7 de septiembre de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez
Aranjuez celebraba su tradicional corrida de toros goyesca del Motín. Los matadores de toros Alejandro Talavante, Daniel Luque y Ginés Marín se midieron a los ejemplares de la ganadería de Santiago Domecq. Los animales tuvieron un comportamiento variado, pero sin terminar de romper. Fue el cuarto de la tarde el más destacado, un toro de buenas condiciones. Talavante no encontró acople con el primero de su lote, un toro que se dejó llevar. No terminó de romper su faena al cuarto, al cual desarrolló por ambos pitones con un toro de muy buenas condiciones. Luque mostró disposición en una faena que no fue sencilla ante un toro que humillaba y se mantenía fijo en la tela, pero que se vino a menos muy rápido. Dejó una faena de mucho mérito ante el quinto, un toro que tenía poco que ofrecer, pero al que aprovechó al máximo. Ginés Marín desarrolla una faena voluntariosa ante un tercero escaso que no terminó de romper y que quería más que podía. Poco pudo añadir con el sexto, un toro con el que se entregó pero que no llegó a los tendidos.
Talavante falla con los aceros ante el primero de la tarde
Talavante saludó al abreplaza con alguna que otra pincelada con la que dio paso al tercio de varas. Se alcanzó la faena de muleta y lo pasó por ambos pitones, genulfexo, buscándolo por abajo, tratando de tirar de un animal que no tenía demasiada regularidad. Tomó el pitón izquierdo, de uno en uno, marcándole y abriendo el trazo, echándole los vuelos y dándole amplitud al natural. Lo toreó muy despacio, asentando el muletazo con un toro corto con el que no terminaba de acoplarse. Cambió al pitón derecho, pero no tardó en recuperar la mano izquierda, con la que se sentía más seguro y lo llevaba más largo. El animal se dejaba pasar y aunque cada vez se quedaba más corto Talavante no lo tuvo claro con el. Falló con la espada.
Luque corta la primera oreja de la tarde
Luque saludó al segundo de la tarde estirándose con el, con clase y despaciosidad, luciéndose en el recibo capotero. Se alcanzó la faena de muleta y Luque decidió iniciarla genuflexo, pasándose a su alrededor a un toro que humillaba y metía bien la cara. Siguió por el pitón derecho, pero el animal no se desplazaba, le costaba mucho entrar a los cites, convirtiéndose aquella primera serie en un tira y afloja. Había fijeza y humillaba, pero le faltaba fuerza. Siguió buscando las opciones y cambió al toreo al natural para adelantarle los vuelos a la cara y tirar de la embestida. Uno a uno, asegurando el pase, cruzándose y casi buscándolo a pitón contrario lo llevaba al natural. El toro se apagó muy rápido y desde el tendido tampoco tuvieron demasiada paciencia. Retomó el pitón derecho, pero cada vez se quedaba más corto ante la faena de esfuerzo y entrega de Luque, que hizo todo a favor del segundo de la tarde, metiéndose entre pitones para poner todo lo que le faltaba al de Santiago Domecq. Hundió el acero al segundo intento.
Ginés Marín saluda una ovación tras una petición no atendida
Ginés Marín saludó al primero de su lote en un recibo breve pero bien llevado en el que dejó pinceladas. Ginés Marín se dispuso con la muleta para iniciar la faena con ayudados por alto con un toro que tenía mejor entrada que salida de la tela. Continuó sobre el pitón derecho, dándole sitio y tiempo para después desarrollar una primera serie en la que las distancias jugaron un papel protagonista teniendo que adelantarle la mano y tocarle con suavidad para después acoplarse y pasarlo. El animal no humillaba, siendo incierto e incluso viniéndose por dentro. Cambió al pitón izquierdo, de uno en uno, midiendo la altura y las distancias con un toro de embestida deslucida que quería más que podía. Volvió al pitón derecho pero había poco que añadir. Le metió la espada con acierto y determinación.
Talavante corta una oreja al cuarto
Talavante saludó al segundo de su lote con variedad, luciéndose y estirándose con el. Se alcanzó la faena de muleta y el diestro se fue a los medios para recibibirlo en la tela por ayudados a pies juntos, intercalando con algún que otro pase cambiado por la espalda. Eligió el pitón derecho para continuar con un toro que le prestó movilidad. Talavante trató de darle continuidad e incluso lo buscó en la larga distancia para después aprovechar la inercia y envolvérselo en corto con una faena que estaba llegando a los tendidos. Alternó pitones aprovechando la buena condición que le brindó el cuarto de la tarde, un toro noble que se mantuvo fijo en la tela, permitiendo la expresión. No se asentó con el, pero sí que se estiró y se lo llevó hasta el final aprovechando todo su recorrido. Desluce con los aceros.
Luque corta las dos orejas al complicado quinto
Saludó Luque al quinto de la tarde al que llevó y enceló hasta lucirse en los medios, a pesar de que se le fuera suelto. Lo sacó de tablas con doblones por abajo, con los que se los fue llevando más allá del tercio. Siguió por el derecho con un quinto que se le metía por dentro y que tuvo que estar en un constante tira y afloja para evitarlo. Le dio salida y lo pasó en largo, siempre llevándolo sobre su propio eje, para que poco a poco se lo pudiera envolver, dejándole la tela en la cara. Le dio mucho tiempo y sitio entre series, para después retomar en una faena bien estructura, templada y pausada en la que quiso ordenar las embestidas, pasándolas de una en una, sobre todo por el pitón izquierdo. No tenía margen de error el de Santiago Domecq, con una embestida de escasa clase y celo ante la que Luque se mostró firme. Se metió en las distancias cortas, apurando para poder aprovechar todo lo que le podía ofrecer. Culminó con un buen espadazo.
Faena voluntariosa ante un sexto de escaso contenido
Ginés Marín recibió al sexto en un saludo capotero bien llevado en el que se lo llevó más allá del tercio, aprovechando la movilidad del animal. Inició la faena de muleta con la franela plegada, para empezar a pasarlo sin probaturas. Después de aquel inicio siguió toreando sobre el pitón derecho, pasándolo en largo, en el tira y afloja por intentar limpiar unos muletazos que el animal deslucía a su salida. Soltaba la cara y los protestaba. Ginés Marín se echó la muleta a la mano izquierda, pero sin encontrar el acople con aquel sexto que metía la cara abajo, pero que la levantaba en mitad del muletazo. Recuperó el pitón derecho, acortando las distancias, adelantándole y tocándole en la cara, siempre en el uno a uno. No había mucho donde rascar, así que se fue a por la espada y la hundió con acierto.
Aranjuez. Toros de Santiago Domecq. Los animales tuvieron un comportamiento variado, pero sin terminar de romper. Fue el cuarto de la tarde el más destacado, un toro de buenas condiciones. Alejandro Talavante, silencio tras aviso y oreja; Daniel Luque, oreja y dos orejas; Ginés Marín, saludos y ovación.