La corrida de Alcurrucén, muy bien presentada y en hechuras, dio al traste con una tarde donde Morante cinceló bellos pasajes al natural y Rufo justificó su tarde con una actuación marcada por el compromiso
19 de abril de 2024/Pablo López Rioboo/Foto: Eduardo Procuna
Morante de la Puebla, Sebastián Castella y Tomás Rufo trenzaban el paseíllo, este viernes, en la 13ª de abono en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Se lidiaba un encierro de Alcurrucén.
Morante inédito con un primero muy castigado en varas
’Incordioso’ llevaba por nombre el primero de la tarde un bonito ejemplar de Alcurrecén ovacionado de salida para abrir plaza que levantó palmas al saltar al ruedo. Un astado al que Morante lanceo a la verónica en un saludo capotero con algunos lances muy toreros. Fuerte le dieron en varas a un toro que acabaría acusando en el tercio de muleta. Casi sin vida llegó al último tercio en un trasteo donde el toro poco a poco fue bajando la persiana hasta pararse por completo. Faena breve con algunos muletazos de su personal corte que no valieron para cincelar una labor de mayor peso. Tras pasaportar al animal fue silenciado.
Castella por encima del noble pero mansito segundo de Alcurrucén
Castella se gustó toreando a la verónica al segundo un toro de Alcurrucén engatillado de cuerna que embistió con temple y largura en el cadencioso saludo a la verónica de Castella. El francés fue poco a poco ganándole terreno para dibujar un ramillete de verónicas toreando con la cintura y las muñecas hasta cerrar con una media casi en el centro del anillo. Brindaría Castella al público su faena segundos después de haberse desmonterado un torerísimo José Chacón en un gran tercio de banderillas. Este fue un animal templado en sus embestidas, pero al que le faltó un punto de humillación, un toro que siempre se sintió cómodo en la media distancia. A zurdas tuvo mejor inicio que final del muletazo algo que obligó al francés a llevarlo metido en la pañosa y no dejarle pensar. Toro con nobleza pero al que le faltó un punto mayor de raza y transmisión. A los sones de “Juncal” acortó distancias ante un ejemplar que miró a tablas amagando con rajarse pero que no llegó a hacerlo. Tras pasaportar al de Alcurrucén de una estocada un dedo desprendida saludó una ovación desde el tercio tras una petición no mayoritaria de oreja.
La falta de casta del tercero dejan en silencio la porfía de Rufo
‘Afectivo’ llevaba por nombre el berrendo en negro que hizo tercero un animal de muy bella lámina que no se entregó en el capote de Tomás Rufo. Astado frío de salida que se enteró de qué iba la película al pasar por el jaco. A este no le gustó el encuentro con el piquero saliendo suelto al capote de su matador. Rufo buscó no apretarle en el comienzo del trasteo toreándolo en línea y paralelo a tablas. El de Pepino buscó poco a poco ir corrigiendo los defectos de un animal que en ocasiones embistió con el pitón de fuera. Al natural buscó correrle la mano en series templadas donde el animal siempre vino pronto al cite pese a faltarle mayor humillación y clase. Pese a la voluntad del diestro la faena nunca tomaría vuelo por la poca emoción de un toro que nunca quiso embestir con largura y humillación tras los chismes. Tras pasaportar al de Alcurrucén sería silenciado.
Un voluntarioso Morante deja detalles de su personalísimo ante un cuarto que quiso más que pudo
En cuarto lugar salió ‘Cara-Alta’ un astado fino de cabos pero un pelín altón al que Morante lanceó a la verónica en los terrenos del 6. Recibo en el que destacaría una gran media muy jaleada por la parroquia sevillana, evidenciando el hispalense claros gestos de contrariedad hacia un animal que volvería a ser castigado en exceso en el caballo. Tuvo torería un inicio de faena donde se gustaría en un par de pases de trinchera donde llevó toreado al animal con todo el cuerpo. A zurdas buscó llevar pulseada la embestida de un astado con clase pero medido en su fortaleza. Dándole siempre el medio pechó se la puso siempre en la cara a un animal agarrado al piso, un toro que pese a esa nobleza no tenía raza para repetir las embestidas. Dos naturales hondos al ralentí, un molinete “abelmontao” y un pase del desprecio cerraron una faena muy condicionada por el juego del Alcurrucén. Se atascó con los aceros siendo finalmente silenciado.
Un asentado y decidido Castella saluda una ovación en el último toro de su Feria
Salió haciendo cosas feas el colorao que hizo quinto un animal que se frenó en el capote de Castella huyendo del jaco en cuanto sintió la puya. Pese a esos aires de manso el animal metió la cara con humillación y largura en varios de los capotazos, de ahí que el francés pidiera calma a su cuadrilla pese a embestir a oleadas y mostrar falta de fijeza. Castella no se lo pensó y llevó a cabo la receta del añorado Antonete, “pronto y en la mano”. Castella se la puso en la cara y tiró del astado en un comienzo donde el astado embistió con transmisión pero sin salirse de los vuelos. Se puso en el sitio para domeñar unas embestidas nada fáciles ante un toro que embistió muchas veces por dentro. Toro que no quería cercanías, sino venir desde la media distancia, algo que entendió un Castella que a zurdas si logró pulsear y aguantar a un animal con aristas. Astado que, por su condición de manso, siempre fue más largo y profundo cuando el muletazo iba dirección a tablas. Acortó distancias en un final de faena con el toro ya muy parado para finalizar una labor de gran firmeza y compromiso ante un ejemplar al que le sacó todo lo que llevaba dentro. Tras pasaportar al animal de una estocada casi entera y tendida se vio obligado a usar el estoque de cruceta. Pese a sonar un aviso Sevilla valoró su actuación con una cerrada ovación.
Silenciado Rufo con el apagado y falto de raza sexto
Cerró plaza un astado de Alcurrucén que dijo poco en los primeros tercios, un astado al que midió en el castigo un Espartaco en los dos puyazos que le recetó. Comenzó Rufo su trasteo por alto para no obligar a un ejemplar medido en su raza, un animal con nobleza pero al que le costó humillar. El toledano buscó meterlo en el canasto por ambos pitones pero el animal nunca quiso irse tras los vuelos debido a tener este mejor inicio que final del muletazo. Porfió Tomás ante un ejemplar que se defendió por su falta de fuerzas. ’Bullanguero’ acabaría apagándose como una velita en un final de faena donde el toledano se metió en la distancia corta. Tras una estocada algo tendida sería silenciado.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. 13ª de abono. Corrida de toros. Lleno.
Toros de Alcurrucén. Con nobleza pero escaso fondo el medido primero; con nobleza pero muy medido en su raza el mansito segundo; de embestidas pasadoras y sin celo el vulgar tercero; con nobleza y cierta clase un cuarto medido en su raza; de mansa condición un quinto de complejo comportamiento; con poca chispa un sexto muy bajo de raza.
Morante de la Puebla, silencio y silencio.
Sebastián Castella, ovación tras petición y ovación tras aviso.
Tomás Rufo, silencio y silencio.
Incidencias: Saludó José Chacón en el segundo.