4 de septiembre de 2023
Arganda del Rey arrancaba sus novilladas picadas con un cartel compuesto por García Pulido, Sergio Rodríguez y Samuel Navalón, que se midieron a los astados de Luis Algarra. La novillada tuvo una gran presentación y juego variado, destacando el comportamiento excepcional del quinto. El peor de la tarde fue el sexto, un novillo áspero que no pasaba y que fue desarrollando a pasos agigantados. García Pulido desorejó al primero de la tarde, siendo este el primero de un lote manejable y que permitió la expresión. Sergio Rodríguez encontró las teclas, teniendo mayor acierto en quinto con la espada. Samuel Navalón dejó una vuelta al ruedo de peso ante la negativa del presidente por concederle la oreja. Con el sexto no tuvo nada que hacer.
Abría la tarde García Pulido con un novillo de Luis Algarra, al que recibió con un saludo capotero bregado en el que se pudo estirar momentáneamente. Se alcanzó la faena de muleta y el espada lo fue tanteando por ambos pitones, sacándolo al paso hasta llevarlo a los medios. Allí siguió sobre la mano derecha, recogiendo la embestida, llevándola muy sujeta, toreando con mucha verdad. Le dio tiempo y sitio, ordenando tandas breves en las que no dejó de medir las embestidas. Cambió al natural, echándole los vuelos al morrillo con suavidad, enganchándolo y metiéndolo, encontrando la armonía sin dejar de tirar hacia adelante. Le bajó la mano, dejándosela puesta, aunque también marcando los naturales, evitando que se acabará descomponiendo y se perdiera la armonía. Lo mantuvo metido en el tira y afloja, parando y dando tiempo y sitio, tirando del astado, exprimiéndolo. Culminó por bernadinas y una estocada en el sitio con la que el animal dobló.
Sergio Rodríguez derrochó variedad y firmeza en el capote, saludando por caleserinas al segundo de la tarde. Tras una sonora ovación para los de plata en el tercio de banderillas, se dio paso a la faena de muleta. La inició por abajo, de rodillas, con algún que otro pase cambiado por la espalda. Continuó sobre el pitón derecho, adelantándole la mano, atacándole en la media distancias, echándole el vuelo al morrillo para enganchar la embestida y tirar de ella. Se echó, pero lograron levantarlo y seguir la faena, dándole amplitud al vuelo y continuidad, sin que se parase, ligando uno con otro mientras se encajaba y se lo llevaba hasta el final. Lo metió de principio a final, muy en largo, con la muleta siempre puesta, asentándose con el y aguantándolo cuando se le paraba en mitad del muletazo. Dejó algún que otro pase a pies juntos, poniendo todo lo que el animal no alcanzaba a hacer y es que se fue apagando poco a poco, a pesar de la entrega del novillero. Falló con los aceros.
El tercero de la tarde resultó un novillo suelto, al que Navalón saludó y llevó ganándole terreno, llegando a estirarse con el. Lo saludó en la franela con un inicio de intensidad, desde los medios, con pases cambiados por la espalda, sin rectificar ni probaturas. Aprovechó la inercia y le dio continuidad al inicio. Sobre el pitón derecho tocó y llevó desplazando, con suavidad, tirando del animal hacia los riñones, muy encajado, con seguridad. Se lo fue envolviendo a la cadera. Cambió al natural, tocando, perdonando las embestidas, llevándolo en largo y siempre enganchándolo con los vuelos. Le bajó la mano y se cruzó en tandas cortas y muy medidas. Era pronto e incluso llegó a sorprenderlo, el animal tenía ritmo y fijeza en la tela. Navalón apuntó las distancias, emborrachándolo de muleta, dejándosela puesta. Insistió en seguir pasándolo, pero ya no me quedaba nada. Se tiró con todo y lo mató.
García Pulido marcaba el ecuador del festejo con un saludo capotero medido con el que le fue ganando terreno. Eligió un inicio de faena por abajo, con poder y determinación, imponiéndose al animal. Lo sacó de tablas y en los medios, con un toque delantero fue enganchando la embestida, buscando y dejándosela puesta. Le bajó la mano en el toque, tratando de gobernar una embestida irregular que le soltaba la cara en cada salida y se descomponía. No humillaba, ofreciéndole asperezas a la entrega de Guillermo. Se metió en los terrenos del animal, robándoselos de uno en uno, sin perder en ningún momento la línea, buscando con un toque firme, fijador y seco abajo. Sin embargo, el de Luis Algarra cada vez le ofrecía menos, alguna media arrancada, pero sin pasar. Dejó una muy buena estocada en el sitio.
Sergio Rodríguez saludó al segundo de su lote, logrando estirarse ya en los medios con el. Se alcanzó el último tercio y Sergio lo inició por abajo, de rodillas. Aunque no tardaría en levantarse y seguirlo. Continuó, dejando series muy toreadas ante un novillo de buenas condiciones al que se le pudo exigir. Le bajó la mano y y se lo llevó a la cadera, enlazando un muletazo con otro, dándole sabor y ligazón a la faena. Sergio lo llevó en la media distancia, para después cuajarlo a base de temple, mano baja y trazo infinito con el se gustó y gustó, disfrutando las embestidas del de Luis Algarra, que mostró prontitud y fijeza absolutas. El novillero, al natural, jugó con la amplitud de los vuelos, asentándose con un gran quinto. Culminó a pies juntos, con unos ayudados por alto, para después rematarlo con una estocada en la que se tiró con todo.
Samuel Navalón cerraba la tarde, recibió al sexto, un novillo que salió y que le dejaron correr la plaza. Cada vez lo iba complicando más el de Algarra. En la faena de muleta lo tanteó y pasó por ambos pitones, pero se frenaba y medía cada vez más. Iba desarrollando, sabiendo lo que dejaba atrás, tuvo que marcar el recorrido con la ayuda, evitando que se venciera y metiera por dentro. Fueron muletazos de rabia y de querer más que de poder. El de Luis Algarra pasaba con la cara alta, sin terminar de culminar el pase, por lo que trató de llevarlo muy tapado, para que solo viera tela. Por el pitón derecho le venía por dentro, por lo que tuvo que aprovechar la inercia para que viniera marcando el recorrido. Le metió la mano con aseo, pero sería al segundonintento la definitiva.
Ficha. Arganda del Rey. Novillos de Luis Algarra. La novillada tuvo un gran presentación y juego variado, destacando el comportamiento excepcional del quinto. El peor de la tarde fue el sexto, un novillo áspero que no pasaba y que fue desarrollando a pasos agigantados. García Pulido, dos orejas y ovación; Sergio Rodríguez, ovación y dos orejas; y Samuel Navalón, vuelta al ruedo y palmas.