La realidad de Sevilla… por lo bajini

La realidad es muy distinta de los deseos y anhelos que expresamos en nuestras quinielas

24 de enero de 2021/Marco A. Hierro

Ya nos gustaría a nosotros que el Baratillo se cubriese de corbatas y pañuelos al llegar el mes de abril. Para que no nos lo roben, como denunciaba Sabina en su famosa canción. Ya nos gustaría que a día de hoy Morante supiera hasta el corrector de pienso que están comiendo los toros de Miura para su cita maestrante. Ya nos gustaría acumular fines de semana para facilitarle las cosas a Don Ramón y que no tenga que entretenerse anunciando encerronas pasadas de un torero que ya no apodera en una plaza que no es suya. Pero es que el toreo funciona así.

Es curioso que hasta cuando el foco de la prensa y la afición tiende por fuerza a mirar hacia tu nuca tú decidas que quieres que mire para otro lado. Y, teniendo en cuenta la falta que hace que se hable de los que estarán en la ribera de Nervión tocando a rebato para acudir a la taquilla, no pinta nada halagüeño el futuro más inmediato. Luego tienes al presidente del Gobierno diciendo que para el verano estará vacunada el 80 por ciento de la población, y piensas sin remedio en que tenemos virus para un ratito más.

Pero, aún así, medios, aficionados y profesionales intentamos llamar a la esperanza, lanzar noticias de optimismo para que nadie se venga abajo. Y llamamos a los apoderados, y a los toreros, y hasta al angelito de la guarda, si hace falta, para confirmar la esperanza. «Hombre, es verdad que ha habido alguna conversación», te dicen los que regentan las carreras de los toreros, «pero nada concreto», porque aún no saben ni ellos lo que van a hacer. Porque todo ello sigue desarrollándose en el pico más alto de la peor pandemia vivida mundialmente por cualquier ciudadano del orbe. Que parece que se nos olvida.

Sevilla es el testigo y la esperanza

Ponemos la vista en Sevilla, y no se me antoja raro. Porque hemos dado por muertas las ferias de Valencia y Castellón y han presentado su parte de defunción -en este 2021 me refiero- Valdemorillo y Olivenza. Y ahora veremos cómo las vamos a levantar. Y por eso ponemos la vista en Sevilla. Porque Madrid -al menos de momento- ni está, ni se la espera. Con el contrato aún suspendido no mueve un dedo ni Dios. Que casi tres millones de leuros tienen la culpa.

Por todo ello es Sevilla y su Maestranza quien tiene ahora la importancia. Y sus gestores, la responsabilidad de trabajar para el aficionado y para el futuro, que para sí mismos ya lo hacen los maestrantes. Es importante coordinarse con las autoridades y desvelar el misterio de si nos volverán a robar el mes de abril. Porque ilusión podemos generar todos, pero es más fuerte la caída después de subir mucho. Eso sí: mantengamos la ilusión.

Nos vemos en La Maestranza.

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