11 de noviembre de 2019/Luis Ramón Carazo
El tiempo vuela y los recuerdos se agolpan; hace 27 años partió en el paseíllo de la vida José Luis Carazo Vega, conocido en los medios como Arenero, pseudónimo que adoptó en su transitar por los medios; primero radiofónicos y luego televisivos, en Toros y Toreros de Canal 11.
En imaginaria conversación, como las tantas que sostuvimos y que con la mente se hace posible, seguramente quién escribe recibiría una llamada por la noche el domingo 10 de noviembre, comentándome (si es que no hubiera ido a la plaza sobre la transmisión de la corrida por televisión) lo ocurrido en una tienta en que hubo toreo de aroma de Morante y pundonor de Joselito Adame.
Le platicaría que un aficionado me preguntó por el sorteo de los toros que se lidiaron y que fueron de Bernaldo de Quirós, en que consiste en términos generales el mismo y la hora aproximada de inicio y si es posible que el público en general asistiera al mismo y finalmente si tenía algún costo, hacerlo.
Y le contesto al aficionado, que el día de la corrida alrededor de las doce horas en La México, se procede a hacer los lotes para toros a lidiar si es por la noche el festejo entonces es alrededor de las 4 de la tarde.
Generalmente los apoderados son quienes (acompañados de los subalternos del torero en turno) deciden que animal va con cual en función del tamaño, de la encornadura, alguno se fija en el pelaje, en fin es una discusión entre los representantes del torero y los del ganadero o este mismo, en la que las autoridades participan como mediadores y desde luego poniendo por delante el reglamento taurino.
En ese sentido los lotes de los astados lidiados el 10 de noviembre fueron bien conformados.
El representante del matador define cual toro va en primer y segundo lugares. Cada representante planea su lidia de acuerdo a si en su criterio le tiene o no confianza a lo que le correspondió en su lote.
Factores como el trote, las hechuras; esto es la conformación corporal, el remate muscular y en espacial el de los cuartos traseros; su comportamiento psicomotriz son tomados en cuanta para hacer los lotes.
Para sortear es tradicional utilizar una hoja de papel para fumar, donde se anota los números correspondientes a cada lote; se van doblando y convirtiendo en bolas de papel; con gran solemnidad que se depositan en un sombrero que lo cierra otro y de acuerdo al orden de alternativa se van extrayendo por parte del representante de cada espada y cada una de ellas para posteriormente ir desenrollando, no sin cierta desazón, qué fue lo que les deparó la suerte.
Luego se toca el tema de los toros de reserva, una vez hecho el sorteo los toros en la plaza quedan listos para ir saliendo de acuerdo al orden en que se autorizaron.
Con información de la gestión de la plaza, es posible para el público en general asistir al sorteo gratuitamente, ingresando alrededor o antes de las doce por la puerta del encierro de La México.
Todas las operaciones se deben hacer lo más rápidamente posible sin precipitaciones, me pudiera extender más, pero espero despertar la curiosidad por asistir al sorteo y tener una experiencia inolvidable.
Como así lo fue el toreo de aroma andaluz del nacido en la Puebla, José Antonio Camacho, quién en el cuarto de la tarde, Aguanieve protestado de salida hasta que las manos mágicas; primero con la Chicuelina y luego con las Verónicas y la Media con el capote, embelesó a la concurrencia cambiando las protestas por olés y luego con la muleta eslabonó con las manos derecha e izquierda muletazos de altos vuelos, por la lentitud en la que transcurrían y el astado como embrujado por las muñecas de mantequilla, del torero.
Cuando ejecutó la suerte suprema con gran gallardía, el público le coreó ¡Torero, Torero! Y para él fue un merecido trofeo, por el concierto de muletazos y destellos de magia que iban como chispazos al gusto taurino del conclave.
Los de Bernaldo de Quirós fueron como acostumbran fijos, tardos, algunos faltos de fuerza, con pequeñas rachas de efímera codicia en las embestidas que serán de la preferencia de los toreros, pero que adolecen la complejidad de la falta de más codicia en su estilo.
Joselito Adame en su primero logró un merecido trofeo y el Calita a pesar de sus ganas de triunfar se estrelló con la falta de fuelle de sus astados y tuvo el desdoro de escuchar los tres avisos en la suerte suprema. Esperemos se recupere pronto y que la próxima, sea su revancha, elementos tiene para consumarla.