Tarde de entrega por parte de la terna ante una corrida interesante y exigente de José Escolar en Madrid (Fotos)

4 de junio de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Las Ventas acogía la esperada corrida de José Escolar, a los que se midieron los matadores de toros Fernando Robleño, Damián Castaño y Gómez del Pilar. Los animales con el comportamiento propio del hierro, con una primera mitad mejor que la segunda, pues con sus más y sus menos pasaron y se dejaron llevar. Mostraron sus complicaciones propias, desarrollando, por lo que tuvieron que buscarles muy bien las teclas a tocar en unas faenas excesivamente largas. Robleño abría la tarde con una faena de tira y afloja en la que no terminó de romper. Con su segundo estuvo firme y demostró empeño con un complicado cuarto. Castaño no terminó de acoplarse con el primero de su lote, un toro que tampoco terminó por definirse pero que entraba y acometía. Faena de compromiso y entrega ante un quinto que no regaló nada y con el que desarrolló su faena por el pitón izquierdo. Gómez del Pilar mostró firmeza y determinación ante el tercero, un toro que fue desarrollando pero al que siguió toreando. Nada pudo hacer con el sexto.

Salió el primero de la tarde, un toro de José Escolar al que Robleño bregó recogiendo y llevando la embestida, con un toro que no se terminó de atemperar. El animal no tardó en entrar a la muleta del diestro, saliendo suelto y teniendo que insistirle Robleño, buscándolo para poder iniciar la faena. Se desentendía en su salida y poco a poco se lo fue llevando fuera del tercio para dejar una primera tanda por el pitón derecho por el que lo metió en la muleta. Había que parar y ordenar la embestida, en las que acometía quedándose corto y levantando la cara en mitad del trazo. El animal seguía la tela y había continuidad si no se le quitaba la muleta de la cara. Terminó por verlo y ya sabía donde estaba la tela y dónde estaba el cuerpo. Al natural trató de abrirlo y llevarlo, pero se le venía muy despacio aquella embestida incierta. Le arrancó los últimos muletazos llevándolo muy tapado, imponiéndose. La espada deslució aquella faena de tira y afloja. Falló con la espada.

Damián Castaño buscó al segundo de la tarde para saludarlo y bregarlo. El de Escolar cumplió en el caballo y el público ovacionó a Alberto Sandoval por su gran tercio. Se alcanzó la faena de muleta y  la inició con una tanda sobre el pitón derecho. Le dio la media y corta distancia, adelantándole la mano para citarlo y arrastrarlo detrás del engaño. Las series fueron cortas pero bien llevadas y ligadas, aprovechando la movilidad del toro. Le costaba atender al primer cite, y según iba avanzando la faena le costaba más seguir el engaño, quedándose parado, teniendo que tragar Castaño con ello. Tocaba la tela a la salida y es que salía rematando arriba. Cambió al natural, pero le costaba mucho más, teniendo que pasarlo uno a uno con acople con un toro que no tomaba tan mal la tela en el inicio. Le tocaba con firmeza y mucha voz para que este atendiera. Se tiró a matar con todo y el pitón el dibujó la cornada en el abdomen.

Continuaba la tarde Gómez del Pilar que frenó, recogió, envolvió y trató de estirarse con el tercero de la tarde. Inició la faena de muleta con un trasteo en el que le fue bajando la mano y lo probó por ambos pitones. Siguió con la mano derecha en largo, acompañando la embestida con todo su cuerpo, encontrando la longitud en el trazo y la atención de los tendidos. Le bajó la mano toreandolo en los terrenos del tercio, apretándolo, pero siempre dosificando. Volvió a sacarlo, ahora dándole sitio y tiempo, teniendo que insistirle cada vez más en el toque para que entrara. Lo buscó poniéndole la tela en el hocico sin darle opciones entre las que elegir, pero poco a poco iba desarrollando, midiendo más, quedándose parado. Cambió por primera vez al pitón izquierdo, pero las miradas eran más que notables, soltándole la cara, por lo que intentó abrirlo y pasarlo de uno en uno, siempre asegurando el pase. Metió la mano con aseo, siendo esta estocada poco efectiva y con la que se demoró en doblar.

Robleño bregó y llevó enseñando la embestida en el recibo capotero, ganándole terreno. En banderillas fue ovacionado Raúl Ruiz, dando paso así al inicio de la faena, para la cual Robleño se fue a los terrenos del tendido siete. Lo pasó por ambos pitones, buscando acople e intentando atemperar la embestida. Siguió encontrar los terrenos. Se dispuso sobre el pitón derecho, con un toro que se le venía recto, que se quedaba corto y que no humillaba. Cambió al natural, siempre marcando con la ayuda el trazo, pero el de Escolar no tenía intención de someterse. Le marcó de referencia las tablas, toreando en la raya, pasándolo uno a uno, tratando de alargar y mostrar la salida, pero siempre dejando los vuelos para tirar de la embestida y volverlo a meter en el trazo. Retomó el pitón derecho, pero le medía todavía más, obligando a Robleño a rectificar. Fue a por la espada logrando hundirla al segundo intento.

Damián Castaño sacó rápidamente a los medios a un toro con el que no se pudo lucir, echándole las manos arriba en el capote. Se cumplieron unos tercios de varas y banderillas largos. Se logró alcanzar la faena de muleta con un  trasteo por abajo ante un toro incierto y al que decidió llevar al natural. Le abrió en los vuelos, separándoselo del cuerpo a un toro que no admitía la ligazón ni la expresión, saliendo con violencia del natural. Se le venía muy recto en ocasiones, poniendo la faena cuesta arriba. Decidió cambiar Castaño al pitón derecho, teniendo que estar en el tira y afloja de los pasos para que no lo prendiera, colocando el siguiente muletazo, siempre cruzándose y con la muleta en la cara. Decidió alargar aquella faena sobre el pitón izquierdo, robándole más embestidas muy cerca de las tablas. Lo mató.

Salió el cierraplaza al que saludó Gómez del Pilar, bregándolo por abajo hasta llevárselo a los medios, donde lo remató. Inició la faena tirando del animal, cambiándole los terrenos para seguirle con la mano derecha, pensándoselo mucho con un toro que estaba a todo y a nada. Arremetía con violencia en la tela sin terminar de pasar. Cambió al natural, buscándole las teclas a un toro que se le podía hacer poco, no había nada bueno en el. Atrevió y se fue a por la espada, pero no tuvo acierto.

Madrid. Toros de José Escolar para Fernando Robleño, palmas tras aviso y silencio; Damián Castaño, saludos y saludos; Gómez del Pilar, saludos tras aviso y silencio.

 

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