5 de septiembre de 2023/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos: Emilio Méndez
Arganda del Rey celebraba su segunda novillada con picadores. En ella se acartelaban Solalito, Mario Navas y Tristán Barroso que se midieron a los de Montealto. El encierro dejó opciones y juego, con una gran presentación. Destacó el primero con un gran comportamiento en la tela, con bravura, ritmo y entrega. Aunque en líneas geberales siguieron un comportamiento bastante parejo, dejándose llevar en la franela y con duración. Hubo faenas sin espada, destacando sobre todo a Mario Navas que dejó el toreo caro y de calidad que no logró rubricar con los aceros. Solalito se midió a un gran primero, al que supo sacar partido. Con el segundo dosificó y midió los tiempos. Tristán Barroso le metió la mano en el sexto, después de dejar una gran faena en la que se encajó y toreó a placer, con calidad, buscándolo por abajo y llevándolo en largo.
Solalito abría la tarde con un novillo que se movió y le permitió la expresión con la seda. Sería el propio novillero el que protagonizara el tercio de banderillas, adornándose, encontrando acierto y determinación con los palos. Tras brindar inició la faena por abajo, pasándolo por ambos pitones, dándole amplitud. El de Montealto embestía con ritmo y bravura, dándole continuidad a la faena. El animal necesitaba sitio, necesitaba que respetaran las distancias, perdiéndole algún que otro paso, acoplándose, encontrando el compás al que entenderse. Cambió al natural, teniendo que cruzarse y buscarlo a pitón contrario, pero una vez dentro logró asentarse y tirar de la embestida. Le adelantó los vuelos, siempre dejando el paso atrás para después seguirlo. Sólo había que ponérsela y tocar con suavidad. Pasaba en largo, al tiempo que el espada se gustaba. Retomó el pitón derecho, envolviéndolo a su alrededor, despacio pero con ritmo. Logró limpiar las salidas y darle amplitud, abriéndolo para que no tocara la tela. Sin un cierre tan lucido, pero sí rematado, le siguió una estocada rotunda con la que tardó en doblar.
Le siguió Mario Navas que lo frenó en una brega llevada con la que le fue ganando terreno hasta sacarlo a los medios. Lo probó por abajo, pasándolo por ambos pitones genuflexo, para después levantarse ya en los medios y asentarse con el. Siguió con la muleta sobre la mano derecha, toreando con gusto y despaciosidad, adelantándole la mano para después girar sobre su punto de apoyo y seguir envolviéndolo a su alrededor. No dejó que se parase, dando contenido a los parones para después continuarlo al natural, dándole distancia y pasarlo en largo, dejando que los vuelos le ayudaran en el trazo. Le metió la cara por dentro y lo encunó, levantándole feamente pero sin aparentes consecuencias. Volvió a la cara del animal, por el pitón derecho, sin contrariarle, tomándole el aire. La media altura y aguantarlo, aún sabiendo que se le quedaba a medias, terminó marcando la faena. Metió la mano al segundo intento.
El tercero desarmó en el saludo capotero a Tristán Barroso, que bregó con un toro que le exigió con intensidad. Se alcanzó la faena de muleta, la cual inició con un tanteo por alto con el que le fue tirando hacia adelante. Le dio tiempo y sitio antes de continuar, para después llevarlo en largo bajándole la mano sobre el pitón derecho. Se la dejó puesta y ligó con suavidad. Tocaba y deslizaba, atacándolo en el morrillo, encauzando la embestida y llevándola toreada de principio a final. Algo más alargó al natural, cruzándose, totalmente asentado en la arena mientras lo pasaba. Retomó el pitón derecho, echándosela delantera, uno a uno, sin quitarle la muleta. No alargó más la faena y cambió la ayuda por la espada. Se echó la franela a la espalda y cerró el último tercio, para después fallar con la espada.
Marcaba el ecuador del festejo un novillo que salió con nervio y movilidad, adentrándose en la seda de Solalito, que logró encelarlo y sacarlo. Los primeros compases de la faena se desarrollaron por alto, evitando que perdiera las manos. Tenía fijeza, se arrancaba en la larga distancia, por lo que después recogía la embestida que le regalaba la inercia. Organizó muy bien los tiempos y el número de muletazos, dosificando las fuerzas del animal, del que tiró para adelante. Trató de llevarlo con suavidad, empleándose con el vuelo para darle mayor amplitud al recorrido. Fue un tira y afloja por alcanzar el lucimiento en una faena en la que las medias arrancadas del de Montealto no ayudaban. Cada vez se le iba más, le costaba mantenerlo en aquellos terrenos, por lo que apostó por el toreo en corto, pero teniendo que buscarlo y provocarle para que le siguiera. Cerró por manoletinas y una estocada certera.
Navas no dejó que corriera la plaza, salió para frenarlo y encelarlo en los vuelos de su capote, bregándolo hasta sacarlo a los medios, donde pudo rematarlo. Arremetió con fuerza en el tanteo por bajo de Mario Navas, que trató de templar y dar despaciosidad a aquel inicio de faena. Eligió el pitón derecho para empezar a torearlo, el animal pasaba con la cara a media altura, por lo que el espada empezó a exigirle por abajo, muy despacio. El tiempo entre tandas le sirvió para recomponer y volver sobre aquel pitón, con el que se asentó y logró envolverlo a su cintura, siendo ésta la que acompañara la embestida. Variedad y recursos entre series, para después ponérsela y tirar, llevándolo con rotundidad. También lo mostró por el izquierdo, atalonandose en la arena, con la mirada baja, sin rectificar ni un centímetro. Brilló al natural, así que lo siguió exprimiendo, buscando el sitio, con quietud, tocando y seguidamente deslizando, barriendo el albero. Toreo de calidad y profundo que culminó con varios intentos en la suerte suprema.
Salió Tristán Barroso, con hambre novilleril, con determinación, dejando variedad en su capote, frenando al sexto con dos faroles que continuó por chicuelinas y verónicas. En el tercio de banderillas se desmonteró Cachorro, que recibió una sonora y merecida ovación. Se dio paso a la faena de muleta, la cual inició de rodillas, sin probaturas, pasándolo a su alrededor, aprovechando la inercia y movilidad que le prestó el de Montealto. Entraba con fuerza e incluso, a veces, le ganaba los terrenos, por lo que tuvo que dejársela muy puesta y tirar, pero con mucha suavidad. Cambió los terrenos y se echó la muleta a la mano izquierda, dándole sitio y tiempo, sin atropellar la faena, midiendo los tiempos. Dejó naturales largos y de calidad, encajado con el novillo. Se envolvió con un toreo en redondo sobre el pitón derecho. Encontró el sabor, ligando un derechazo con otro, ahormando las embestidas y dándoles forma por abajo, muy despacio.
Arganda del Rey. Novillos de Montealto. El encierro dejó opciones y juego, con una gran presentación. Destacó el primero con un gran comportamiento en la tela, con bravura, ritmo y entrega. Aunque en líneas generales siguieron un comportamiento bastante parejo, dejándose llevar en la franela y con duración. Solalito, ovación y palmas; Mario Navas, palmas y silencio; Tristán Barroso, ovación y oreja.
Incidencias. Solalito sustituye a Jarocho en el cartel de este martes 5 de septiembre.