Perera desoreja a un cuarto que fue el único que se salvó de una deslucida corrida de Núñez del Cuvillo con la que Cayetano y Pablo Aguado fueron ovacionados.
2 de agosto de 2020/Pablo López Riobo/Foto: Arjona
La plaza de toros de la Merced, en Huelva, acogía en la tarde de este domingo 2 de agosto la primera de la feria de Colombinas, en un cartel conformado por Miguel Ángel Perera, Cayetano y Pablo Aguado con toros de Núñez del Cuvillo.
Y se abrió el portón de chiqueros del coso de la Merced. Un primer toro de Cuvillo con la virtud de la templanza pero justo de raza y poder. Un animal al que Perera todo quiso hacérselo despacio, casi sin toques, de ahí que perdiera los chismes en más de una ocasión. El de Cuvillo, con cierta tendencia a mansear y a salir con la cara a media altura. Acertó Perera en distancias y alturas ante un toro que embistió más y mejor cuando más suave y enganchado iba. Miguel Ángel buscó siempre por la premisa del temple meterlo en el canasto. Lo mejor vino en un quite variado por la espalda y en una serie a derechas en la que llevó empapado en la pañosa al jabonero que abrió plaza. Faena que no llegó a romper, de ahí que tras pasaportar al animal fuera ovacionado. Saludaron Javier Ambel y Vicente Herrera tras su actuación en banderillas.
Tuvo otro comportamiento el segundo de la tarde, un animal de Cuvillo con nobleza pero con la fuerza justita. Lo recibió con una larga para más tarde dejar un desigual recibo a la verónica. El burraquito de Cuvillo, con la fuerza al límite fue asentándose en el albero en una faena algo desigual a la que le faltó mayor ajuste. Dejó buenos pasajes, destacando un cambio de mano y una tanda a derechas en la que el empaque primó sobre todas las cosas. Se movió con alegría, pero también es verdad que le faltó ir más metido en la muleta. Se tiró encima para cobrar una estocada en buen sitio. Tardó en caer el animal, sonó un aviso y todo quedó en ovación ante un toro a menos de Cuvillo.
Hizo un esfuerzo Aguado con el geniudo tercero, un toro de Cuvillo con disparo pero al que le faltó clase en sus embestidas. Tuvo mayor intención que lucimiento el recibo de capote por verónicas de un Aguado en una labor con dos fases, una de mayor regusto y temple, y una segunda en la que la raza se hizo presente. Su quite por chicuelinas, con sobresalto final, caló en el respetable por su buen trazo y empaque. Brindó al respetable una faena que tuvo en su comienzo uno de los puntos álgidos de la misma. Citó en la media distancia a un toro con prontitud y galope, pero que en los chismes pesaba una enormidad al no ir metido en la muleta. Plasmó Aguado en la Merced los mejores muletazos de lo que llevábamos de tarde. Un trasteo con sello de autor ante un toro claramente de público por su comportamiento. Trasteo serio de un torero que hizo el esfuerzo ante un ejemplar nada fácil. Falló a espadas y todo quedó en una ovación.
Y explotó la tarde en el cuarto de la tarde, fue ante un noble y enclasado toro de Cuvillo con el que el de Puebla de Prior formó un auténtico lío. Primero de capote con un recibo templado, pausado y con gran cadencia. Lo embarcó en su capote para regalarle a Huelva una faena de las suyas. Ya en el quite muy ajustado capote a la espalda hizo rugir a los allí presentes. Pero fue rodilla en tierra, citando desde los medios cuando esa mecha prendió de verdad. Sin ventajas ni juegos de artificio, todo fue de verdad, se unieron toro y torero, uno con el don del temple y el otro con la clase como bandera. Se fue siempre tras los vuelos de la franela, franco y codicioso, cierto es que le faltó mayor emotividad a sus embestidas, pero las suplió con una gran nobleza. Aprovechó Perera cada embestida para sentirse en una labor intensa de principio a fin. Cerró la misma en la distancia corta, se dejó llegar los pitones a la taleguilla para hacer constar que sabe y puede mandar en varios registros. Sonaron palmas por Huelva, dos orejas de ley y justa ovación al toro. Antes habian saludado Curro Javier y Vicente Herrera tras un tercio en el que brilló con la capa un sensacional Javier Ambel.
Cayetano cerró su actuación en Huelva con otra faena desigual y a la que le faltó alma. Anduvo decidido pero nunca acabó de sentirse a gusto con un animal basto y paletón que tampoco puso mucho de su parte para que el trasteo tomara vuelo. Cierto es que subió algo el diapasón de la faena en sus últimos compases, ahí si hubo una mayor conexión con los tendidos. Volvió a volcarse en suerte suprema, pese a ello tuvo que usar el estoque de cruceta para pasaportar al animal. Tras una leve petición saludó desde el tercio.
Tampoco dio opciones para acabar el festejo por todo lo alto. El de Cuvillo embistió siempre sin entrega, con la cara a media altura y sin ir metido en la muleta. Lo recibió el sevillano por lances a la verónica, algunas de ellas bellas por su trazo, pero otras algo atropelladas. El de Cuvillo, abanto y sin entrega no ayudó lo más mínimo. Porfió en un trasteo con más detalles que uniformidad. Hubo muletazos sueltos que hicieron albergar ciertas esperanzas, pero toro y torero se fueron apagando como una velita. Pareció contagiarse Aguado de la anodina embestida de un toro que al igual que alguno de sus hermanos no debería haber saltado al ruedo. Cuestión de buen gusto. Se atascó en la suerte suprema, sonaron dos avisos y todo quedó en silencio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Merced, Huelva. Primera de la feria de Colombinas. Corrida de toros. Más de tres cuartos completos del aforo permitido por la Junta de Andalucía.
Toros de Núñez del Cuvillo.
Miguel Ángel Perera, ovación tras aviso y dos orejas.
Cayetano, ovación tras aviso y ovación.
Pablo Aguado, ovación y silencio tras dos avisos.
CUADRILLAS: Saludaron Javier Ambel y Vicente Herrera tras su actuación en banderillas en el primero y, junto a Curro Javier, en el cuarto -Ambel, en este toro, con el capote-.