19 de mayo de 2024/Mar Muñoz/Foto: Luis Sánchez Olmedo
Las Ventas acogía la novena de la Feria de San Isidro con una corrida de Miura entipada y bien presentada. Sin embargo, no les sobraron las fuerzas, tampoco permitieron el lucimiento a los diestros que formaban el cartel, compuesto por Rafaelillo, Juan de Castilla y Jesús Enrique Colombo. Se abrió la tarde con una ovación para Rafaelillo, que tuvo que pasaportar al primero y no tuvo opciones con el segundo, al que mató de una certera estocada. A Juan de Castilla se le reconoció sus actuaciones en el tendido y Colombo no llegó a calar del todo en el público venteño, a pesar de sus intentos y entrega.
Rafaelillo salió al tercio para recibir una ovación del respetable, después intentó estirarse con «Almejito» hasta que le desarmó. El astado fue dos veces al caballo y a su salida mostraba falta de fuerza. El tercio de banderillas fue costoso de realizar con un animal reservón. En el tercio, sacándolo, intentó comenzar su faena sobre la mano derecha. Sin embargo, el animal estaba parado sin intención de pasar, Rafaelillo tuvo que ir a por el estoque, lo cuadró y pinchó varías veces. El toro no ayudó ni para eso. Logró hundir el acero, pero tuvo que usar el descabello.
Juan de Castilla bregó con «Infractor» hasta poder «estirarse» con el por verónicas. Tras los tercios de varas y banderas brindó y le sacó a los medios. Le siguió por el derecho, dándole distancia para aprovechar la inercia y así se puso a torear, logrando una tanda aplaudida en el tendido. Dándole el pecho y citándole tiraba del animal para ir llevándolo. Al natural, de uno en uno, fue pasando a un toro que iba a media altura y protestaba pero que terminaba pasando. Retomó el derecho, dándole sitio y tiempo. Poco a poco lo fue sometiendo, obligándolo por abajo y logrando tandas reconocidas por la afición. Tomó el estoque lo colocó en suerte y a la tercera entró de forma defectuosa lo que le obligó a descabellar y escuchó un aviso.
Jesús Enrique Colombo recibió a «Halconero» con un ramillete de verónicas. Pasó por el caballo y le probó antes del segundo puyazo por chicuelinas. El diestro protagonizó el tercio de banderillas con pares reunidos y lucidos. Brindó al respetable y por el derecho le citó de lejos, sin embargo le tuvo que ir acortando las distancias hasta que llamó su atención y entró en la muleta, siguiéndola y ligando. Le dio tiempo y volvió a hacerlo con el mismo resultado. El toro iba y seguía el engaño pasando a media altura, buscando. Al natural pasaba pero se quedaba más corto. Retomó el derecho, pero ya le costaba atender al cite. Alternó pitones perdiéndole pasos y pasándolo de uno en uno. Fue a por la espada, al natural hizo su epílogo y entre pases lo dejó colocado y le hundió el estoque a la primera algo desprendida lo que le obligó a usar el descabello.
A Rafaelillo le costó encelar a «Gorronsito» en su capote, no tenía ningún interés, simplemente pasó por allí. Pasó dos veces por la vara y en la última solo se le marcó. Juan de Castilla realizó un ajustado quite. Se alcanzó la faena de muleta y en el tercio, sacandolo genuflexo, lo fue pasando por ambos pitones, probándolo. En los medios por el pitón derecho a media altura le fue robando los pases de uno en uno. Rafaelillo intentaba poner la emoción que le faltaba al Miura, un toro sin fuerza ni movilidad ni transmisión. Cambió al natural, pero le costaba atender al cite del diestro, no quería pelea, así que Rafaelillo tuvo que ir a por la espada le cuadró y le mató.
«Divorciado» saltó al callejón en dos ocasiones y entre medias lo intentó sin conseguirlo, Juan después intentó estirarse con el. Pasaron los tercios de varas y banderillas sin pena ni gloria. En los medios le citó de lejos se le vino y lo pasó por el pitón derecho en redondo. La siguiente tanda fue costosa, ya empezaba a medir descaradamente. Cambió al natural, siempre con la muleta puesta, tirando de uno en uno, pero cada vez era más costoso de llevar. Montó la muleta y le llevaba tapado para que se tragara los primeros. Le dio tiempo y cambió al natural, pero ya no había toro del que tirar, simplemente lo pasaba Juan. Fue a por la espada e intentó un epilogo del que desistió. Le colocó en suerte y lo mató.
Jesús Enrique Colombo bregó a «Escandaloso» en su saludo capotero. Se lució por delantales antes de llevarle por segunda vez al caballo. Colombo ejecutó los pares de banderillas con lucimiento poniendo uno de regalo por no sentirse realizado con el tercero. En el tercio le fue probando y sacando para seguir por el pitón derecho, pero al animal le costaba acudir al cite y se quedaba a medio pase, no permitía la ligazón. Le dio tiempo y sitio y volvió a intentar tirar de el de uno en uno. Cambió al pitón izquierdo y le fue robando los pases entre avisos… Retomó el derecho con un toro cada vez mas parado y que no quería pelea y avisaba, de hecho se vio prendido varias veces. Él insistía en lo imposible. El público le pedía que lo matará. Tomó la espada e intentó un epílogo también imposible, así que lo cuadró y logró la estocada al segundo intento mientras escuchaba un aviso.
Ficha del festejo:
Madrid. Toros de Miura. Corrida de Miura entipada y bien presentada. Sin embargo, no les sobraron las fuerzas, tampoco permitieron el lucimiento a los diestros. Rafaelillo, silencio y saludos; Juan de Castilla, saludos y saludos; Jesús Enrique Colombo, silencio y silencio tras aviso.