Otros con menos van al baile

Varea se retira tres días después de que Roca Rey anunciase que no torearía agosto y tan sólo una ínfima parte de sus sustituciones fuesen para toreros que sostendrán el mañana de la Fiesta.

28 de julio de 2019/Javier Fernández Caballero

Lo de entregar la juventud a un proyecto de vida puede parecer más o menos típico tópico cuando se habla de un torero, pero cuando uno como Varea decide cortarse la coleta no queda otra que sacar a relucir lo que ese tío ha pasado. Porque él, un soñador que ha tenido que renunciar al botellón semanal, aparcar vicios en la flor de sus días y reventarse a físico las mañanas de los domingos por intentar mecer las manos como lo hacía de capote, ha entregado lo que lleva vivido a este rito. Y ahora se va. Así de cruel.

Y si cruel es la realidad, más cruentas aún son las circunstancias en las que se sumerge este hecho, porque tan sólo tres días habían pasado desde que Roca Rey anunciase que no torearía en todo el mes de agosto y tan sólo una ínfima parte de sus sustituciones han ido a parar a los toreros que sostendrán el mañana de este espectáculo. Y ojo, que es totalmente respetable que el empresariado quiera asegurarse con sustituciones de este palo, al menos, que no van a desangrar la taquilla, pero el semillero del mañana seguirá estando vacío si no hay apuesta.

Hoy, que el soñador no es altruista y que el alma quijotesca se perdió en cuanto nació whatsapp, el soñador veinteañero que significó Varea de novillero todavía yace en la retina de quienes lo vieron torear de verdad. Porque este viernes esa terna generacional que Nimes parió en 2016 –Lorenzo, Marín y Varea- se ha visto rota.

Se va un torero diferente, un joven que decidió dejar ese apelativo para transformarse en el hombre que ya se enfrentaba a la muerte. Un torero que tuvo la personalidad -que es la que faltó a muchos de sus compañeros que quedaron por el camino- para estar bien y también para estar mal. Porque sabía Varea que mecía bien la capa y que tenía su cosa con la muleta, pero también que algún petardo le pasó factura.

Esperemos que la plata no sea su decisión, que el arrebato sea leve en el tiempo y que éste cure la decisión tomada. Suerte, torero, aunque otros con menos vayan al baile. No has entregado en balde tu juventud a esta liturgia, aunque siga sonando a típico tópico.

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