«Fantasía» de una reaparición en el Puerto de Santa María

Ponce indulta al cuarto, un bravo y enclasado animal de Juan Pedro Domecq, en una tarde desigual y torera de Morante. Manzanares dejó retazos de su concepto artístico, cortando dos orejas.

10 de agosto de 2019/Pablo López Rioboo / Foto: Eva Morales

Se abría la temporada en El Puerto de Santa María con un cartel que atrajo a más de diez mil aficionados a los tendidos. Rompió el paseíllo y tras el sonaron las notas del himno nacional antes de que la afición portuense sacara a saludar a Enrique Ponce en el día de su reparación. Ovación que compartió con sus compañeros de cartel. Fue una tarde especial por muchos motivos. Una tarde de fantasía que sació a todo aquel que estuvo presenta en la plaza. Festejo en el que estuvo presente el viento de poniente, una brisa que no ayudó para nada a los toreros en una tarde en la que los animales pedían sometimiento y mando, ya se sabe que al bravo, siempre por abajo. Fue una corrida de Juan Pedro exigente y en la que los toreros no podían ni debían dejarse tocar los engaños.

Reapareció Ponce en el Puerto tras su percance de Valencia. Mismo vestido y las facultades intactas. Tuvo ante sí un toro de Juan Pedro con nobleza, pero de cambiante embestida. Un animal con movilidad y cierto temple, pero con carboncito en sus embestidas. Salió muy dispuesto el de Chiva, primero en el saludo capotero y posteriormente en el templado quite por delantales que abrochó su actuación. Brindó al respetable una faena amenizada con los sones de La Misión. Anduvo templado, con la mente fresca delante de un animal que todo lo hizo a media altura. Hubo muletazos al ralentí, combinados con pases de pecho y remates por bajo. Le dio sus tiempos al animal, ayudándole cuando era necesario. La estocada defectuosa le privó del corte de una oreja. Saludó desde el tercio.

…y Ponce volvía para cosas como estas, el segundo de su lote fue un toro de buena condición, un animal de enclasada embestida al que el torero valenciano cuajó de principio a fin. Toro bravo en el caballo, como casi toda la corrida, galopó en banderillas y llegó con un gran son a la muleta. El de Chiva imantó al noble animal en su muleta, lo llevó hasta donde quiso, siempre bajo la premisa del temple. Toreó con la cintura en muletazos a cámara lenta, pulsó con las yemas de los dedos las humilladas y entregadas embestidas del toro. Un toro que fue haciendo poco a poco, le dio siempre las ventajas, no obligándolo al principio e ir alargándole los muletazos. Obra de relojero en la que Ponce fue metiendo poco a poco al animal en la canasta. Acrecentó sus virtudes y pulió los defectos. Sacó ese fondeo de ganadería buena, gracias entre otras cosas a la sapiencia del valenciano. La plaza vibró y Ponce soñó esa faena que tenía en la cabeza desde la cornada de Valencia. A los sones del El Concierto de Aranjuez se fraguó una faena de sentimiento, una obra excelsa que no debe tapar el indulto del animal. ‘Fantasía’ salvó la vida gracias a su entrega en el ruedo, el indulto es cuestionable, pero lo que no hay duda es que hoy en el Puerto se vivió algo inolvidable por parte de toro y torero, fue una ola de sentimientos que nadie fue capaz de parar. Animal como dijimos antes con virtudes, pero al que hay que había que haberle pedido algo más para ser indultado. Paseó las dos orejas simbólicas con una plaza entregada al grito de “torero, torero”. Las lágrimas florecieron en el rostro de un Ponce que vivió la tarde a flor de piel.

Se llevó una oreja de cada uno de su lote el alicantino. Bravo como un tejón y muy exigente fue el tercero de la tarde, un Juan Pedro con hechuras para embestir que nunca perdió el celo ni la codicia. Ejemplar que tuvo un importante pitón derecho y al que siempre había que llevar sometido y enganchado. Derribó al caballo en el primer encuentro pese a no recibir demasiado castigo, embistiendo luego con todo a los capotes. Saludó Suso tras dos pares de importancia. Manzanares plasmó en el ruedo portuense una faena de más a menos, en la que las series no superaron los cuatro y el de pecho. Pronto, alegre, humillador…, tuvo grandes virtudes el castaño al que Manzanares no acabó de canalizar en su muleta de forma rotunda. Faena con bellos pasajes, pegó muletazos con sello de autor, pero faltó mayor conjunción para que todo fuese redondo. El animal se iba hasta donde llegaba la muleta, tal era su ansia de embestir que no dejaba al matador colocarse para el siguiente muletazo, lo que no facilitaba la ligazón. Molestó algo el viento lo que dificulto la limpieza de las series. Por el izquierdo era más complejo, no admitía errores, cierto es que por ese pitón venía algo más vencido, fruto de ello vino una colada que a punto estuvo de ir a mayores. La gran estocada final puso una justa oreja en su mano. Ovación para el interesante toro de Juan Pedro en el arrastre.

Manzanares cerró la tarde noche cortando la oreja del sexto, esa que le posibilitará abrir la puerta grande. Tuvo delante a un buen toro de Juan Pedro, con calidad, pero la fuerza justita. Gran briega de Suso y muy bien Duarte con los palos en un tercio de banderillas importante. La lidia fue clave para que el animal fuera a más. Faena bella, templada pero que como la anterior no acabó de ser rotunda. Acertó en terrenos y alturas para plasmar en el ruedo muletazos marca de la casa. El de Juan Pedro quería más que podía, venciéndose en algunos muletazos por no poder ir hasta el final. Todo bajo las notas de Orobroy, algo que sorprendió al respetable. Manzanares se gustó y gustó a una parroquia entregada con muletazos en los que faltó mayor ajuste, aun así, el empaque volvió a ser la pauta que marcó su faena. Tras matar de una gran estocada recibiendo paseó una oreja como premio a su labor.

No quiso ver de salida Morante al precioso colorao que hacía segundo, un animal al que acabó parando Lili. Se le pegó en el caballo antes de que en el primer par de Carretero el toro hiciera por el subalterno teniendo este que pasar a la enfermera tras una aparatosa caída al callejón. Afortunadamente solo hay que resaltar una luxación de grado dos en el tobillo. Morante poco a poco se fue confiando con el descastadito y tardo animal. Le fue robando muletazos de uno en uno hasta hilvanar series de su personal toreo. Muletazos a derechas lentos y cadenciosos, arrebujaos y pintureros. Le había dado la vuelta a la tortilla con un ramillete de pases. El de Juan Pedro tan noble como falto de raza de fue apagando como una velita. Faena para aficionados, con muletazos contados, pero tan bellos como profundos. Mató mal y saludó una ovación desde el tercio.

Sin embargo, salió cruz en el quinto. Fue ante un toro de escaso celo que nunca quiso ir hacia adelante. Un animal de Juan Pedro que estaba medido de todo, raza, fuerza… y al que Morante no quiso ver. Ya desde salida no le acabó de convencer. Una serie de duró al de la Puebla fue todo lo que se vio. Cierto es que el toro no puso de su parte, pero faltó mayor compromiso por parte del torero. Se alivió al entrar a matar provocando la bronca del respetable. Muy disgustada la parroquia con el torero lo acabó despidiendo con pitos tras abreviar con el astado.

 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz). Primera de abono. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada. Toros de Juan Pedro Domecq. Bien presentados y en tipo de la ganadería. Bravos y de interesante juego en su conjunto. De interesante pitón derecho el encastado primero. De embestida a media altura el noble, aunque bajo de raza segundo. De boyante y encastada embestida el bravo tercero. De gran clase, humillación y entrega el gran cuarto de nombre ‘Fantasía’, nº106, de pelo castaño, nacido en enero de 2015 y 525kg de peso que acabó siendo indultado. Bajo de raza el parado quinto. De noble y humilladora embestida el enclasado, aunque justo de fuerzas sexto.

Enrique Ponce (Blanco y azabache): Ovación y dos orejas simbólicas.

Morante de la Puebla (Azul y oro): Ovación y pitos.

José María Manzanares (Gris plomo y azabache): Oreja y oreja.

 

INCIDENCIAS: Sonó el himno nacional tras romper el paseíllo. Saludó Enrique Ponce una gran ovación antes de la salida del primero. Suso saludó montera en mano tras parear al tercero.

ENFERMERÍA

El banderillero José Antonio Carretero Pérez ha sido atendido en la enfermería de la Plaza Real de El Puerto de Santa María, durante la lidia del segundo toro de un esguince en grado 1 en tobillo derecho ‘pendiente de confirmación tras estudio radiológico’.  Se ha procedido a la evaluación médica al Hospital General Santa María del Puerto para revelar la magnitud de la lesión y para determinar el tratamiento adecuado. José Antonio Carretero fue atendido en la enfermería tras una mala caída al callejón al hacerle hilo el segundo de la tarde tras el primer par de banderillas.

Pronóstico: Leve que le impide continuar la lidia.

Fdo: Dr. Carabot

 

Top