Emilio de Justo defiende su jerarquía y Leo Valadez le pone sabor con toque mexicano a la tarde en Logroño (Fotos y Video)

21 de septiembre de 2023/Patricia Prudencio Muñoz

La Ribera cerraba su Feria de San Mateo con una corrida de toros en la que Emilio de Justo, Ginés Marín, que sustituía a Luque, y Leo Valadez se midieron a los de La Palmosilla. El encierro presentó un comportamiento manejable, sin chispa, cortos y de escaso recorrido, quedándose a mitad de camino en los muletazos. Destacó el sexto de La Palmosilla, que fue el que mayor movilidad presentó, y el sobrero de Fuente Ymbro. Emilio de Justo marcó la tarde con un buen sobrero de Fuente Ymbro al que llevó con gusto y despaciosidad en una faena desarrollada por el pitón derecho. Tuvo un buen concepto en el cuarto un toro justo al que se impuso. Ginés Marín no encontró el acople con el segundo, dejando una faena que no tomaría vuelo. Estuvo voluntarioso y firme con el quinto, un toro de teclas al que supo llevar, pero empañó su faena con los aceros. Leo Valadez tuvo que bailar con las más feas, un toro al que hubo que llevar con pinzas. Derrochó poder y dominio con el sexto, siendo ésta una de las mejores faenas de la tarde, pero pinchándola.

Saltó al ruedo «Tuercemanos», al que Emilio de Justo saludó en una breve brega sin lucimiento, sin que el animal estuviera en plenas facultades. Finalmente, el presidente otorgó el cambio de toro. En su lugar salió un toro de Fuente Ymbro de nombre «Hostelero». El diestro lo recibió con una larga de rodillas, para después estirarse con el entre verónicas, ganándole terreno. Se lució un gran tercio de varas. Brindó al público y se puso de rodillas para recibirlo en la franela sin probaturas. Continuó con ritmo y expresión, demostrando la continuidad en la inercia. Se echó la muleta a la mano derecha y siguió ligando con un toro al que cambió de terrenos. Se asentó en cada pase, tocando con definición y mucha voz, marcando la embestida. No pudo bajarle en exceso la mano, pero el animal acometía con fijeza, nobleza y una embestida constante. Cambió al natural, cruzándose, dándole salida, llevándolo con los extremos del engaño. Recuperó la mano derecha, con mayor definición y control de las embestidas, con cadencia, dejándosela puesta y tirando. Cerró por manoletinas y una buena estocada.

Ginés Marín saludó al primero de su lote con una brega llevada sin alcanzar a sacarlo del tercio. Lo tanteó, pasándolo por ambos pitones, moviéndolo. Se lo llevó a los medios y allí, sobre el pitón derecho buscó el acople, perdiéndole pasos, con series cortas y medidas en las que lo llevó a media altura, teniendo que tocarlo con firmeza para marcarle el recorrido. Terminó por desarmarlo, pero regresó a la cara del animal, lo pasó un par de veces y se dispuso al natural, con un toro agarrado al piso y poco colaborativo. Faltó acople entre ambos, culminando con una estocada que sería suficiente para que doblara.

El mexicano Leo Valadez recibió a «Gandanillo», frenándolo en la seda, con firmeza ante aquellas primeras embestidas del animal. Se alcanzó el último tercio y Leo lo pasó y ganó terreno, sacándolo de tablas. Sobre el pitón derecho dejó las primeras series, con un toro andarín e incómodo al que tuvo que parar, templar, tocar y llevar.  Le dio la media y larga distancia, pasándolo, tratando de limpiar el muletazo con un toro que no terminaba de pasar. Le costaba entrar al primer cite, el resto los seguía, sin ritmo. El animal terminó por parar la faena, una faena que no llegó a romper. Lo probó al natural, abriendo el compás, asegurando el pase, tirando de una embestida que parecía haber ahormado y tener controlada. Era incierto, escaso de fuerza, en la tela el de La Palmosilla, pero al recuperar el pitón derecho, el mexicano se impuso, bajándole la mano, pasándolo a su alrededor. El respetable no tuvo paciencia, a pesar de las ganas y las teclas que le planteó el de su lote. Lo pasaportó.

Marcaba el ecuador del festejo «Estornino», en las manos de Emilio de Justo, un toro que antes de entrar en la seda del extremeño arremetió contra las tablas, rompiéndolas. La curiosidad del respetable hizo que el saludo pasara desapercibido.  Lo tanteó genuflexo ganándole terreno, esperándolo fuera del tercio para continuar sobre el pitón derecho. Salía con la cara alta, le costaba humillar, de hecho, no bajó la cara. Tiró de la embestida con suavidad asentándose, pasándolo muy despacio, componiendo con lucimiento y pulcritud. Cambió la muleta de mano y continuó al natural, con mayor acople, pero con un toro de embestida corta y limitada. El extremeño se lució, toreando con expresión, abriendo y recogiendo a la salida. Encontró variedad y recursos en su Tauromaquia para componer la faena.  El de La Palmosilla simplemente pasaba, ante el dominio de Emilio de Justo. Volvió al pitón derecho apurando una embestida cada vez más corta y que si tocaba tela se descomponía soltando la cara. Dejó un buen cierre que rubricó con una buena estocada.

Seguía el festejo Ginés Marín con un quinto al que saludó junto a las tablas, recogiendo la embestida, encelándola y logrando estirarse con el. Brindó desde los medios al respetable, para después iniciar la faena de muleta junto a las tablas con un ligero trasteo en el que tiró y sacó a los medios. Siguió sobre el pitón derecho, con una serie en la que no terminaba de humillar pero que acometía en la tela, con prontitud y fijeza, pero sin chispa. Cambió al natural, pero no completaba el pase, quedándose más agarrado al piso. Insistió sobre el izquierdo, con un pase tras otro, queriendo más que pudiendo el diestro. Retomó el pitón derecho, alargando las embestidas, encontrando mayor profundidad y definición. Aquella serie fue muy aplaudida por el respetable. No tuvo mal aire por el derecho, era pronto y respondía con obediencia, pero quedándose corto, algo que acusó más en los últimos compases de la faena. Tuvo que perderle pasos y recomponer en las salidas, evitando que se le quedara encima. Mató con el golpe de cruceta.

Cerraba la tarde «Adelantado» el toro más pesado del festejo y al que saludó Leo Valadez, dejando un buen recibo capotero que fue muy ovacionado por el respetable. Ejecutó un quite por zapopinas que despertó los tendidos. Sin probaturas, se puso de rodillas y lo saludó en la franela pasándolo por ambos pitones. A punto estuvo de prenderlo, pero rápidamente se recompuso y continuó con el inicio. Siguió sobre el pitón derecho con un toro que tenía movilidad con ritmo. Respondía con prontitud y se dejaba llevar, con buen son en su embestida, pero más que buenas condiciones, tuvo movilidad. El mexicano aprovechó la inercia para ligar un muletazo con otro, limpiándolos y envolviéndoselo a su alrededor. Entre tandas le dio tiempo y sitio, después le esperaba en la larga distancia para dar el primer toque, obteniendo la respuesta de un astado que fue el mejor de la tarde. Al natural dejó suavidad, deslizándose con él, en un acople total entre embestida y mando de Leo. Siguió sobre el pitón izquierdo, el de La Palmosilla seguía pidiendo muleta. Al recuperar el pitón derecho, se empezaba a acortar el recorrido y buscaba, pero predominaba la nobleza en el. Comenzó a descomponerse y a quedarse más encima. No fue sencillo, pero se lo pasó por donde quiso, cerrando de rodillas, apurando las distancias. Falló con la espada, que logró hundir al tercer intento.

Ficha: Logroño. Toros de La Palmosilla, un encierro presentó un comportamiento manejable, sin chispa, cortos y de escaso recorrido, quedándose a mitad de camino en los muletazos. Destacó el sexto de La Palmosilla, que fue el que mayor movilidad presentó, y el sobrero de Fuente Ymbro. para Emilio de Justo, oreja y oreja; Ginés Marín, silencio y ovación tras aviso; Leo Valadez, palmas y ovación.

 

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