La elegancia de Lea y la entrega de Leonardo merecieron más

Sólo una oreja para la francesa por el mal de espadas ante un buen encierro de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez

25 de octubre de 2020/Marco A. Hierro

La gira de Reconstrucción hacía parada en Montoro en una doble cita que irrumpía en la localidad con la matinal de rejones, en la que Leonardo Hernández y Lea Vicens se hacían cargo de un encierro de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez. Tras el paseíllo, como de costumbre, se guardó un minuto de silencio por las víctimas que ha dejado la COVID-19.

Con Giraldillo recibió Leonardo al primero, alto de agujas, estrecho de sienes y manilargo de más, que tardó mucho en fijar su atención en las monturas y más aún en regalar arrancadas francas, en su empeño en ponerse por delante o no caminar. Fue Calimocho el elegido para iniciar el tercio de banderillas, en el que abrió mucho las batidas y se preocupó más de esperar los taponazos de un toro que reservaba su potencia para cuando suponía que podía llegar. Invadió más el espacio del Murube con Eco, que pegó piruetas con seguridad y transmisión en la misma cara, mejor en las carreras que al clavar. Quiso asegurar el triunfo en el último tercio con Xarope, pero le costó clavar seguido en el carrusel de cortas por lo descompuesto del toro, al que mató en los medios sin mucho acierto, por lo que perdió cualquier trofeo. Silencio.

El segundo, más entipado y con mejor tranco, tuvo más intención de seguir a Guitarra, con el que destoreó Lea con inteligencia para quitarle los vicios con los que salió. Pero no corregía el gazapeo constante, por lo que decidió Lea convertirlo en virtud aprovechando con Bético la arrancada briosa para batir muy cerca y coserle luego el ritmo debajo del estribo y en un armónico galopar. Elegante la francesa, que supo, además, adecuar las monturas a la velocidad de la arrancada del de Sánchez, que llegaba como un obús a pesar del castigo. Deseado aguantó estas arrancadas en un par de cortas que tuvieron exposición y mucha transmisión y llegada al tendido. Sin embargo, falló también con el rejón a lomos de Espontáneo, y allí se perdió todo trofeo. Ovación.

El Ranito que hizo tercero tuvo codicia, fijeza, celo y ritmo para perseguir la grupa de Elmo, con el que le puso Leonardo un único rejón para preservarle la calidad que mostró siempre de salida. Le dio cancha a Enamorado en banderillas para que mostrase más las virtudes que apunta que la brillantez completa. Galopó con mucho sentido a dos pistas, supo quebrar a tiempo para eludir alguna arrancada a destiempo y andar con mucha elasticidad en la cara de un toro que no se cansó de embestir. Cerró el tercio de banderillas con Sol, que se dobló con tremenda seguridad para dejarse llegar la calidad del toro. A dos manos dejó, además, un par arriba, llegando a las cortas y Xarope casi con la faena hecha. Pero aún le quedaban los violines de cortas y una rosa antes de intentar la suerte de matar completamente enfrontilado con el animal, pero pinchó el intento, se atascó luego con el rejón y también perdió los trofeos.

Brillante y ceñido fue el saludo de Lea Vicens al cuarto a lomos de Bach, que mostró muchísima facilidad para parar el ímpetu con el que salió el toro. A Diluvio le costó poco entrar en faena, buscando también el apoyo de un tendido que comulgó con la labor ante el rítmico y boyante Bailador. Quiso asegurar el triunfo repitiendo a Bético, una de las estrellas de su cuadra, pero estuvo mejor en el brillante toreo al estribo que a la hora de clavar, con algún desacierto en la colocación, a pesar de lo elegante siempre de su toreo. Con Jazmín desarrolló el carrusel de cortas, ya con el toro muy parado, sangrando mucho y con la fuerza justa ya, y la bravura, para no echarse. Nuevamente fue Espontáneo el caballo de matar, y dejó un rejón la francesa, pero tuvo que echar el pie a tierra para descabellar y en una oreja quedó el botín.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Montoro (Córdoba). Décimo festejo de la Gira de Reconstrucción. Rejones.

Cuatro toros de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, reglamentariamente despuntados. Sin fijeza ni ritmo el descompuesto primero; con brío y hasta cierta violencia en la arrancada el segundo; codicioso, con ritmo y celo el buen tercero; con ritmo y boyantía el buen cuarto.

Leonardo Hernández: silencio y ovación tras aviso

Lea Vicens: ovación y oreja

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