en el morrillo, amortiguando así la embestida en la tela y encauzándola en el natural. Dadas sus condiciones, volvió a la mano derecha, pitón por el que se le podía exprimir y exigir, ahí estaba la chispa. No quiso alargar, así que cambió la ayuda por la espada. Culminó en las distancias cortas y con una única estocada certera.

Cerraba la tarde «Adulzado» en las manos de Mario Navas, que lo bregó con suavidad pero sin ningún lucimiento en el percal. Ante las protestas y las condiciones que el animal acabó mostrando, el presidente sacó el pañuelo verde, ordenando así su devolución a corrales. En su lugar salió el primer sobrero, un novillo de Montealto y de nombre «Veraniego». Con este pudo estirarse algo más, aunque no fue sencillo de salida, se emplazó en el tercio y tardó en centrarse en la seda del espada. Antes de iniciar la faena, se fue a los medios para brindar al público, después junto a las tablas lo recibió en la franela. Lo pasó por ambos pitones a base de voz y paciencia, alternando alturas, bajándole la mano al inicio para después levantarse con el y no sofocar las embestidas. Uno a uno, al natural tirando hacia adelante, insistiendo con la muleta, tocándolo, hizo porque pasara. Se movía y entraba a base de arreones,  sin definirse demasiado. Lo pasaba como podía, poniendo más de lo que le daba. Cambió al pitón derecho y se tragaba los dos primeros de una forma más armónica, los siguientes llegaban renqueantes, obligándolo a rectificar. Cada vez se iba apagando más la faena, le daba uno y otro, pero sin nada, con sosería y sin entrega. No tuvo acierto con la espada.

Madrid. Novillos de Fuente Ymbro y Montealto para Jorge Martínez, ovación tras aviso y ovación; García Pulido, silencio tras aviso y oreja; Mario Navas, ovación y silencio tras aviso.

 

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