La firmeza y la raza de Juan Pablo Ibarra y la entrega de Juan Alberto Torrijos destacan en Moralzarzal (Fotos)

20 de septiembre de 2024Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Moralzarzal abría su Feria Taurina con una novillada sin caballos en la que Javier Cuartero, Juan Alberto Torrijos y Juan Pablo Ibarra se midieron a los erales de la ganadería de Ginés Bartolomé. Los animales presentaron un comportamiento variado, exigentes y con muchas teclas. No fueron sencillos y dificultaron la labor de los novilleros con la tela. Juan Alberto Torrijos logró entenderse por el derecho en dos tandas de calado en los tendidos ante un novillo que tuvo sus teclas. Su faena con el cuarto fue a más, calando en los tendidos y entendiéndose con el de su lote. A Cuartero le exigió el segundo, un novillo irregular con el que no logró acoplarse pero que terminó llevando al natural. Con el quinto buscó las teclas, pero se le vino a menos muy rápido y escaseaba de fuerza, por lo que la faena no terminó de romper. Juan Pablo Ibarra estuvo por encima del tercero, un novillo desclasado y sin fondo que no pasaba. Estuvo firme con el sexto a pesar de las teclas que este le pudo plantear, pero pinchó su faena.

Torrijos, primera ovación al ruedo de la tarde 

Saludó Juan Alberto Torrijos al abreplaza, llevándolo por verónicas. Le siguió el quite de Cuartero, que recibió una ovación desde los tendidos. Inició la faena de rodillas en el tercio, pasándolo por ambos pitones. Siguió desde los medios sobre el pitón derecho, aprovechando la inercia de una embestida que tenía ritmo, pero no uniformidad. Se desplazaba y seguía el engaño, pero Torrijos no logró limpiar los muletazos. Por el izquierdo, se lo dejó en la cara y lo pasó recto, dándole salida, sin acoplarse. Al derecho, encontrando ligazón y una tanda que caló en los tendidos. Atemperó la embestida y logró asentarse con el de Ginés Bartolomé. Ya se empezaba a aburrir en la tela, embistiendo a medio gas. Le costó meter la espada, pero lo mató.

Cuartero, faena de tira y afloja ante un segundo irregular y exigente

Javier Cuartero desarrolló un lucido saludo capotero al segundo de la tarde. Igual de lucido resultó el quite del mexicano Juan Pablo Ibarra. Brindó desde los medios para después pasar por alto a un novillo que le protestó el inicio. Se lo fue llevando a los medios, donde siguió por el pitón derecho con un novillo protestón pero con celo y exigente. Lo movió y cambió de terrenos, sin terminar de entenderse al natural, siendo también irregular por el izquierdo. Quiso insistir con un eral al que le llevó con la tela puesta en la cara. Recuperó un pitón derecho descoordinado, obligándole a volver a llevarlo al natural. Lo desarmó, pero no tardó y continuar por el izquierdo, dejándose pasar sin clase ni entrega. Lo mató tras varios intentos.

Juan Pablo Ibarra, por encima del tercero de Ginés Bartolomé

Se estiró con gusto Juan Pablo Ibarra en el saludo capotero al tercero de la tarde, al que le ganó terreno. Se alcanzó la faena de muleta, pero antes brindó desde los medios. En aquellos terrenos inició su faena de rodillas con un pase cambiado por la espalda para después seguir toreándolo. Le dio tiempo y sitio para continuar por el pitón derecho, primero en largo para después tratar de aprovechar la inercia. Sin embargo, no había chispa en la embestida, tampoco brindaba la oportunidad de la ligazón. Cambió al natural, desluciendo los pases con sus salidas desmedidas por alto. Buscó el calado, con pases a pies juntos y cambios de mano. Siguió por el izquierdo, uno a uno, sin oportunidad de lucimiento. Se impuso ante un novillo desclasado y sin fondo que no pasaba. Humillaba abajo al inicio del pase, pero sus salidas no tenían nada que ver. Aun así, Ibarra culminó con unas manoletinas muy ceñidas para después meterle un espadazo que no tuvo efecto inmediato en el animal.

Torrijos corta una oreja al cuarto en una faena que va a más

Torrijos saludó al segundo de su lote, un novillo que salió suelto y al que tuvo que envolver en su capote. Inició la faena con ayudados por alto y por bajo, sacándolo a los medios. El animal seguía saliendo suelto y en los primeros compases se dedicó a moverlo y a cambiarle los terrenos. Se dispuso por el derecho, en una primera tanda poco definida. Poco a poco, logró asentarse con el y ligar los pases, asentándose con el, dejándosela puesta y tirando de una embestida embebida en la tela. Cambió al natural, con una serie breve pero aplaudida entre el público. Insistió sobre aquel pitón, sin terminar de bajarle el engaño, pero sin dejarle ver otra cosa. Encontró las teclas con un toreo en redondo con el que pudo lucirse y conectar con los tendidos. Volvió al pitón derecho para después seguir alternando pitones, ahora sí, bajándole la mano. Culminó por manoletinas y una estocada con la que tardó en doblar.

Faena sin acople ni espada ante un quinto muy venido a menos

Cuartero recibió en su capote al quinto de la tarde, al que frenó y pasó por verónicas, estirándose con el mientras le ganaba terreno. Se lució Juan Pablo Ibarra en el quite, echándose el capote a la espalda. Brindó desde los medios y después de dejar allí la montera se fue a por el animal para recibirlo en tablas, por abajo, genuflexo. Lo tanteó y pasó para después irse a los medios y empezar a llevar por el derecho a un eral justo de fuerza. Tuvo que cuidarlo y pasarlo a media altura para evitar que perdiera la manos. El de Ginés Bartolomé seguía el engaño queriendo más que pudiendo. A media altura se lo envolvió en una faena de cierto calado pero que no terminaba de romper. Una faena de tira y afloja constante por la altura, la distancia y el sitio, teniendo que desarrollar series cortas y medidas que le aguantara el quinto, pero sin lograr limpiar los muletazos. Tanto le apuró que los dos cayeron. Falló con el acero.

Desluce su faena al sexto con el acero

Juan Pablo Ibarra se estiró con el sexto, un novillo al que pasó en largo, encelándolo en su capote al tiempo que lo fue llevando a los medios, donde lo remató. Hubo quite, por parte de Torrijos, pero también réplica por parte del mexicano, que expuso. Lo tiró al suelo y lo volteó bruscamente a pesar de intentarse hacer el quite a él mismo. Todo quedó en un susto y se siguió con el tercio de banderillas. Se alcanzó la faena de muleta y se fue a los medios para brindar. Allí recibió de rodillas al segundo de su lote, al que toreó para después seguirle y rematarlo una vez levantado. Le dio tiempo y sitio para después buscarlo por el pitón derecho, pasándolo en largo para que poco a poco, aprovechando la inercia, acortara las distancias. No le sobraba la fuerza, así que dosificó, con pausas entre tandas. Le bajó la mano a un toro sin chispa, que pasaba ante la imposición y firmeza de Juan Pablo. Cambió al natural, teniendo que marcarle el trazo, desarrollando la tanda con mucha intermitencia, dejándosela puesta y tirando de la embestida. Metido en tablas, tiró del animal para llevarlo al tercio y seguir sobre el pitón derecho, muy despacio y con mucha suavidad. Buscó la emoción que le faltaba al sexto con algún pase cambiado por la espalda y las distancias cortas. Culminó por bernadinas muy ceñidas y una estocada en la que se tiró con todo al segundo intento, pero que no fue efectiva.

Moralzarzal. Novillos de Ginés Bartolomé. Los animales presentaron un comportamiento variado, exigentes y con muchas teclas. No fueron sencillos y dificultaron la labor de los novilleros con la tela. Juan Alberto Torrijos, vuelta al ruedo y oreja; Javier Cuartero, vuelta al ruedo y silencio; Juan Pablo Ibarra, oreja y saludos.

 

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