Hace cuatro años hicieron el paseíllo en Burgos, Fernando Robleño, Joselito Adame y Fortes ante un encierro del Conde de Mayalde como materia prima ganadera.
28 de junio de 2020/Texto y Fotos: Emilio Méndez
El 27 de junio de 2016, llegaba la a tercera de la feria de Burgos, que arrancó excepcionalmente a las nueve de la noche para no coincidir con el horario del partido de fútbol de la selección española que también se jugaba ese día, el ambiente tenía un aire reivindicativo, sobre todo por parte de dos toreros que necesitaban de un golpe de triunfo para seguir pidiendo sitio.
Fueron los casos del Joselito Adame, que entró en el cartel por la vía de la sustitución en el lugar de Manuel Escribano, convaleciente de la gravísima cornada del sábado en Alicante, y que había demostrado en esta temporada y en este festejo en Burgos que se debía seguir contando con el mexicano para las ferias; y también, Fortes, que había maravillado a los tendidos con una soberbia actuación, especialmente en el tercero de corrida, al que desorejó.
Fue éste un toro bueno y boyante, con el que el malagueño hizo las delicias del respetable con un extraordinario toreo de capote y con una faena de muleta rotunda de principio a fin, y salpicada de momentos de notable improvisación.
El primero fue el inicio por bernadinas, suerte que suele utilizarse como epílogo antes de montar la espada, y también en los rodillazos que alternó entre series. El toreo fundamental fue también de alto nivel, sobre todo sobre la mano diestra, por donde toreó con cadencia, gusto y mucha naturalidad.
Hubo también un final de cercanías muy a modo, que dio paso a una gran estocada, lo que le granjeó el doble trofeo.
El sexto fue otro toro noble y manejable que, sin embargo, fue apagándose poco a poco. Fortes volvió a rayar a gran altura, sobre todo en un emocionante y escalofriante arrimón, lo que, tras otra buena estocada, le valió para pasear otro apéndice.
Adame llevó a cabo dos faenas de muy similar corte. Anduvo variado y animoso el hidrocálido con el percal, y, muleta en mano, anduvo reposado en sendos trasteos limpios y bien conjuntados, que tuvieron asimismo oportuna rúbrica con los aceros, lo que le permitió pasear una oreja al término de cada uno de ellos.
Robleño, que no pudo hacer nada con el rajado y remiso primero, se mostró muy tesonero y entregado con el cuarto, al que pudo haber cortado una oreja de no haber fallado a espadas, como así hizo el madrileño.
Ficha: Toros del Conde de Mayalde, bien presentados y de buen juego en general, a excepción del rajado y remiso primero, que fue pitado en el arrastre. Fernando Robleño: pinchazo y estocada (silencio); y tres pinchazos y dos descabellos (silencio tras aviso). Joselito Adame, que sustituía a Manuel Escribano: estocada (oreja); y gran estocada (oreja). Fortes: estocada (dos orejas); y estocada (oreja). El recinto cubierto del Coliseum registró media entrada en los tendidos.