Piedras Negras y sus 150 años, ganadería madre nacional 

En 150 años, seis generaciones de ganaderos se han volcado con su esfuerzo, conocimiento, pasión y vocación por mantener viva la crianza del toro bravo

19 de septiembre de 2020/Adiel Armando Bolio

La familia Silveti ambienta aún más con texto histórico el festejo charro taurino de lujo que se anuncia para este sábado 19 de septiembre de 2020 en el coso “Jorge ‘Ranchero’ Aguilar de la ciudad de Tlaxcala, donde a partir de las 13:00 horas por el Facebook de Tlaxcala Taurina se podrá disfrutar de la celebración de los 150 años de la dehesa regional de Piedras Negras estando en el cartel tres diestros de dinastía como Jerónimo, Fermín Rivera y Diego Silveti. Este es el relato:

“Adentrarse a la historia de Piedras Negras es iniciar un viaje interminable en el tiempo y un fantástico recuento de la Fiesta Brava en México.

Se dice pronto, pero en 150 años de existencia, seis generaciones de ganaderos se han volcado con su esfuerzo, conocimiento, pasión y vocación por mantener viva la crianza del toro bravo.

Muy lejano se ve el año de 1874 cuando José María González Muñoz, hijo de don Mariano González Fernández, fundó esta casa ganadera en la hacienda de San Mateo Huiscolotepec, en el municipio de Santiago Tetla, Tlaxcala, con vacas criollas de Zacatepec y sementales bravos de San Cristóbal la Trampa.

La historia de Piedras Negras tomaría un rumbo distinto cuando don José María González Muñoz y su primo José María González Pavón deciden padrear un primer semental español de la ganadería de Pablo Benjumea.

Apenas corrían los primeros años del siglo XX cuando José María González Muñoz cede la dehesa a sus sobrinos Lubín y Romárico González, quienes en 1908 adquieren una punta de vacas y sementales del Marqués de Saltillo, además de un semental de Murube y otro de Miura. El de Murube ligó poco, dos o tres descendencias, mientras que el de Miura no ligó, por lo que la Sangre de Saltillo prevalece hasta nuestros días.

En aquellos tiempos en los que comenzaba a fraguarse la Revolución Mexicana, la hacienda de San Mateo Huiscolotepec era el paso de grupos armados que iban del puerto de Veracruz a la Ciudad de México. Tras dejar atrás la hacienda, los potreros y corrales quedaban abiertos provocando que el ganado se saliera y se confundiera con reses de la ganadería hermana de La Laguna, de la que también estaba a cargo Romárico González, por ello, Lubín decide hacer un peculiar y distintivo corte en la badana o papada de los toros dejando una larga corbata colgando del pecho de sus toros.

Tras la muerte de Lubín González en 1928, la ganadería pasa a uno de sus sobrinos Wiliulfo González Carbajal, un hombre apasionado del campo, los toros, los caballos y la charrería, a él se le atribuye el inicio en México de la tienta a campo abierto.

En 1929 Wiliulfo y sus toros de Piedras Negras se convirtieron en la primera ganadería mexicana en lidiar en un ruedo español. Fue en San Sebastián donde los diestros españoles Marcial Lalanda, ‘Cagancho’ y Manolo Mejías ‘Bienvenida’, además del mexicano Heriberto García, le hicieron los honores al encierro piedranegrino.

A la muerte de don Wiliulfo en 1941, su hijo Romárico se encarga de la ganadería. Después de 11 años, su hermano Raúl González toma las riendas de la divisa en negro y rojo para mantenerse 45 años al frente de la dehesa hasta su muerte en 1997.

Desde entonces, Marco Antonio González Villa hereda un hierro de gran abolengo y el linaje de cinco generaciones de ganaderos que se distinguieron por criar toros con casta, bravura y temperamento, tan es así que Piedras Negras es pie de simiente de otras tantas divisas como Zotoluca, Rancho Seco, Zacatepec, Coaxamaluca, De Haro e Yturbe Hermanos.

Muchos diestros exaltaron sus carreras tras enfrentar a los bravos ejemplares piedranegrinos pues sus triunfos alcanzaban alta resonancia con estos toros.

Relevantes espadas como Rodolfo Gaona, Juan Silveti, Juan Belmonte, José García ‘El Algabeño’, Manuel Jiménez ‘Chicuelo’, Ignacio Sánchez Mejías, Fermín Espinosa ‘Armillita Chico’, Pepe Ortiz, Jesús Solórzano, Silverio Pérez, Carlos Arruza, Luis Castro ‘El Soldado’ y Lorenzo Garza, entre muchos otros, tarde a tarde peleaban y defendían su sitio de figuras del toreo lidiando Piedras Negras.

Mención aparte merece Alberto Balderas ‘El Torero de México’, quien durante su carrera obtuvo triunfos extraordinarios con los toros de Piedras Negras, rivalizando con los más grandes de la llamada ‘Época de Oro’ del toreo en México.

Balderas fue contratado para torear el 29 de diciembre de 1940 en el Toreo de la Condesa junto con ‘Carnicerito de México’, Andrés Blando y los afamados toros de Piedras Negras, fue el tercero de la tarde, de nombre ‘Cobijero’, que le arrebató la vida de manera circunstancial, pues al intentar cortar el viaje del toro mientras ‘Carnicerito’ pedía permiso a la autoridad, Balderas fue cogido mortalmente.

Fue entonces cuando el hierro tlaxcalteca de Piedras Negras se convirtió en un mito, en una leyenda temeraria por la fiereza de sus embestidas.

Pasado este trágico y lamentable suceso, los triunfos y faenas memorables continuaron. El 15 de diciembre de 1946, en la Monumental Plaza México, Fermín Espinosa ‘Armillita Chico’ consigue los máximos trofeos tras lidiar al toro ‘Nacarillo’.

Antonio Velázquez inmortalizó el 28 de diciembre de 1947 a ‘Amapolo’ y en 1949 a ‘Bandido’. Cinco años después Rafael Rodríguez ‘El Volcán de Aguascalientes’ se encumbró con ‘Morcillero’.

El 22 de enero de 1956 es recordado por la gran faena de Joselito Huerta al toro ‘Talismán’ que replicó el 5 de junio de 1960, al cortar las orejas y rabo a otro astado del mismo nombre.

Y qué decir de la faena de Curro Rivera, realizada el 20 de abril de 1969, al toro ‘Soy de Seda’, cuando apenas cumplía siete meses de haber tomado la alternativa.

Cómo olvidar el 21 de marzo de 1982, cuando el torero capitalino Mariano Ramos electrizó los tendidos de la Monumental Plaza México, con un poder lidiador pocas veces visto con el toro ‘Timbalero’, al que le cortó una oreja y dar tres vueltas al ruedo.

Al paso de los años, en el recuento histórico de Piedras Negras, no todo fue miel sobre hojuelas, sus extensas tierras fueron duramente golpeadas por los movimientos campesinos y las reformas agrarias, las cuales recortaron drásticamente su campo bravo. Las industrias terminaron por cercar la famosa Hacienda de San Mateo Huiscolotepec.

De ahí que el cariño, la perseverancia y pasión que Marco Antonio González le dedica a su ganadería se vio premiada el pasado 5 de enero en la Monumental Plaza México, cuando el joven diestro Gerardo Rivera, indultara al toro ‘Siglo y Medio’, bautizado así para conmemorar el nacimiento de esta casa ganadera.

Piedras Negras, siempre ha sido de los González y González se escribe con G, ‘G’ de grandeza como lo dicta su propio hierro”.

Top