Roca Rey emerge entre el desastroso encierro de Caicedo

Luis Miguel Castrillón y Juan Ortegase estrellaron con sendos lotes sin opción alguna de hacer el toreo

8 de enero de 2022/David Jaramillo / Foto: Diego Aalaís

Llegaba el sábado de feria tras el exitoso festival y los dos indultos consecutivos en los últimos festejos celebrados. Era la hora de Luis Miguel Castrillón y de Roca Rey, con el debut esperado de Juan Ortega en la plaza de toros de Manizales. En chiqueros, un encierro de Juan Bernardo Caicedo. Al finalizar el paseíllo se guardó un emotivo minuto de silencio por el matador de toros Jaime Ostos, fallecido en el día de hoy. Y con cierto retraso en el comienzo por el tremendo aguacero caído en los prolegómenos del festejo.

El gazapón y pegajoso primero arruina las intenciones del afanoso Castrillón

Bajo, castaño y bien hecho era el primero, descoordinado y malandado, informal al embestir y vacío de contenido. Lo intentó Castrillón por ambos pitones y le puso empeño a construir faena, pero la carencia de virtudes del animal arruinó sus propósitos. Un estocada y un par de golpes de verduguillo dejaron la valoración en silencio tras aviso.

Sólo un cadencioso toreo de capote de Ortega con el manso de su debut

El colorao segundo era una pintura, pero le faltó fuerza, le faltó chispa y le faltó raza. Venía vencido, además, desde el inicio, pero fueron cuatro verónicas mecidas y cadenciosas el bagaje de la excelencia que se le supone al sevillano Juan Ortega. Tuvo que meterse coin él en tabls, dada su mansedumbre, y allí logró dejarle un par de series al natural de más mérito que profundidad, pero muy bien compuestas. Un pinchazo y una estocada lo dejaron todo en ovación.

La sabia paciencia de Roca Rey termina desorejando al enclasado tercero

En tercer lugar salió un bonito colorao ojo de perdiz, con un largo cuello que le permitió humillar y con muchísima calidad y voluntad, pero con una enorme escasez de chispa y de vida en los trastos de Roca Rey. Lo entendió a la perfección el peruano, que le fue dando pausas y jugando con las distancias y las alturas, con los toques y el ritmo para que terminase cogiéndolo y embistiendo con mucha calidad. Y la transmisión se la puso Andrés, pasándoselo por la faja. Por eso fue que le cortó las orejas.

La limpieza de Castrillón no sirve para sacar rédito del anodino cuarto

También en el límite de la bravura estaba el cuarto, que también lució una buena hechura y que también quiso rajarse en varias ocasiones. Del embroque para adelante iba hasta el final, pero lo hacía sin vida y sin afán de repetir, lo que desmoronó la moral de Castrillón, que estuvo limpio, correcto y muy mal con la espada.

El quinto, vacío de bravura, le cierra el paso al triunfo de Ortega

El quinto, quizás el mejor presentado de la corrida, también resultó el peor. Sin el más mínimo interés por embestir, Juan Ortega vio cómo se le frenaba en los embroques y se negaba a desplazarse una vez dentro de la suerte, haciendo inútiles los esfuerzos del torero. Macheteo por la cara y poco más, que tras el fallo con la espada se convirtió en silencio tras aviso.

Roca Rey se empeña en mitigar el desastre ganadero con el sexto

El cierraplaza fue un manso de la misma condición que los demás del envío de Caicedo, pero Roca Rey se empeñó en hacerle faena. Siempre al ataque, el peruano se echó a la espalda la responsabilidad de mitigar un poco el desastre ganadero, a pesar de que el animal insistía en desentenderse. Un espadazo fulminante sirvió para despenarlo y para que el público se lo agradeciese a Andrés con una oreja.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Manizales, Colombia. Sexto festejo de feria. Corrida de toros. Más de tres cuartos de entrada en tarde gris y lluviosa.

Seis toros de Juan Bernardo Caicedo. De bonita estampa pero acusada mansedumbre y fragilidad.

Luis Miguel Castrillón (marfil y oro): silencio tras aviso y silencio tras dos avisos.

Juan Ortega (verde oliva y azabache): ovación y silencio tras aviso.

Andrés Roca Rey (blanco y oro): dos orejas y oreja.

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