Emotivo adiós del Maestro Rafael Ortega

15 de mayo de 2023/Adiel Armando Bolio/Fotos: Ángel Saínos y Nando Aguilar

Finalmente se informa que el reciente fin de semana llegó a Tlaxcala el cuerpo del matador de toros Javier Rafael Ortega Blancas, fallecido el pasado lunes 8 de mayo de 2023 en un hospital de Utah, en los Estados Unidos, para recibir un merecido y cariñoso homenaje a su memoria y así efectuar los servicios funerarios correspondientes.

La gente en la ciudad de Tlaxcala esperó paciente y recordando como la vida de este gran torero, empresario, apoderado, político y gran amigo había tocado sus vidas dentro y fuera de los ruedos.

Fue entonces por la tarde del sábado 13 cuando el féretro llegó a Tlaxcala para ser trasladado al congreso del estado donde la clase política local le rindió el póstumo reconocimiento encabezado por el presidente de la mesa directiva, Bladimir Zainos Flores, además de realizarse guardias de honor.

De ahí fue trasladado a la plaza de toros “Jorge ‘Ranchero’ Aguilar”, dónde la afición se desbordó y acompañó a las familias Ortega Martínez y Ortega Blancas durante la misa oficiada por el padre Ranulfo Rojas Bretón, quien se mostró emotivo en la homilía, así como Rafael recibir el cariño de sus partidarios y amigos.

Ya entrada la tarde llegó a su natal Apizaco para, primero, visitar el coso “Wiliulfo González”, mimo que su padre construyó y dónde nació su sueño por ser torero. Cabe señalar que, a pesar de la lluvia que caía, la gente le vitoreó en su última vuelta al ruedo.

Por la noche, llegó a la Basílica de la Virgen de la Misericordia, dónde fue velado por otro nutrido grupo de personas que acudieron a recordarlo y despedirlo.

La mañana de este domingo 14, se realizó la misa de cuerpo presente y ríos de gente acudieron a darle el último adiós al llamado “Señor de los Tres Tercios”, triunfador en México y otras latitudes taurinas, uno de los pocos tlaxcaltecas con alternativa confirmada en Madrid y, que, se vio desbordado de flores y cariño de parte de sus paisanos.

Ofició la ceremonia el padre Antonio Manilla, amigo personal del torero y de su familia, quien recordó algunos momentos vividos con el maestro y pidió por el pronto consuelo de su esposa Estela y sus hijos Rafael y Paola, así como de su madre, hermanos y sobrinos.

Al terminar la misa, el torero fue sacado por la Puerta Grande de la Basílica apizaquense entre un mar de personas que le vitoreaban y aplaudías, como ocurrió muchas veces en su vida.

La carroza fúnebre atravesó las calles del centro y lo llevó al “Jardín Cipreses” para ser cremado y sus cenizas ser depositadas en la capilla de su casa, en el rancho Cristo Rey. El cortejo de gente, tras el vehículo, era bastante grande.

Se ha ido un gran torero, amigo, hermano y padre, pero, sobre todo, un ser humano generoso y lleno de luz. Descanse en paz.

 

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