Aguado derrocha torería y verdad ante un gran tercero de Jandilla en una tarde sin aceros en Pamplona (Fotos)

11 de julio de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez

Pamplona ha celebrado quinta corrida de toros de San Fermín, en la que los diestros Juan Ortega, Andrés Roca Rey y Pablo Aguado se midieron a los ejemplares de la ganadería de Jandilla y Vegahermosa (2°). Los animales fueron llevaderos, variados en comportamiento, aunque sin durar demasiado en las faenas cuando se les exigía de verdad. Faltó emoción en sus embestidas, pero permitieron la expresión de los diestros. Lo más destacado lo hizo el tercero, un toro de buen son y condiciones, con ritmo, entrega y clase que le permitió a Aguado desarrollar una buena faena. Juan Ortega mantuvo la torería, la cadencia y la despaciosidad con el primer toro, un ejemplar que atendía con nobleza pero sin terminar de entregarse. No tuvo opciones con el cuarto, un toro que cantó rápido su querencia a tablas. Roca Rey inició de forma explosiva su faena al segundo, un toro muy venido a menos con el que tuvo que apurar las distancias para poner todo lo que le faltaba a su adversario. Su labor se vio empañada por el acero. El quinto se vino a menos muy rápido, limitando la labor de Roca Rey, que se impuso a base de mano baja. Aguado desarrolló una buena faena al tercero, un toro bravo, con clase y entrega, que le permitió al diestro sevillano envolvérselo con gusto, llevándolo totalmente metido. La entrega de Aguado, su firmeza torería, clase, naturalidad y verticalidad se mantuvo ante el sexto, un toro de teclas que no decía demasiado con sus embestidas, siendo Aguado quien las entendiera y las supiera llevar con solvencia.

Juan Ortega, toreo lento y de mucho gusto en una faena de detalles ante el primero

Juan Ortega saludó al primer toro de la tarde, al que llevó con suavidad, ganándole terreno, tratando de mantenerlo en el capote. Se lució en el quite por chicuelinas muy ceñidas, en una de ellas casi lo prende. Brindó a Manuel Criado para después iniciar su faena doblándose con el, sacándolo, obligándolo por abajo en unos ayudados dotados de torería. A punto estuvo de prenderlo, se recompuso y empezó el toreo en redondo sobre el pitón derecho, dejándosela muy puesta, toreando muy despacio a un toro de salida deslucida con la cara arriba. Le dio tiempo y siguió por el derecho, en una serie de cadencia y torería ante un ejemplar al que le faltaba fuerza y cierta emoción en su embestida. Cambió al torero al natural, uno a uno, metiendo la cara abajo, pero saliendo por alto. Culminó con algunos detalles muy toreros y estocada al segundo intento defectuosa.

El acero le impide cortar las orejas a Roca Rey ante el segundo

Roca Rey recibió y llevó al segundo de la tarde para después lucirse a pies juntos, continuando por gaoneras hasta que lo sorprendió golpeándole con el pitón en su pierna derecha. Remató con una lucida media que dio paso al tercio de varas. Se dispuso de rodillas en los medios para recibir al de Vegahermosa con un cambiado por la espalda. Le dio el primero, tuvo que esperar para la repetición, pero logró meterlo y aprovechando la inercia alcanzó un inicio explosivo, muy del gusto de la afición. Continuó con un toreo en redondo sobre el derecho, encajado, buscando en una primera tanda el acople. Siguió, uno a uno, dosificando, asegurando, aprovechando la nobleza y buena condición de aquel segundo. Hubo profundidad. Cambió al toreo al natural, dejándosela puesta abajo para tirar de una embestida que se quedaba algo más parada, pero a la que también pudo llegar a pasar en largo. Tiró del animal y se lo llevó de nuevo a los medios, continuando sobre el pitón izquierdo, faltándole acople en aquella nueva serie, deslucida y con falta de ritmo y armonía. El animal se fue a menos y Roca Rey tuvo que apurar las distancias y buscarlo entre adornos y matices, poniendo lo que le faltaba a su adversario. Culminó por bernadinas y una estocada certera, pero no efectiva, llegando a escuchar el segundo aviso mientras descabellada.

Pablo Aguado falla con el acero y pierde el triunfo tras una buena faena a un buen tercero

Saludó Aguado al tercero de la tarde, un toro con buen son y con el que pudo estirarse con gusto. Destacó el quite por delantales que remató con una bonita media. Se alcanzó la faena de muleta y la inició con un molinete que dio paso a un toreo lento sobre el pitón derecho que siguió con una bonita trinchera para rematar aquel inicio. Siguió a pies juntos para después encajarse y envolverse a un toro con fijeza, clase, nobleza y celo. Siguió el engaño con ritmo también por el izquierdo, llevándolo con gusto y ese arte sevillano que tanto cautiva. Sin embargo, el pitón era el derecho, con profundidad, permitiendo que el diestro se lo envolviera sin distinguir de un pase a otro, llevándolo totalmente cosido. Sin embargo, el acero empañó su labor.

Juan Ortega, sin opciones ante el segundo de su lote

Salió el cuarto, al que saludó Ortega con cierto gusto, pero sin terminar de lucirse con el. Lo recibió en la franela genuflexo, llevándolo por doblones por abajo, pasándolo, andándolo con torería en su inicio de faena. Siguió sobre el derecho de un toro incierto y ajeno a las demandas del sevillano, saliendo sin interés alguno, queriendo rajarse. Ortega se entregó a base de firmeza y disposición sin encontrar contenido en las embestidas del de Jandilla, que pasaba sin decir nada. Lo macheteó y abrevió ante un toro sin opciones, culminando con una media estocada efectiva.

Laboriosa faena sin acero de Andrés Roca Rey con un toro de cierta nobleza que se vino a menos

Saludó Roca Rey al quinto, un toro que no le permitió expresarse, culminado con un remate su recibo capotero. Inició su faena por estatuarios, jugándosela con un toro que se le venía andando. Continuó sobre el pitón derecho, uno a uno, pasándolo muy despacio, dejándosela puesta para buscar la continuidad ante unas embestidas sin emoción, sin chispa. Siguió sobre aquel pitón, pase a pase, de un toro de cierta nobleza pero que no se entregaba a las demandas del peruano. A pesar de ello, el diestro le exigió por abajo, robándole algún que otro muletazo profundo y con sabor en aquella tanda breve y medida en la que quiso imponerse a su adversario. Se lució con variedad y adornos, dando paso a las primeras tandas al natural, en la que tocó con firmeza y deslizó, llevando en largo una embestida lenta a la que le seguía faltando emoción. Por este motivo, el peruano volvió a aquellas distancias cortas con las que llamar la atención del público, tratando de poner todo lo que le faltaba.

Aguado abrevia tras una faena de matices y naturalidad ante un toro sin contenido en sus embestidas

Salió el sexto, al que Aguado recibió en su capote, llevándolo, bregándolo e incluso pudiendo dejar algún que otro detalle. Inició la faena con torería, siendo variado y lucido con alguna que otra trinchera con la que llegó a los tendidos. Eligió el pitón derecho para seguir su faena, llevando a un toro que atendía con prontitud y que seguía el engaño sin terminar de emplearse. Aguado se dispuso con naturalidad, pero sin poder exigirle en exceso, porque perdía las manos con facilidad. Tuvo que cuidarlo mucho y medir las series, pasándolo a media altura, limpiando los naturales. Toreó con verticalidad y entendimiento, sabiendo llevar una embestida que tenía sus teclas. Sin embargo, no había mucho más contenido en sus embestidas y decidió no alargar. No tuvo demasiado acierto con el acero.

Ficha de festejo:

Pamplona. Toros de Jandilla y Vegahermosa (2º). Los animales fueron llevaderos, variados en comportamiento, aunque sin durar demasiado en las faenas cuando se les exigía de verdad. Faltó emoción en sus embestidas, pero permitieron la expresión de los diestros. Lo más destacado lo hizo el tercero, un toro de buen son y condiciones, con ritmo, entrega y clase que le permitió a Aguado desarrollar una buena faena. Juan Ortega, silencio y silencio; Andrés Roca Rey, palmas tras dos avisos y silencio; Pablo Aguado, silencio y silencio.

 

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