8 de septiembre de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos: Emilio Méndez
Navaluenga celebra la segunda de su Feria Taurina, una corrida de toros en la que los matadores de toros Cayetano, Ginés Marín y Jarocho se midieron a los ejemplares de la ganadería de Montalvo. Los animales mostraron buenas condiciones en la tela, dando opciones para triunfo de los diestros en una tarde llena de matices. Aunque a algunos les faltó empuje, dejaron pinceladas y un buen sabor de boca en los tendidos. El sexto fue el toro que menos opciones brindó, no hubo condiciones en su embestida.Cayetano desarrolló su faena por ambos pitones ante el primero de su lote, una faena de pinceladas con un buen toro de Montalvo. Cayetano logró asentarse con el segundo de su lote, una faena que de inicio fue frenética y caótica ante un toro que seguía el engaño.Ginés Marín encontró acople con firmeza ante un toro al que tomó el aire, llevándolo al tiempo que el animal marcaba y que no fue sencillo. Exprimió a un buen quinto de Montalvo en una faena que culminó con un estoconazo. Jarocho se impuso a un tercero que de inicio no fue nada fácil, muy brusco, pero que después hizo que la faena rompiera a más. Con el sexto poco pudo hacer, a pesar de insisitir en seguir pasándolo, aunque culminando con una buena estocada.
Cayetano desluce con los aceros ante un buen primero
Cayetano saludó al abreplaza en su capote, estirándose junto a las tablas y tratando de sujetarlo. Las dos veces que el toro entró al peto derribó al caballo y al picador. Se alcanzó la faena tras un complicado tercio de banderillas. Cayetano quiso recibirlo sentado en el estribo pero tuvo que captar su atención para meterlo en la franela y empezar a pasarlo con clase y despaciosidad. Aquel inicio suave dio paso a las primeras tandas por el pitón derecho, adelantándole la mano para llevarlo metido, enganchando su embestida y tirar de ella con suavidad. Cambió al natural, dejando pinceladas en algunos de los pases, echándoselo a la cadera. Sin embargo, no tardó en recuperar el pitón derecho y llevar a un toro que humillaba y se mantenía fijo en la tela, pero al que había que respetar las distancias y los tiempos para que mantuviera su regularidad, un toro de buena condición y codicioso que se entregaba y desplazaba por abajo. Falló con la espada.
Ginés Marín corta dos orejas tras una faena de mucha firmeza
Ginés Marín dejó alguna que otra pincelada en el saludo capotero con el segundo de la tarde, un toro más agarrado al piso. Se alcanzó la faena de muleta y Ginés Marín se fue a los medios para brindar al respetable. La inició con dobles por abajo, muy suaves, tirando de la embestida. Le dio tiempo y sitio tras aquel remate y continuó por el derecho, llevándoselo a la cadera, buscando envolvérselo, siempre mimando la embestida, cuidándola, aguantándola y esperándola. Ginés le tomó el aire a aquel toro de buena condición pero al que le costaba pasar, siendo bastante reservón y aburriéndose en la tela, la seguía con fijeza, pero a su ritmo pausado. Al natural encontró mayor armonía y profundidad en la longitud de los pases. Cambió al pitón derecho y solo tuvo que dejársela en la cara para tirar de la embestida y seguir pasándola, aunque ya a media altura culminaba una faena a la que le faltó empuje y en la que Ginés Marín estuvo muy firme. Mató de media estocada.
Jarocho corta dos orejas al tercero de la tarde
Jarocho bregó y pasó al primero de su lote, un toro algo incierto y que se pensaba su entrada en la tela. No tuvo opción de lucirse. El toro siguió desarrollando, mientras Jarocho brindaba al respetable para después iniciar su faena junto a las tablas para pasarlo genuflexo, entre miradas, pero bajándole todo lo que pudo y más el engaño. Lo acabó metiendo en la tela a base de voz y mucha determinación, llevándo lejos, muy lejos. El animal prestaba movilidad y ritmo, dotando a las series de ligazón y transmisión. Jarocho sacó partido al tercero, un toro cuyas salidas no era excesivamente definidas, pero que con un ligero tirón y posterior toque seguía el engaño. Cambió al natural, quizá abriéndolo en exceso, pero llevándolo metido en los vuelos, tirando en sus salidas para envolverlo en la serie. Todas las asperezas del inicio se fueron depurando y el animal se dejó llevar con matices buenos. Le costó cuadrarlo, pero cuando logró hacerlo le metió un espadazo efectivo.
Cayetano encuentra el compás y corta una oreja
Cayetano le fue ganando terreno al segundo de su lote en el saludo capotero. Cayetano brindó a Jarocho y después inició su faena doblándose, genuflexo, exigiéndole por abajo al cuarto. Continuó sobre el derecho, uno a uno, tocando y pasando, pero sin terminar de limpiar el muletazo, pues le enganchaba la tela en su salida. Cayetano empezó a pararlo y a darle forma a las tandas, limpiándolas, frenando aquel ritmo caótico que deslucía sus finales. Se asentó y sobre el pitón derecho y con la izquierda en la espalda se lo pasó alrededor de su cintura, muy despacio y con mucha suavidad, sin tirones, evitando que le tocara la tela y se descompusiera. El animal solo necesitaba que se la dejaran puesta y seguirla. Lo mostró también al natural, pero la faena ya estaba hecha, así que se fue a por la espada y pegó una estocada certera y efectiva.
Ginés Marín cuaja una faena de peso y corta las dos orejas y un rabo al quinto
Ginés Marín no se pudo estirar con el quinto en su saludo capotero. En el tercio de varas el toro derribó al picador y ambos animales quedaron tendidos en el firme. Se recompusieron y se retomó el tercio. Ginés dejó un inicio de faena templado y pausado por ambos pitones para después elegir el derecho. En aquella tanda, que fue corta, aprovechó la embestida para evitar que se parase y darle continuidad. Cambió al natural con toreo marcó y profundo en el que también hubo mucha pausa, luciéndose con aquel quinto de calidad y buena condición en la muleta. Continuó por el izquierdo en la continuidad del uno a uno, citándole a base de voz y vuelos en la cara para después romper la cintura y llevárselo hasta el final. Retomó las series por el pitón derecho con un toro que se desplazaba y seguía el engaño por abajo, metiendo bien la cara. Le volvió a dar tiempo y sitio antes de seguir toreándolo al natural, cruzándose y teniendo que buscarlo a pitón contrario. Parecía que ya no tenía más, pero el toro seguía embistiendo, culminando su faena con un estoconazo.
Jarocho, faena de esfuerzo ante un sexto sin opciones
Jarocho saludó al sexto con una larga cambiada de rodillas junto a las tablas. El animal tuvo una salida explosiva, dando mucho dinamismo al recibo. Se alcanzó la faena de muleta y Jarocho lo recibió en la tela en el tercio, pasándolo por ambos pitones muy despacio, entre probaturas, midiendo los terrenos, la distancia y la altura. Se fue a los medios con el y pedía paciencia mientras los seguía pasando y moviendo. Continuó por el derecho con un toro que seguía el engaño a base de arreones, pasando de largo e incluso saliendo ajeno a la faena, teniendo que llamar su atención a base de voz para sujetarlo y mantenerlo dentro. Lo pasó sin llevarle la contraria, pero insistiendo en tocarlas las teclas necesarias para arrancarle las embestidas y hacer faena. Lo mimó y cuidó en todo momento en series lentas y pausadas. Cambió al natural y el animal que ya había avisado en un par de ocasiones, terminó por echarse. Mató con una buena estocada que bien le valió la oreja.
Navaluenga. Toros de Montalvo. Los animales mostraron buenas condiciones en la tela, dando opciones para triunfo de los diestros en una tarde llena de matices. Aunque a algunos les faltó empuje, dejaron pinceladas y un buen sabor de boca en los tendidos. El sexto fue el toro que menos opciones brindó, no hubo condiciones en su embestida. Cayetano, palmas y oreja; Ginés Marín, dos orejas y dos orejas y rabo; Jarocho, dos orejas y oreja.
Incidencias:
Ginés Marín tuvo que pasar a la enfermería después de matar al quinto de la tarde por molestias en la mano.