Ocho con Ocho – Memo Cantú

25 de septiembre de 2020/Luis Ramón Carazo

En días recientes se adelantó en el paseíllo de la vida hacia la Gloria mi querido amigo,  Guillermo H. Cantú Charles; hombre de negocios exitoso con gran bonhomía y con afición de hueso colorado por la tauromaquia.

Esa pasión le llevo a invertir mucho de su tiempo, para generar y argumentar en sus libros de lo que expresaba en las sabrosas charlas que manteníamos de cuando en cuando, en compañía la mayoría de las veces de dos de sus amigos más cercanos; Samuel Rosete y Mario Meouchi.

Antes, desde luego, hubo otras tantas con los que le acompañaron en la Comisión Taurina del Distrito Federal que él presidió, entre otros con otro gran amigo en común: Memo Infante; el propio Samuel, Andrés Iglesias, Rodolfo Díaz, Mayo Ballesteros y otros más -en los noventa del siglo pasado- quienes reformaron el reglamento taurino que tenía muchos años, de no ser actualizado. Fue presidente en el período de 1995-1998 y el reglamento se expidió en mayo de 1997.

Antes de salir a la impresión “Asalto al Palacio” Charlamos sobre su contenido en ese libro, relata Memo la experiencia que vivió cuando fue parte activa de quienes apoyaron la candidatura y luego la presidencia de Vicente Fox. De política chanelaba -sabía mucho en términos cristianos- un rato largo.

Para dar muestra de su vehemencia; reproduzco una misiva que hace algunos años Guillermo me envió sobre Manolo Martínez y en la que se refleja la pasión con la que defendía sus argumentos, nacidos de su conocimiento profundo del regiomontano y se refería a lo que escribí en 2015 sobre Joselito Adame.

“Muy estimado Luis Ramón Carazo:

En el penúltimo párrafo de tu columna ¿Sin puerta grande? Escribes que Manolo Martínez “no fue tan afortunado por aquellos lares”, léase España.

Sin que fuera un gran matador pero sí un artista y mandón indiscutible, en España estaban conscientes de su poder y le hicieron, no el público, sino los toreros y los apoderados de los toreros, todas las trampas que tuvieron a su mano para impedirle un triunfo redondo.

Sin embargo, en 54 corridas que lidió cortó 53 orejas, 5 rabos y dio 11 vueltas al ruedo a pesar de que la suerte de matar no era lo mejor que tenía en su arte y de que se atrevieron a echarle a la plaza por lo menos dos toros toreados que mostraban en su lomo los verdugones de picas que les habían hecho anteriormente, y le mandaron un ejército de pedigüeños que lo dejaron deliberadamente sin ganar dinero en el resumen de sus actuaciones, razón por la cual le tiró el cheque de liquidación a su apoderado y decidió regresarse de España.

La falta de fortuna no fue en el ruedo o con el público sino en los organizadores de la fiesta, apoderados de los toreros, que por segunda vez hicieron lo posible por eliminar un enorme competidor como pasó anteriormente con los 22 toreros mexicanos, que con base del reconocimiento del público habían logrado dominar la fiesta en España donde el público siempre los apoyó.

Te mando un abrazo.”

Contesté y ahora lo elevó a la Gloria:

Y yo le regreso otro abrazo, con gran afecto y respeto, aclarando que sólo me referí a Madrid y no a toda España y agregaría que tal vez producto de la guerra que relata Guillermo es que aquí mientras Manolo mandó, pocos toreros españoles y muy selectos venían a México. El que partía el queso era el mexicano y no como ahora sucede que lo hacen preponderantemente, los españoles.

Luego platicamos de la misiva en una sabrosa comida en la que el plato principal fue el salmón, con el desenfado que siempre derrochó -quedando el aprendizaje de la conversación profunda, sesuda y sabia-  conocimiento entre muchos temas de la carrera de administración de empresas, en la que ambos nos titulamos, pero en diferentes épocas.

Con su hijo Memo fino volante en el fútbol mexicano y buen directivo me une también la amistad; a él y su familia los abrazamos con afecto en trance tan doloroso.

Mucho vamos a extrañar la presencia, el telefonazo o la misiva de quién siempre tuvo deferencias con los que los demás. Salúdame por allá a José Luis Carazo Arenero, a quién siempre traías a la charla con gran cariño, se ha ido a la Gloria una de las personas de la que es un orgullo decir, soy su amigo.

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