25 de agosto de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez – Circuitos Taurinos
Colmenar Viejo celebraba la segunda corrida de toros de su Feria de Los Remedios. Los matadores de toros Alejandro Talavante, Daniel Luque y Pablo Aguado se midieron a los ejemplares de la ganadería de Montalvo. Los animales fueron escaso, no prestaron juego en las faenas, sin fondo ni clase. La tarde estuvo marcada por los animales y los aceros. Talavante pasaportó al primero de la tarde tras pasarlo por la muleta y probarlo por ambos pitones. Alargó con el cuarto, aún sabiendo que no tenía opciones y que el toro tampoco condiciones. Luque lo intentó y le buscó las opciones con un toreo asentado pero poco lucido por un toro que se le llegó a echar. Alargó en una faena de pinceladas con un quinto deslucido y vacío. Pablo Aguado quiso asentarse y buscar el arte con un toro que no humillaba y se quedaba a medio pase. Dejó la faena más destacado de la tarde en el sexto, que aunque el toro no humilló se dejó pasar.
Talavante saludó al abreplaza tratando de estirarse con el, pero salía suelto. Lo recibió en la franela con un ligero tanteo por abajo por ambos pitones. El animal no decía nada, así que tiró de el y se lo llevó más allá del tercio para empezar a llevarlo por el pitón izquierdo. Al de Montalvo se la puso abajo y uno a uno fue tirando de una embestida insípida que no tenía contenido alguno. Tampoco pudo tocarle la tela porque se descomponía. Lo pasó sin acoplarse y decidió pasaportarlo, aunque sin acierto, entrando a matar en varias ocasiones.
Luque saludó muy templado al segundo de la tarde, muy despacio, estirándose y luciéndose. Lo pasó genuflexo, exigiéndole por abajo brevemente, para después moverlo y cambiar los terrenos. Se decidió por el pitón derecho, tocando y pasando, mimándolo, pasándolo por alto. El toro se echó, pero una vez que lo levantó empezó a torearlo al natural, muy asentado, pasándolo con suavidad a cámara lenta. Dejó detalles de poso, pero sin opciones ante un toro flojo y mermado con el que tuvo que acortar faena y tirarse a matar.
Pablo Aguado se estiró con clase y torería en el saludo capotero con el tercero, ganándole terreno. Se alcanzó la faena de muleta y lo pasó muy despacio por abajo, intercalando pitones, sacándolo de tablas, tirando de un animal parado. Eligió el pitón derecho para desarrollar una primera tanda por alto, muy despacio y suave, tratando de llevarlo hasta el final, alargando las embestidas. Se lo envolvió en el uno a uno, dejando muletazos de mucho sabor, intentando sacar lo que no tenía. Cambió al natural adelantándole el vuelo a la cara, buscándolo a pitón contrario, enganchando la embestida y pasarlo hasta donde se dejaba. Seguía la muleta con la cara alta sin entrega ni clase. Culminó por ayudados por alto para después fallar con la espada.
Talavante trató de recibir al segundo de su lote, con el que se estiró ya en los medios. El diestro brindó desde los medios para después pasarlo mientras lo andaba y llevaba fuera del tercio con un inicio de faena muy torero. Se dispuso con el pitón izquierdo, a pies juntos, con un toreo al natural con el que se lo llevó a la cadera, alargando la embestida. El animal acometía, pero se quedaba corto. Hizo una tanda por el pitón derecho, pero no tardó en recuperar el toreo al natural, en un trazo largo, llevándolo método por abajo, con una continuidad comedida y más bien breve. El animal no tenía carbón y todos los intentos de Talavante caían en saco roto. Aun así, fue en la primera faena en la que la banda empezaba a tocar la música. Alargó aquella faena con un toro soso que cada vez le costaba más atender al cite. Mató con aseo.
Luque saludó a un quinto deslucido y de pocas opciones con el capote. Arruga se desmonteró tras un buen tercio de banderillas. La faena de muleta Luque la inició por alto, a pies juntos, sin rectificar ni un milímetro para pasarlo por ambos pitones. Siguió con una tanda por el pitón derecho en la que la continuidad se contaba en el uno a uno, con largas pausas entre pases. El animal, con el que lo estaba intentando al natural, era reservón, muy parado. Simplemente pasaba, sin una embestida clara ni definida. No había clase ni entrega en el de Montalvo. Recuperó el pitón derecho, con pases en los que Luque lo puso todo, pero no había nada en lo que rascar. Le robó unos últimos pases por abajo que calaron en los tendidos ante un astado que se violentaba. Tardó en doblar.
Aguado saludó al sexto bregándolo y llevándolo con suavidad. Inició la faena con un ligero tanteo por abajo con el que quiso exigirle, pero el animal pasaba de aquella manera. Continuó por el pitón derecho, pase a pase, adelantándole la mano y buscándolo a pitón contrario para pasarlo. El de Montalvo no humillaba, con una embestida irregular y una salida por alto que le obliga a parar y a recomponer. Cambió al natural, con una tanda continuada en el uno a uno. El empeño y entrega de Aguado hicieron las delicias de los tendidos. A pesar de que el toro no humillaba se asentó con el como su fuera bueno, dejando la muleta puesta para tratar de tirar del de Montalvo. Culminó entre adornos y un público entregado a la faena. Deslució con la espada y lo mató con el golpe de cruceta.
Colmenar Viejo. Toros de Montalvo. Los animales fueron escaso, no prestaron juego en las faenas, sin fondo ni clase. La tarde estuvo marcada por los animales y los aceros. Alejandro Talavante, pitos y silencio; Daniel Luque, silencio y silencio tras aviso; Pablo Aguado, silencio y silencio tras aviso.