Vuelta al ruedo por coleta en una tarde de poder y entrega, pero sin toros en Madrid (Fotos y Video)

23 de junio de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Las Ventas acogía una corrida de toros en la que Morenito de Aranda, Fco. José Espada y Juan de Castilla se midieron a los ejemplares de la ganadería de Valdefresno. Los animales fueron escasos, mansos, sin fuerza y de pocas opciones. El único salvable fue el segundo, que quiso moverse algo más, pero en líneas generales duraron poco, viniéndose a menos rápidamente. Sin emoción ni transmisión. Morenito estuvo digno con un toro escaso al que poco se le podía hacer salvo pasarlo y llevarlo. Con el segundo de su lote logró llegar a los tendidos, a base de buscar a un toro escaso que se iba viniendo a menos, pero con el que alargó en exceso la faena. Fco. José Espada dio la primera vuelta al ruedo de la tarde tras una faena de insistencia en la que logró que sacaran los pañuelos blancos. Nada destacable salvo pinceladas sueltas con el quinto, al que le buscó las teclas, pero que estaba vacío. Poco le permitió el tercero de la tarde a Juan de Castilla, que terminó por rajarse. Con el sexto logró darle emoción a una faena en la que se midió al peor toro de toda la tarde, no tenía absolutamente nada, fue el que menos duró en la tela. Se tuvo que inventar la faena.

Morenito se fue a la puerta de chiqueros para recibir al abreplaza con una larga cambiada y después estirarse con un toro que miraba y pasaba. Se fue a los medios y brindó al público, para después iniciar su faena en los terrenos del tendido siete, pasándolo por ambos pitones. Se vio interrumpido aquel inicio por un animal escaso de fuerza que se cayó. Lo cambió de terrenos y en los medios lo fue pasando como pudo, con suavidad y muy despacio, tocando y llevando, siempre sin bajarle la mano, muy en línea. Mucha voz y uno a uno para robarle cada embestida, ya fuera por el derecho o por el izquierdo. Se la buscó en cada pase con un toro que pasaba sin emoción ni entrega, no humillaba y parecía pensárselo en exceso. Los últimos compases se desarrollaron con un animal venido a menos que se le venía recto. Falló con la espada y lo pasaportó con el descabello.

Salió el segundo de la tarde, al que saludó Fco. José Espada. El toro fue protestado de salida, pero el diestro logró frenarlo, recogerlo y sacarlo a los medios. No hubo lucimiento en la brega. Durante el tercio de varas se le pidió el cambio, pero el presidente no lo concedió. Se lució Juan de Castilla en el quite desde los medios. Se alcanzó la faena de muleta y empezó a pasarlo con delicadeza y despaciosidad, llevando a un toro que le respondió. Le dio tiempo y sitio entre tandas, para después continuar sobre el pitón derecho. Tuvo que acortar las distancias, siendo algo más irregular en los primeros dos muletazos. El diestro aprovechó la inercia del animal para envolvérselo y darle ligazón y continuidad, a pesar de que a veces se le quedara muy encima. Le alargó el trazo y trató de llevarlo con las yemas, pero terminó por desarmarlo. Tomó la franela y en el primer natural, el animal lo tomó con brusquedad, soltándole la cara. Tuvo que tocarlo con firmeza y pasarlo imponiéndose. Retomó el pitón derecho, culminando así aquella tanda y cambiando la ayuda por la espada. Lo mató.

El tercero de la tarde y primero para Juan de Castilla no mostró demasiado interés en el capote del colombiano. Lo bregó y ganó terreno hasta llevarlo a los medios. El tercio de banderillas resultó un auténtico caos con un toro que estaba a todo y a nada. Salió a los medios y brindó, para después iniciar su faena en aquellos terrenos, de rodillas, citándolo en la larga distancia. El animal se le arrancó con viveza y, aunque después tardó en seguir la tela, pudo torearlo de rodillas con cierta continuidad. Se levantó y remató aquel inicio que después continuó sobre el pitón derecho. Había incertidumbre en aquella embestida de un toro que pasaba, pero al que había que insistir en la cara para que aquello ocurriera. El toro no tenía emoción y mostró su intención de marcharse, pero Juan de Castilla logró mantenerlo a base de voz y un toque con el que lo llevaba metido. Le dio sitio y tiempo antes de seguir por el derecho, llevándolo en largo, echándoselo a la cadera, ligando. Las tandas fueron cortas y medidas, pero el toro terminó por irse, pero el colombiano se resistía y se fue a los terrenos que el animal marcó para pasarlo. Le metió la mano con acierto y determinación, pero con una colocación defectuosa. Culminó con el golpe de cruceta.

Salió suelto el cuarto, al que Morenito pasó genuflexo y no pudo lucirse con el en el capote. Después de brindar a Miguel Abellán se fue a los medios para iniciar su faena, pasándolo en largo y el toro se le fue. Tuvo que tirar del animal y volver a llevarlo a los medios para empezar a torearlo sobre el pitón izquierdo, marcando con la ayuda el recorrido. No hubo uniformidad ni acople con un toro ajeno a las demandas del diestro, abanto y sin fijeza. Se cruzó y le buscó la embestida, pero lo pasaba sin terminar de depurar aquella embestida irregular en la que iba soltando la cara. Cambió al derecho, más en largo, pasándolo, llevándolo a base de insisitirle y dejársela muy puesta, con mucha voz y un toque firme y fijador, robándoselas. La faena fue por el derecho, donde logró conectar con el tendido. Quiso dar una nueva tanda al natural, con un toro cada vez más venido a menos, con el que se cruzó y alargó en exceso. Mató con acierto, doblando el animal con rapidez.

Fco. José Espada saludó al segundo de su lote, al que logró meter y llevar. Resultó ovacionado Juan de Castilla en el quite. Empezó la faena pasándolo por ambos pitones, para definirse rápidamente por el derecho. Tuvo que luchar con el viento que empezó a molestar. No fue un inicio de emoción ni transmisión, todavía andaba buscándole las teclas a un toro irregular. Siguió por el mismo pitón, adelantándole la tela, echándosela a la cara, cruzándose, pero sin encontrar el acople. Lo mantuvo fijo en la muleta, pero no tenía nada con lo que emocionar el de Valdefresno. Lo intentó al natural, arrancándoselos de uno en uno, insistiendo con brusquedad en la cara, pero no pasaba. Falló con la espada.

Juan de Castilla saludó al cierraplaza con una brega llevada por abajo con la que recogió y llevó. Se desquitó al llevarlo al caballo. En el cambio de tercio, tras culminar las banderillas, el toro volteó con violencia a Raúl Cervantes y a Óscar Castellanos, quedándose entre los pitones contra el suelo. Afortunadamente, no pasó nada, más allá del susto y la cuadrilla de Juan de Castilla pudo saludar una merecida ovación. Se fue el colombiano a los medios para citar al sexto y llevar un inicio que caló en los tendidos, pasándolo muy despacio. Trató de tirar del animal y alejarlo en todo momento de las tablas. La faena la continuó por el derecho, encajándose con el por abajo, cuidando la embestida, pero sin escatimar en exigencia y gobierno. El toro, que marcó su tendencia a la madera, pasó y obedeció a las demandas de Juan. Sin embargo, cada vez se iba apagando más y las ganas y la garra del diestro, que lo llevó con firmeza y determinación, se veían empañadas por un toro rajado al que tuvo que torear en tablas. El público reconoció su esfuerzo, teniendo que meterse en unos terrenos comprometidos sin margen de error. Falló con la espada, pero el toro estaba metido en tablas dificultando la suerte.

Madrid. Toros de Valdefresno. Los animales fueron escasos, mansos, sin fuerza y de pocas opciones. El único salvable fue el segundo, que quiso moverse algo más, pero en líneas generales duraron poco, viniéndose a menos rápidamente. Sin emoción ni transmisión. Morenito de Aranda, silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras aviso; Fco. José Espada, vuelta al ruedo y silencio tras aviso; Juan de Castilla, palmas tras aviso y vuelta al ruedo.

 

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