Con dos orejas del sexto y una estelar actuación sin espada en el primero, el torero sevillano se adueña del escenario onubense; pitos y ovación para Morante y oreja para De Miranda
3 de agosto de 2019/Pablo López Riobo
Una corrida de Albarreal presentaba este sábado la plaza de toros de La Merced de Huelva para la tercera de su Feria de Colombinas. Morante de la Puebla, David de Miranda y Pablo Aguado hacían el paseíllo en el coso andaluz.
Y las musas se dejaron caer hoy por la Merced, esas que se mueven por impulsos, caprichosas por naturaleza y tan anhelada por muchos. Esas musas que inspiraron a un sevillano de gesto serio pero con la sonrisa fácil. Esas musas que hoy sacaron de su apatía a un torero genial que vive entre el conformismo y la genialidad. Esa que hoy se vio en la capital onubense. Pero hoy, orejas a parte se vio torear de verdad, hoy en Huelva la gente salió sorprendida por los derroteros en los que se tornó la tarde, hoy por Colombinas esas musas que van y vienen como gaviotas buscando tierra firme decidieron inspirar a unos toreros tan geniales como necesarios.
No hubo historia en el primero de la tarde, un toro parado y justo de fuerzas y un torero que no quiso meterse con el animal. El de Albarreal, muy justo de presencia evidenció su condición prácticamente de salida. Una tanda duró la faena antes de que Morante macheteara por la cara. Tras entrar sin convicción y pinchar en varias ocasiones el público mostró su disconformidad pitando al de la Puebla.
Volvió De Miranda a Huelva convencido de su triunfo, y así lo hizo. Ante un toro desigual en sus embestidas pero con fondo de nobleza, el de Trigueros exprimió al animal a base de temple, valor y cabeza. Aguantó coladas por el izquierdo, por ese pitón picaba por dentro, si embargo por el derecho si tenía mayor nobleza y temple, lo que aprovechó David para ligar series de fino trazo y zapatillas asentadas. Conectó rápidamente con sus paisanos en una faena inteligente y medida. Tuvo mérito porque el animal pegaba una miradita antes de llegar al embroque, había que tragarle y así lo hizo. Tras la estocada paseó una oreja pese a pedir la plaza la segunda. Antes había dejado un variado y ajustado quite por tafalleras y chicuelinas, previo a un tercio de banderillas en el que sus banderilleros se destocaron por su buena actuación.
Huelva esperaba a Aguado y este no les falló. Ante el tercero de la tarde, un interesante ejemplar de Albarreal el sevillano tocó todos los palos. Templó a la verónica de salida, posteriormente galleó por chicuelinas para llevar al toro al caballo y por último brilló en un quite con una media al ralentí. Ya con la muleta cuajó de principio a fin al animal, por ambos pitones llevó cosida la embestida del de Albarreal. Derechazo hondos, naturales acompasados, cambios de mano, trincherillas de cartel, pases de pecho a la hombrera contraria, todo con el sello de la naturalidad. Huelva se entregó a un torero que dejó en el albero onubense la faena de lo que llevamos de feria. Toreó como muchos sueñan. Cerró de forma muy torera, antes había metido a la parroquia en un inicio de faena por bajo con sello de autor. Pero cambió las dos orejas por una vuelta al ruedo. Toreó como pocos pero mató mal. Una pena porque el triunfo era de clamor.
Salió expoleado Morante tras la gran faena de Aguado en el tercero. Serían las musas. El de la Puebla ya dejó su sello en un recibo a la verónica en el que dejó tres verónicas para guardar en la memoria. Llevó al animal a una mano al caballo para posteriormente iniciar junto a la puerta grande su faena. Tuvo nobleza el animal, pero le faltó fondo. Quiso Morante, pero ya se sabe, Dios dispone… Dejó retazos de su gran concepto, gotitas de su incuestionable torería, parecía que iba para faena grande, pero se desvaneció al desfondarse el animal. Las musas se le aparecieron a Morante atraídas -quizás- por la actuación de Aguado. Bienvenidas sean si es para ver cosas como las de hoy. Tras pasaportar al toro recibió una cariñoso ovación.
Se estrelló David de Miranda con el sobrero de Torrealta, un ejemplar de esos que te hacen pasar miedo y al que David consiguió por momentos robarle meritorios muletazos pese a faltar le dar un pasito más. Pese a las dificultades del animal el de Trigueros no se arredró, le plantó cara para dejar claro que también hay que estar bien con el malo. Se lo pensó siempre el de Albarreal, embistiendo muchas veces a dos velocidades, topando más que embistiendo. Toro que nunca fue metido en la muleta y al que había que bajarle los humos. Porfió De Miranda pero la faena no tuvo continuidad. Mató mal escuchando finalmente ovación desde el tercio.
Y volvió Aguado a enamorar a la Merced. Ante el noble pero justo de raza sexto le realizó una faena de guante de seda. Mueleteó con naturalidad y suavidad a un toro que requería de una lidia perfecta. Aguado le dio tiempos, espacio, le ayudó cuando fue necesario y le apretó cuando la faena lo requería. Faena basada en la media altura, pero eso no fue óbice para que se jalearan los muletazos de una forma rotunda. Acertó en los terrenos, todo lo hizo a favor del toro. Inteligente Aguado ya que sabía que no podía exigirle a un toro que tenía los muletazos contados. Hubo sabor, cadencia, pulso y mucha naturalidad. Por ambas manos canalizó las nobles embestidas del de Albarreal. Cerró a pies juntos antes de dejar una estocada entera pero algo caída. No se le escaparon las dos orejas. Puerta grande al toreo caro de Aguado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Merced, Huelva. Tercera de la feria de Colombinas. Corrida de toros. Casi lleno.
Toros de Albarreal. Desiguales de presentación y juego. Destacó el bravo tercero.
Morante de la Puebla, pitos y ovación.
David de Miranda, oreja y ovación.
Pablo Aguado, vuelta y dos orejas.