12 de septiembre de 2024/Texto y fotos: Patricia Prudencio Muñoz
Arganda del Rey ha celebrado la cuarta novillada de su serial. Los novilleros Juan Herrero, Cristiano Torres y Mariscal Ruiz que se midieron a los ejemplares de la ganadería de Baltasar Ibán. Los animales tuvieron un comportamiento variado, pero en líneas generales dejaron cosas muy buenas en las faenas. Quizá fueron el primero, el cuarto y el quinto los más complejos. Sin embargo, el segundo fue extraordinario, con clase, ritmo y bravura. Hubo varios que mostraron clase, siendo el sexto el que siguió la tela con mayor franqueza. Juan Herrero desarrolló una primera faena solvente en la que estuvo firme con un novillo difícil. No tuvo demadiadas opciones con el cuarto, un novillo que rápido se mostró ajeno a la tela y que no pasaba. Aun así se empeñó en alargar y robarle las embestidas.Cristiano Torres cuajó una gran faena al segundo de la tarde, un novillo bravo, noble y con clase al que exprimió, dejando los mejores momentos por el pitón izquierdo. El quinto le planteó una faena de muchas teclas, un tira y afloja por los terrenos y la altura a la que llevarlo. A Mariscal le exigió mucho el complicado tercero, un novillo con el que no pudo encontrar expresión. Con el sexto dejó pinceladas pero sin alcanzar a que la faena rompiera.
Juan Herrero deslució con los aceros
Herrero saludó al abreplazas bregándolo y ganándole terreno para llevárselo a los medios. Se alcanzó la faena de muleta y Herrero quiso iniciarla de rodillas en los medios, pero en el primer pase lo desarmó. Se le metía por dentro, por lo que tenía que marcarlo y llevarlo para evitarlo. Continuó al natural, marcando el trazo con la ayuda, pero sin evitar que se le viniera recto y le punteara la tela descomponiendose a su salida. Cambió al derecho, tocándole adelante y bajándole la mano, buscando una firmeza y gobierno que encontró con cierta intermitencia. Le dio tiempo y sitio, mostrando más seguridad ante el complicado de Baltasar Ibán. Sin embargo, necesitaba pausa y mucha firmeza para evitar que las tandas resultaran atropelladas y deslucidas. Siguió con solvencia, sabiéndolo llevar, plantando cara a las dificultades. Deslució su faena con los aceros.
Cristiano Torres deja alguna que otra pincelada en el saludo capotero con el primero de su lote, pudiendo estirarse con alguna que otra verónica. Inició la faena genuflexo en tablas, pero rápidamente se lo sacó a los medios. Siguió sobre el pitón derecho, citándolo arriba para después bajarle la mano todo lo que pudo y más. Se la dejó puesta y tiró en muletazos dotados de profundidad y determinación, llevándolo en largo y calando en los tendidos. Rompió la cintura para enroscárselo, con giro de muñeca con el que no había fin en unas tandas en las que se degustó una embestida repleta de clase, nobleza y bravura. Lo estaba cuajando en una extraordinaria tanda al natural en la que toreó con poder, clase y mucha torería. Se tiró con todo a matar, pero el novillo se tragó la muerte y tardó en doblar.
Mariscal, sin opciones con el tercero de la tarde
Mariscal bregó y llevó a un tercero que se quedaba corto, siendo más deslucido, frenándose a su paso. Protagonizó el tercio de banderillas. La faena de muleta se inició con un tanteo por ambos pitones con el que se lo llevó los medios, pues el animal le apretaba en tablas. Siguió por el pitón derecho ante un novillo al que había que llevar muy metido, muy toreado para evitar que lo sorprendiera. Le buscó las teclas, pero el animal no se lo puso fácil, era exigente y había que marcarlo y fijarlo para pasarlo y evitar que se le metiera por dentro. A pesar de intentarlo por el derecho, retomó el pitón izquierdo. Lo siguió pasando hasta que cambió la ayuda por la espada.
Juan Herrero alarga una faena sin demasiadas opciones con el cuarto
Juan Herrero se encontró un cuarto suelto al que logró meter en su capote, pero sin poder lucirse con el. Reinó el caos en el tercio de banderillas. Inició la faena de muleta junto a las tablas, costándole captar la atención del novillo, que finalmente se arrancó y logró ligar el inicio hasta sacarlo de tablas. Continuó por el pitón derecho, pero sin encontrar demasiado acople, por lo que cambió al toreo al natural, tocándole abajo para después marcarle el trazo con la ayuda. El animal había mirado a tablas y se fue ajeno a la franela, obligando a Herrero a tirar de el y llevárselo de nuevo a los medios. Fue un tira y afloja continuo por mantenerlo en la tela, pero ya no pasaba y no había más de donde rascar. Aún así se empeñó en seguir pasándolo y robarle las embestidas.
Cristiano Torres, faena de muchas teclas ante el quinto
Cristiano Torres le echó el capote abajo y lo llevó, ganándole terreno. En la faena tuvo un inicio muy torero, llevándolo con suavidad, luciéndose con bonitos remates. Le dio tiempo y sitio para después seguir por el pitón derecho, pitón en el que tuvo que atacarlo, adelantándose para enganchar su embestida y llevarlo. Le costó encontrar las teclas que tocar e incluso alternó pitones. Tenía unas salidas bruscas y deslucidas que le obligaban a recomponer las series. No hubo acople con las embestidas de un quinto algo desigual. Trató de llegar a los tendidos metiéndose entre pitones, pero el novillo ya no pasaba.
Mariscal Ruiz deja pinceladas ante el sexto
Mariscal salió y no se dejó nada en el tintero ante el sexto, estirándose con gusto en el saludo capotero. Mariscal inició la faena por estatuarios a pies juntos, sin rectificar ni un solo centímetros, calando en los tendidos. Eligió el pitón derecho y la larga distancia para empezar a torearlo, aprovechando la inercia de un novillo que mostró movilidad y repetición, manteniéndose fijo en la tela. El animal necesitaba sitio y tiempo, pero a la salida de los muletazos se descomponía desluciendo. Se encajó y le corrió la mano para llevarlo metido en la tela, alargando y envolviéndoselo a su alrededor, pero sin rematar sus salidas. Dejó media estocada efectiva.
Arganda del Rey. Novillos de Baltasar Ibán. Los animales tuvieron un comportamiento variado, pero en líneas generales dejaron cosas muy buenas en las faenas. Quizá fueron el primero, el cuarto y el quinto los más complejos. Sin embargo, el segundo fue extraordinario, con clase, ritmo y bravura. Hubo varios que mostraron clase, siendo el sexto el que siguió la tela con mayor franqueza. Juan Herrero, silencio y silencio; Cristiano Torres, dos orejas tras aviso y palmas; Mariscal Ruiz, silencio y palmas.