Jaén, donde Antoñete dibujó la faena del 99 que jamás se le olvidará a la afición, volvió a tener en Juan Ortega su reedición en un torero de arte: la obra al sexto fue, realmente, sublime.
17 de octubre de 2020/Fidel Núñez
Jaén, donde Antoñete dibujó la faena del 99 que jamás se le olvidará a la afición, volvió a tener en Juan Ortega su reedición en un torero de arte: la obra al sexto fue, realmente, sublime. El sentido de la medida, el temple que trazó, el toreo con plena lentitud, el garbo capote en mano… todas las virtudes resumidas en un trasteo para el recuerdo de la afición jiennense.
Antes de esa faena, Ortega ya había podido dejar un auténtico recital de toreo con la capa para recibir a un animal al que saludó con el mentón hundido en el pecho, el gran compás de sus brazos dibujando el viaje del capote y una media para realmente enmarcar. Posteriormente, tras el encuentro con el caballo, las chicuelinas barrocas y de mano baja del torero sevillano fueron realmente un poema al toreo de capote. La plaza en pie. Entonces llegó el deleite muleta en mano, la dulzura, la bohemia de un torero de vocación tardía que ha llegado a tiempo a hacer feliz al aficionado en el año más duro para la Fiesta.
Los ayudados de inicio, los naturales totalmente relajado, los derechazos de extraordinario trazo a un animal bravo de Victoriano del Río. Y el maldito pinchazo que el máximo premio, que quedó en dos orejas.
En lo que compete al orden ordinario de la corrida, recibió Ponce a su primero de Victoriano del Río con dos buenas verónicas y una buena media. Brindó al público su labor muleteril. Empezó directamente toreando con la derecha, pero no terminó de acoplarse a la embestida, aunque no era fácil el toro por un posible problema en la vista. Faena de más a menos por la la derecha. Apuntaba maneras, pero se diluyó. Pinchazo y media estocada. Ovación.
«Carterista» número 84 era el segundo del festejo, al que brindó Curro al público. Empezó faena por la mano derecha, plantando cara a las complicaciones de su oponente. Se enrazó el linarense por ese lado dándole una meritoria tanda. Se pasó Curro al pitón izquierdo, sacándole meritorios naturales al de Victoriano. Volvió en las siguientes series al derecho, tragándole varios parones a un toro con peligro sordo. Bajonazo que asoma para matar al animal y ovación.
«Adinerado», número 117 era el tercero de la tarde, un animal al que Juan Ortega se sacó con torería a los medios andándole hacia atrás. Jorge Fuentes se desmonteró en banderillas. Brindó el sevillano a Enrique Ponce, sacándose el astado hacia los medios por abajo, dejando algún muletazo de muy bello trazo. Pero la faena quedó ahí: imposible el toro por ambos pitones. Lo macheteó Ortega, lo mató y fue ovacionado.
Una oreja paseó Ponce del cuarto, un animal al que se sobrepuso durante toda la lidia. Faena marca de la casa basada en el lado derecho, con tandas de mucha suavidad. Remató por poncinas y por muletazos relajados también por la diestra, de mano muy baja. Un abaniqueo final y un desplante puso al tendido en pie. Sonó un aviso mientras toreaba, matando de pinchazo y estocada. Oreja.
El quinto, número 80, de nombre «Quintaluna», fue un animal al que Curro Díaz pudo dejarle una faena pinturera por ambas manos. Dejó naturales y derechazos de mucho encanto, con plena personalidad y que no hicieron romper la faena del todo por las condiciones de un astado que no terminó de eclosionar. Mató de estocada trasera y paseó dos orejas -la segunda un tanto excesiva-. En banderillas, destacaron los pares de Óscar Castellanos.
FICHA DEL FESTEJO
Coso de la Alameda, Jaén. Primera de la Feria de San Lucas. Corrida de toros. Lleno en el aforo permitido.
Toros de Victoriano del Río.
Enrique Ponce, ovación tras aviso y oreja tras aviso.
Curro Díaz, ovación y dos orejas.
Juan Ortega, ovación y dos orejas.
FOTO: TAUROEMOCIÓN