La raza de Roca Rey empañada con el acero y las pinceladas sevillanas de Ortega y Aguado, que cortan una oreja en Logroño (Fotos)

24 de septiembre de 2024/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Logroño ha celebrado su cuarto festejo de la Feria de San Mateo, una corrida de toros en la que los matadores de toros Juan Ortega, Andrés Roca Rey y Pablo Aguado se midieron a los ejemplares de la ganadería de Fuente Ymbro. Los animales, que fueron variados en comportamiento, tuvieron sus teclas, pero permitieron la expresión, sobre todo el tercero, que fue el mejor toro de la tarde. El que menos opciones brindó fue el cuarto, que no se prestó ni se entregó. Juan Ortega hizo el toreo lento con la clase sevillana, ante un primer toro llevadero que se quedaba corto, pero que era noble. Lo pasó y lo probó por ambos pitones, pero no tuvo opciones con el cuarto de la tarde. Roca Rey se impuso con raza ante el segundo, encontrando el acople por el pitón derecho, fue a partir de que el toro le volteara cuando el público se metió de lleno en la faena. Lo intentó por ambos pitones, con un trazo largo y asentado por el derecho, siendo eso lo más destacado de una faena en la que la emoción llegó en las últimas series del peruano. Aguado exprimió al tercero de la tarde, un toro al que llevó por el pitón derecho, con el que gustó y se gustó. No tuvo opciones con el sexto, un toro al que le buscó e intentó, pero no tenía contenido que sacarle.

Juan Ortega corta la primera oreja de la tarde

Ortega saludó al abreplaza, tratando de templar y ordenar, ganándole terreno, llevándolo encelado. Inició la faena de muleta por abajo, sacándolo del tercio para después ponerse sobre el pitón derecho, tocando con firmeza y deslizando. El de Fuente Ymbro seguía la tela con firmeza y buen ritmo, a lo que Ortega respondió con despaciosidad, en un toreo lento en el que llevaba la tela cosida al hocico. Continuó en los medios, por ayudados para después seguir al natural, girando con el, mimando aquella embestida corta pero noble. Le metió la mano con habilidad, pero terminó usando el cdescabello.

Roca Rey acorta las distancias y llega a los tendidos

Roca Rey se estiró por verónicas al paso con el segundo de la tarde y primero de su lote, un toro que le brindó opciones para lucirse. Se alcanzó la faena de muleta y se fue a los medios para pasárselo por la espalda y después aprovechar la inercia y llevarlo ligado, envolviéndoselo. Eligió el pitón izquierdo para pasarlo en largo entre muchas pausas ante un toro de embestida irregular y a dos tiempos que deslució su serie al natural. No hubo acople y cambió al pitón derecho, en un trazo largo en la que al final le giró la muñeca para llevarlo metido y darle continuidad. No termina de calar su faena. Se mantuvo en los medios, estando muy enrazado, acompasando la embestida y limpiando los muletazos por el derecho. Recuperó el pitón izquierdo, pero tras una tanda de escaso calado, fue a rematarlo y lo volteó por el derecho. Tomó la franela y volvió a la cara del animal, provocando los aplausos del respetable, entrando ahora de lleno a su faena. El peruano aprovechó para meterse entre pitones y darle el calado que no había alcanzado en toda la faena, con un toro cada vez más medido. Falló con la espada.

Aguado exprime al tercero de la tarde y corta una oreja

Pablo Aguado trató de saludar al tercero de la tarde, un toro suelto y justo de fuerza con el que no pudo estirarse. Lo tanteó por ambos pitones junto a las tablas para sacárselo a los medios. En aquellos terreno continuó por el pitón derecho, uno a uno, arrastrándolo detrás de la tela, llevándolo a media altura, mimando las embestidas para que le aguantara. Le dio tiempo y sitio al tercero, un toro que embestía con movilidad y aunque seguía la tela, salía de la tela algo desentendido. Aguado se lo llevó a la cadera, con un trazo curvilineo en el que no le quitó la muleta de la cara. Cambió al natural, en series lentas y pausadas. Sin embargo, no tardó en recuperar el pitón derecho, por el que desarrolló su faena, agotando las embestidas a un toro noble que ya le había dado todo. Mató con acierto.

Juan Ortega, sin opciones ante el cuarto

Juan Ortega frenó y recogió las embestidas del cuarto en su capote, bregándolo hasta sacarlo del tercio. Tras un desastroso tercio de banderillas, Ortega lo probó por alto, pasándolo por ambos pitones, sacándolo muy despacio de tablas. El toro, muy agarrado al piso, no se desplazaba, embestía a base de arreones sin ritmo, punteando la tela a su salida. Cambió al pitón izquierdo, adelantándole los vuelos a la cara, llevándolo a media altura, pasándolo de uno en uno sin opción al lucimiento o la expresión. Volvió al pitón derecho, asentándose, pero sin lograr limpiar los muletazos. Falló con el acero.

Roca Rey pincha su faena con el quinto

Roca Rey recibió al quinto, pasándolo, bregándolo por abajo, sin poder estirarse ni sacarlo de tablas. Brindó al público desde los medios y desde aquellos terrenos tuvo que darle el primer muletazo, pues se le arrancó. Reestructuró el inicio y agarrado a tablas lo pasó por ambos pitones para después moverlo y tirar de el más allá del tercio. Se decidió por el pitón derecho, pasándolo, dándole tiempo y sitio antes de iniciar aquella primera serie. Hubo muchas pausas y lo llevó de uno en uno, alargando el trazo y asentándose con el. Le bajó la mano, siguiendo la embestida, ayudándolo y pasándolo. Cambió al izquierdo, cruzándose para después buscar a pitón contrario con un toro que simplemente se paseaban por la tela, sin entrega ni chispa. Volvió al pitón derecho, pitón por el que ambos se acoplaron para llevarlo en largo, muy encajado con un quinto que siguió con nobleza y fijeza el engaño. La faena parecía empezar a romper en estos compases, en los que acortó las distancias, sacando provecho de aquel pitón derecho. Culminó por bernadinas, para después recorrerse media plaza con un toro que se le venía andando y al que pinchó.

Intentos de Pablo Aguado ante un sexto sin contenido

Aguado saludó al sexto, sin poder lucirse con el. Se fue a los medios para brindar al público, después pasarlo por abajo, genuflexo, tirando del animal hasta llevárselo a los medios. Siguió sobre el pitón derecho con un toro que perdía las manos y al que no podía exigir en exceso, teniendo que pasarlo a media altura, con suavidad y con un toreo lento. Aquella faena no estaba llegando a los tendidos, pero el de Fuente Ymbro no daba para mucho más, así que optó por atacarlo y acortar las distancias, poniéndole la muleta en la cara, tirando de el. Encontró continuidad. Por el izquierdo se lo pensaba, teniendo que insistirle el sevillano en el cite. Recuperó el pitón derecho en un tira y afloja sin calado ante un toro de embestida desclasada en la que ya solo le ofrecía algún que otro arreón si se veía podido. Falló con el acero.

Logroño. Toros de Fuente Ymbro. Los animales, que fueron variados en comportamiento, tuvieron sus teclas, pero permitieron la expresión, sobre todo el tercero, que fue el mejor toro de la tarde. El que menos opciones brindó fue el cuarto, que no se prestó ni se entregó. Juan Ortega, oreja y silencio; Andrés Roca Rey, silencio tras aviso y palmas tras aviso; Pablo Aguado, oreja y silencio tras aviso.

 

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