‘Manzanillo’, Luque rotundo y Morante en maestro: el toreo suena por Huelva

Cuatro y rabo para Daniel, con indulto incluído, y tres para José Antonio en la redención de Juan Pedro

29 de julio de 2022/Pablo López Rioobo

Huelva y la Merced disfrutan de una exitosa apertura de su Feria Colombina. Morante deja su sello cortando tres orejas en una tarde en la que El Litri siempre estuvo presente. Daniel Luque indulta al segundo de la tarde y se alza como máximo triunfador paseando cuatro orejas y un rabo, mientras que Aguado pecha con el peor lote de una interesante corrida del hierro sevillano. Se guardó un minuto de silencio en memoria de Miguel Báez Espuny ‘Litri’ y José Luis Pereda, ambos fallecidos este mismo año.

Morante homenajea a Litri con una faena de pura magia a zurdas y pasea una oreja

Sueltecito salió el colorao que hizo primero, un toro de Juan Pedro al con el Morante dibujó un saludo a la verónica con dos lances al ralentí ante un toro que no humilló y al que le costó desplazarse. Pese a la condición del animal volvió el de la Puebla a dibujar una verónica interminable por el pitón derecho que arrancó el olé más ronco de la parroquia onubense. Fue uno, pero menudo fue. Brindó al cielo una faena que comenzó con el litrazo, un claro gesto hacia el añorado y recientemente fallecido Litri. Dejó volar la muleta a zurdas para encajarse en naturales de una suavidad excelsa ante un toro que la tomó siempre con calidad. Todo fue a media altura por la justeza de fuerzas del Juan Pedro. Muy dispuesto el sevillano, el cual ligo los pases sin sucesión de continuidad ante un toro con fijeza y prontitud. Faena medida en la que todo lo hizo en favor de un toro que fue apagándose poco a poco. Basó lo faena en la mano izquierda, pitón por el que se entendieron mejor toro y torero, a derechas tendía a quedarse más cortito. Cerro con una serie de trincheraazos a media altura de enorme sabor llevándose el toro tras la cadera y ciñendose la muleta a su cintura. Tras dejar una estocada algo tendida paseó la oreja del bravo y noble astado de Juan Pedro.

‘Manzanillo’ se gana la vida tras una obra de temple y entrega de un Luque en sazón

Estrechito de sienes fue el segundo, un toro de Juan Pedro que metió la cara con ritmo y profundidad en un larguísimo saludo capotero de Luque. El de Gerena lo toreó con medio capotito en lances a la verónica que llagaron rápidamente a los tendidos. Casi veinte lances sacándose al toro al tercio que prendieron nuevamente la mecha de la emoción. Empujó con clase en el peto para llegar a la muleta mostrando la virtud de la prontitud y la transmisión. Comenzó por alto una faena en la que no apretó en exceso al animal, siempre buscando el toreo por la vía del temple. A derechas llevó largo a un animal al que había que dosificar su celo y buscar que perdiera esas inercias. Muy centrado en todo momento Daniel, ve toro en todas partes, y con este no fue menos. Un toro nada fácil, el cual exigía mando en la muleta, astado con carboncito que puso a prueba el momento del sevillano. ‘Manzanillo’ no se cansaba de embestir ante la muleta del sevillano. Un toro que se sentía cómodo en la exigencia, cuando más le apretabas más se entregaba. Luque lo apretó de verdad de mitad de faena hacia adelante y el toro respondió. La plaza era ub manicomio pidiendo el indulto. Luque seguía rompiéndose con el bravo animal, un toro que no fue la tonta del bote y que exigió la mejor versión del Daniel. La presidencia concedió el indulto, ‘Manzanillo’ volvió a Lo Álvaro para perpetuar su bravura. Daniel paseó las dos orejas y el rabo simbólicos tras cuajar de cabo a rabo a un toro de nota.

Ovacionado Aguado con el desfondado tercero

Humilló una barbaridad el tercero de Juan Pedro en el capote de Aguado, un astado que quiso más que pudo en el variado saludo capotero del sevillano. Se le midió mucho en el jaco, llevándolo siempre a media altura en su lidia para no quebrantarlo. El concepto de suavidad y torero a media altura que ejecuta a las mil maravillas Aguado le vino como anillo al dedo a un toro con cierta calidad pero la fuerza bajo mínimos. Dibujó algún derechazo suelto de bella factura dentro de una faena bien estructurada. Era complicado meter en la faena a una parroquia que aún andaba recordando el magisterio de Luque con aquel Juan Pedro que se había ganado la vida. Aguado porfió sin suerte ante un astado que bajó la persiana y que de mitad de faena hacia adelante marcó querencia a tablas. Quiso agradar alargando la faena pero el toro ya no podía con su alma. Tras pasaportar al astado saludó desde el tercio.

Morante le busca las vueltas al noble cuarto y le corta las dos orejas

chó las manos por delante el cuarto, un toro al que le costó un mundo desplazarse en el capote del sevillano. Toreo de manos altas en el que nunca obligó al animal. Se le metió rápidamente las cuerdas, saliendo sin ningún celo del jaco. Tras darse de bruces con el albero en un pase por alto Morante se lo llevó a terrenos del 12, allí a base de muletazos a media altura fue metido al animal en el canasto. Pero fue a zurdas donde la faena tomó mayor vuelo, siempre con la muleta puesta y buscando torear con las yemas. El toro había agarrado celo y ya no acusaba esa justeza de fuerzas. A derechas dibujó muletazos de fino trazo, siempre a media altura pero con un gran empaque. Buscó siempre alargar el viaje de un animal que tuvo la virtud de la nobleza. Viendo que el toro tenía poco más dentro cerró faena con adornos muy toreros antes de acortar distancias rodilla en tierra. Volvió a homenajear a El Litri con muletazos por alto que Huelva supo valorar. Mató con una estocada al encuentro de rápido efecto y paseó el doble trofeo.

Luque pasea el doble trofeo de un quinto ovacionado en el arrastre

Volvió a torear con medio capotito Luque al castaño quinto, un toro que repitió de salida pero al que había que llevar siempre embarcado. Tanto le bajó la mano el sevillano que el toro se lo echó a los lomos, afortunadamente sin consecuencias. Aquello que parecía un descuido por parte del torero no fue tal, el toro por el lado izquierdo venía vencido. Cuando llegaba a la jurisdicción del torero perdía el objeto y se iba al bulto. Tras los momentos de tensión todo se vino arriba con dos grandes pares de Juan Contreras, los cuales le valieron el reconocimiento de la Merced. Acertó en el inicio, buscó abrirle los caminos al animal dejándole la muleta en la cara y buscando que no pensara. Buscó el terreno y las alturas idóneas para que la faena no bajara enteros, ¡qué bien lo espera! ¡qué cabeza tiene! Tras dejar tres series de gran intensidad a derechas se puso por la izquierda para sellar una tanda de gran exposición. Con el toro podido volvió a asentar las zapatillas en el albero y a entregarse totalmente con el de Juan Pedro. Luque ve toros en todos lados y lo que es más importante, sabe como tocar las teclas oportunas para cuajar a los animales. La disposición con la que afrontó la tarde son de esas que calan en una afición. El momento de Luque se hizo presente en Huelva con una faena al alcance de muy pocos. Pese a quedar trasera la estocada paseó el doble premio.

Silenciado Aguado con un sexto que nunca quiso ir hacia adelante

 

Salió con muchos piel el sexto de la tarde, un toro que debía poner a prueba la cabeza de un Aguado que hasta ese momento ers el único que no tenía orejas en el esportón. Apretó el Juan Pedro en un saludo capotero de menos a más. Poco a poco fue embarcando en el capote la embestida de un astado que todo lo hizo con seriedad. Pese a la irregularidad del recibo, Aguado dibujó dos verónicas que pararon el tiempo. Huelva crujió, lo cantó, esbozando el sevillano una leve sonrisa de satisfacción. Tras pasar por el jaco se desmonteró Iván García tras dos pares de gran verdad. Se descalzó Aguado para sacarse al toro al tercio con gran torería, le dio distancias y tiempo al animal para que este acrecentara sus ganas de embestir. Ya en el centro del anillo dejó a un lado las qurerencias, buscó echarle los vuelos y torear con las bambas de la muleta, pero aquello no cuajó. Hubo muletazos sueltos pero sin ligazón. La tarde se le iba y eso se notaba tanto en su rostro como en el ambiente. Aguado porfió ante un animal que gastó todo su gas en los primeros tercios, llegando a la muleta con la reserva puesta. Buscó el toreo a media ante un toro que nunca se salió de la muleta, el de Juan Pedro ya había tirado la toalla. Encontró hueso en la suerte suprema, siendo finalmente silenciado tras sonar un aviso.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de La Merced, Huelva. Primera de Feria de Colombinas. Corrida de toros. Tres cuartos de entrada.

Toros de Juan Pedro Domecq. Con clase y ritmo a zurdas el bravo y noble pero medido de fuerzas primero; indultado un segundo de gran bravura, entrega y humillación; con nobleza el desfondado y soso tercero; de noble embestida a media altura el templado pero sosito y justo de fuerzas cuarto; con movilidad y transmisión el tecloso y exigente quinto; de desrazada condición el noblote y anodino sexto.

Morante de la Puebla, oreja y dos orejas.

Daniel Luque, indulto y dos orejas.

Pablo Aguado, ovación y silencio.

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