21 de julio de 2024/Mar Muñoz
Valencia celebró su cuarto festejo de su Feria de Julio con toros de Santiago Domecq para el mano a mano entre Paco Ureña y Román con un respetable que hizo salir a saludar a ambos diestros con una sonora ovación antes de comenzar el festejo. Los toros, en líneas generales, permitieron el lucimiento, a pesar de que alguno mostró su falta de fuerza. Destacó el cuarto, que fue indultado por Román. Todo lo puso Ureña con el inválido primero. Con el tercero pudo desarrollar una meritoria faena que deslució con la espada y con el último de su lote firmó una faena de tira y afloja. Román desarrolló una gran faena con el segundo, pero perdió el trofeo con el uso de los aceros. Toreó a placer al gran cuarto que fue indultado y nada pudo hacer con el áspero sexto.
A Paco Ureña le costó encelar a «Soñador» en su capote, pero después logró estirarse con el, sacándolo a los medios, ganándole terreno. En el tercio de varas el toro descabalgó al picador del caballo tras colarse por debajo del peto. Román hizo un vistoso quite y con el se dio paso al tercio de banderillas. Ureña brindó su toro a Román y a pies juntos, en el tercio, empezó a pasarlo por ambos pitones. Aquel inicio se desarrolló con total quietud. Después siguió por el derecho, ya en los medios, con la muleta puesta y tirando hasta que el toro perdió las manos mostrando su escasez de fuerza. Le dio tiempo y volvió por aquel piton, de uno en uno, cuidando y sin exigirle en exceso, pues el animal perdía las manos con facilidad. Cambió al natural, dándole tiempo y el pecho para tirar de el con verdad a media altura. El animal seguía el engaño, pero le costaba completar el pase, teniendo que ponerlo todo el diestro, que le robaba los naturales de uno en uno a base de voz y dándole amplitud con el giro de muñeca. El de Santiago Domecq se echó y tuvieron que levantarlo, siguiendo Ureña su faena sobre ese pitón, arrancándole las embestidas sin continuidad y con cierta intermitencia. Casi lo prende en las distancias cortas, pisando terrenos comprometidos. Fue a por la espada y en la suerte suprema logró hundir el acero tras pinchar.
Román recibió a «Capitán» con una larga cambiada en rodillas para después bregarlo. El toro fue protestado por su falta de fuerza y se pidió el cambio, pero el presidente no atendió las demandas de los tendidos y cambió de tercio. Las protestas se incrementaron durante el tercio de banderillas, pero el animal no se cambió. Román pidió permiso y en el tercio lo probó por ambos pitones en aquel tanteo de inicio de faena. Tiró del de Santiago Domecq, ganándole terreno para llevárselo a los medios, allí comenzó a pasarle por el pitón derecho. Le dio tiempo y distancia para después citarlo y aprovrchar la inercia de la embestida para lograr una tanda corta, pero ligada en redondo. El animal humillaba, colocaba la cara y seguía el engaño a pesar de la fuerza, que no le sobraba. Le dio tiempo y sitio, nuevamente, y ligó otra tanda en redondo por ese mismo pitón, con transmisión. Cambió al natural y por el izquierdo tenía recorrido, así que Román lo aprovechó para dar amplitud a sus naturales. Le daba tiempo entre tandas para que repusiera, adornándose al compás de la música que interpretaba la banda. Retomó el pitón derecho y le robó unos pases en redondo antes de ir a por la espada. No tuvo acierto con el acero y tuco que usar el descabello.
Paco Ureña se estiró con «Heráldico» a la verónica en su saludo capotero. Román hizo un ajustado quite por chicuelinas. El diestro brindó en los medios y genuflexo, en el tercio, lo fue probando y sacando con torería. Se decidió por el pitón derecho, comenzando así su faena ante un toro pronto. Ureña lo citaba de lejos y el animal acudía para después acortar y ligar en redondo. Colocaba la cara y humillaba por lo que contribuyó en la labor del diestro. Cambió al pitón izquierdo y de uno en uno lo fue pasando, cada vez más mermado ya acusaba la faena, pero Ureña siguió robándole los naturales. Retomó el derecho atalonado en la arena y lo toreó arrancando el aplauso del público. Tomó la espada e hizo su epílogo. Falló con la espada.
Román paró a «Escondido» con unos lances de recibo en los que no le permitió el lucimiento. Tras brindar al respetable se fue al tercio para comenzar su faena, obligándole y sacándole a los medios. Después siguió por el pitón derecho, le dio sitio y el astado acudío. Con la inercia ligó aquella primera tanda. Siguió por ese pitón, bajándole la mano, exigiéndole y enroscándose con el. Al natural ligó una tanda en los medios ante el clamor del coso. Lo volvió a citar de lejos y aprovechó la inercia para ligar la siguiente tanda al natural. El animal tenía fijeza y Román se entendió con el a pesar de las teclas. Por el derecho tenía mejor son y el público comenzó a pedir el indulto. Román seguía toreando a placer y el público insistía en su petición ante un animal que seguía atendiendo y siguiendo el engaño. El presidente concedió el indulto.
Paco Ureña bregó con «Remendito», que no le permitió el lucimiento. Ureña lo fue pasando y probando por ambos pitones para comenzar su faena, definiéndose por el pitón derecho ya en los medios. El animal pasaba sin clase, sin humillar y le costaba acudir al cite, por lo que tuvo que llevarlo de uno en uno. Se quedaba a mitad del pase y Ureña aguantóponiendo el lucimiento que le faltaba al animal. Cambió al natural, pero se seguía quedando corto. Recurrió a las distancias cortas, cruzándose, exponiéndose y robándole los naturales. Retomó el derecho, pero ya cabeceaba de forma exagerada, así que fue a por la espada, pero falló.
Román paró en su capote a «Volador» con unos lances de recibo. Permitió el quite y fue lucido, al sobresaliente, Dias Gomes. Hizo un brindis particular y por el derecho intentó comenzar su faena. El animal entraba en la muleta pero sacaba la cara alta, así que después de una tanda por el derecho cambió al pitón izquierdo. Era áspero y no pudo darle ni un pase. Retomó el derecho, le bajaba la mano y tapado lo llevaba obligado. Había que perderle pasos y tirar, así lo fue pasando en su muleta. Desarrolló su lidia por el pitón derecho. No tenía más que sacar y fue a por la espada, sin epilogo se perfiló y pinchó en varias ocasiones.
Valencia. Toros de Santiago Domecq para Paco Ureña, saludos, silencio tras aviso y ovación tras aviso; Román, ovación tras aviso, dos orejas simbólicas y silencio.