23 de marzo de 2024/Texto y foto: Patricia Prudencio Muñoz
Estremera celebró una corrida clasificatoria de la Copa Chenel. Un festejo en el que se acartelaban los matadores de toros Thomas Joubert, Mario Sotos y Diego García que se midieron a los ejemplares de las ganaderías de El Retamar y Hermanos Cambronell. Los animales dejaron variedad y juego con sus embestidas. Tuvieron sus teclas, pero les faltó intensidad y durabilidad en la tela. Salieron con chispa, pero se fueron apagando poco a poco, por lo que se desarrollaron faenas cortas y comedidas. Destacaron los de El Retamar, todos ellos ovacionados. La única oreja de la tarde la paseó Thomas Joubert, en un festejo que de no ser por los aceros, se hablaría de triunfos mayores. Hubo entrega y disposición, sobreponiéndose la terna a los toros que no terminaban de romper ni de entregarse.
Thomas Joubert saludó al abreplaza, un toro de El Retamas de nombre «Coronel», con ritmo y temple, ganándole terreno hasta sacarlo más allá del tercio. Inicio su faena por estatuarios desde los medios, para después darle tiempo y sitio y decidirse por el pitón derecho. Trató de llevarlo en línea recta, logrando una tanda de uno a uno, pero con continuidad. Continuó con la derecha, pero no tardó en empezar a mostrarlo al natural, cerrándoselo un poco más, pasándoselo muy cerca. No tardó en recuperar el pitón derecho con un toro que no permitía errores, atendía al cite, pero también miraba. Terminó toreándo en los terrenos de tablas, por lo que allí desarrolló los últimos compases de la faena. Sus salidas no eran lucidas, teniendo que vestir los pases para darle forma a una faena aseada. La estocada fue efectiva, aunque quedará tendida.
Mario Sotos dejó un lucido saludo capotero con el primero de su lote, «Yuntero», un toro de Hermanos Cambronell al que frenó, bregó y lanceó. Tiró del animal hacia los medios, por abajo, para dar cominezo a su faena, para después disponerse en los mismos medios a torear sobre el pitón derecho. Llevó con pinzas a un toro mermado y que ya se le había caído después de la primera tanda. Quiso torearlo y sacar lo poco que llevaba dentro, pero el animal, por mucho que lo insistieran, no pasaba. Cambió la ayuda por la espada y probó varias veces la suerte suprema sin demasiado acierto.
Diego García saludó a «Perdigón» de El Retamar que le apretó y exigió, por lo que no tardó en sacarlo a los medios, iniciando su saludo genuflexo para después estirarse con el. Diego García, ya con la muleta en la mano, quiso pasarlo por ambos pitones, exigiéndole por abajo. Continuó por el derecho logrando la transmisión y el acople con un animal al que poco a poco le fue bajando la mano, apretándolo. El animal tenía movilidad y se prestaba a las exigencias de Diego. Cambió al natural, mostrando expresión y aprovechando los vuelos para envolvérselo. Continuó por el izquierdo, pero siempre asegurando el pase, citándolo y llevándolo con seguridad. No alargó una faena de matices en la que hubo entendimiento. Falló con la espada.
Thomas Joubert bregó sin lucimiento a «Imberbe» de Hermanos Cambronell, pasándolo y metiéndolo en la tela. En su inicio de faena alternó con pases por alto y por bajo, probándolo por ambos pitones. Le buscó los terrenos y le siguió sobre el pitón derecho, pero sin terminar de calar con el público en tandas que se desarrollaron cerca de los medios. Cambió al natural, pero fue un poco más de lo mismo, sin emoción ni carbón, se perdió toda conexión con los tendidos, a pesar del toreo en redondo de un torero que quiso alargar una faena en la que el animal ya había dicho basta. Cerró por bernadinas y una estocada aplaudida.
Continuaba la tarde Mario Sotos, con disposición y torería, mostrando variedad con el capote con un toro de El Retamar de nombre «Sanluquerito». Lo recibió en la muleta de rodillas desde los medios, para después levantarse rápidamente y seguir con el sin cambiarle los terrenos. Se dispuso sobre el pitón derecho, con un animal con fijeza y noble que le permitió desarrollar su faena a Sotos. El diestro elaboró tandas cortas y bien rematadas en las que controlar y cuidar. Al natural le llevaría de uno en uno, poniendo todo el matador a un toro sin carbón que no terminaba de calar. Un pase precedía a otro, pero sin el sabor o la intensidad que Sotos buscaba y pretendía. El animal terminó por echarse. Pudo levantarlo y pegarle una buena estocada.
Diego García saludó a «Nativo» de Hermanos Cambronell en un recibo lucido y torero en el que le fue sacando a los medios. Iniciaba la faena de muleta y Diego se lo fue llevando fuera del tercio, muy despacio, con temple. Junto a la raya siguió llevándolo con la mano derecha. Lo buscó en la larga distancia, pero tuvo que acortarlas y atacarle un poco más para que entrara al cite, ya que no atendía con prontitud. Le dio tiempo y sitio entre series, permitiendo que este se recuperase y volviera a tomar la tela. Diego tuvo que echarle los vuelos al hocico para poder enganchar la embestida y darle cuerpo a la faena. En el toreo al natural encontró algún que otro pase de gusto. Recuperó el pitón derecho y parecía haberse acoplado, pero no había mucho más que añadir. Buscaba en el adorno unas opciones que el aninal ya no le daba. Hundió el acero al segundo intento.
Ficha del festejo:
Estremera (Madrid). Corrida de toros clasificatoria de la Copa Chenel. Más de tres cuartos de plaza. Toros de El Retamar y Hermanos Cambronell. Los animales dejaron variedad y juego con sus embestidas. Tuvieron sus teclas, pero les faltó intensidad y durabilidad en la tela. Salieron con chispa, pero se fueron apagando poco a poco, por lo que se desarrollaron faenas cortas y comedidas. Destacaron los de El Retamar, todos ellos ovacionados. Thomas Joubert, vuelta al ruedo y oreja; Mario Sotos, silencio y vuelta al ruedo; Diego García, saludos tras aviso y vuelta al ruedo.