
Se lidiaron toros de Los Espartales para Andy Cartagena y Diego Ventura, en mano a mano
20 de julio de 2025/Ismael del Prado
El tradicional domingo de rejones —segunda de la Feria de Santiago— aparecía en el calendario como un duelo de colosos en Santander. Un mano a mano entre gigantes con los dos triunfadores más importantes de los últimos años en Cuatro Caminos; Andy Cartagena y Diego Ventura. Fue el hispano-luso, leyenda viva con 19 Puertas Grandes en Madrid, quien se llevó la tarde. Más allá de “serpientes de invierno” por contratos, Santander mediante, en ofertas de pliegos a concurso. Sendas orejas de cuarto —en el que el palco incomprensiblemente le negó el segundo trofeo— y sexto bastaron para lograr la Puerta Grande en el coso montañés, primera de este Santiago 2025 de alta orfebrería en los carteles. Ventura destacó con su sempiterno “Bronce”, un caballo de época, completo, pero en constante crecimiento, que no para de introducir cada vez más suertes y resortes en la lidia. Montura estrella que ha sabido rodear de una hornada emergente con los “Fabuloso”, “Nómada” o “Nivaldo”, con creciente jerarquía en sus lidias, como quedó de manifiesto esta tarde.
Tampoco hay que desdeñar que sigue haciendo el paseíllo con ambas piernas lesionadas, después de que en Madrid sufriera una fisura en el maleolo del peroné sano. Hoy pudo y debió pasear algún trofeo más, pero el acero en el segundo y el palco en el cuarto no se lo permitieron. Ese filo romo hizo que se fuera de vacío Andy Cartagena. El benidormí mostró una versión más pura, con efectismos, sí, pero menos abundante que en anteriores años ocasiones en Santander. Hubo pasajes de un rejoneo clásico y solvente con una corrida de Los Espartales, que se dejó, no tan imposible y barbeadora como el referente cercano de San Isidro, pero a la que, en general, faltó raza, codicia y clase, con la única excepción de dos primeros toros importantes. Y todo esto, rozando el “No hay billetes”.
Labor rotunda de Andy Cartagena, acero romo en el enclasado y codicioso primero
Abrió plaza Andy Cartagena, que paró, a lomos del castaño Felino, a un primero hondo y con cuajo, holgadamente por encima de los 600 kilos, al que dejó crudo con un solo rejón. Salió con prontitud y celo el de Los Espartales, buen toro, que se movió mucho pese a su volumen. Cartagena lo llevó muy templado con Duende en el toreo de costado, una vuelta completa al ruedo, midiendo su buen son. Las batidas, con ajuste, atacando al pitón contrario. De frente, después, con el perla oscuro Cartago, dando las ventajas al toro, que mantuvo su calidad. Animal de nota. Las cortas, ya con Pintas, dieron paso a un rejón algo trasero, que fue insuficiente. Necesitó de un segundo y del descabello tras echar pie a tierra, motivo por el que dilapidó el posible premio.
Ventura cuaja de principio a fin al buen segundo, pero pierde premio con el rejón de muerte
Largo y algo montado, el segundo salió con menos pies. Ventura trató de encelarlo junto a toriles, con Guadalquivir, en un palmo de terreno. Fue otro astado notable, codicioso y con ritmo, más templado que el primero. Tuvo repetición en las monturas de Ventura, que dejó buenos quiebros sobre Nivaldo antes de exhibir a Bronce, la gran estrella de su cuadra. El bayo tiró de imposible elasticidad y plasticidad para ofrecer siempre el pecho al burel que, encelado, transmitió. Buenas batidas con él, citando muy en corto. De enorme mérito. Trufado todo con mil y un detalles de horas y horas de doma: balancines, manos plegadas, bocados al astado… Igual de jaleado desde el tendido. Carrusel de cortas al violín con Guadiana, muy ceñido. Tras un pinchazo, enterró el rejón entero, aunque el derrame del animal evitó que el palco concediera el trofeo, pese a la mayoritaria petición.
Entrega de Andy Cartagena, desrazado nuevo acero romo, con el desrazado y desentendido tercero
Tras ser devuelto el tercero por su manifiesta debilidad en los cuartos traseros, salió de chiqueros un sobrero también con el pial de Los Espartales. Algo más liviano en su romana, 553 kilos, este tercero bis salió suelto y a su aire con una falta de fijeza que mantuvo en toda su lidia. Andy Cartagena, que lo recibió con Dama, buscó darle celo con Cartago, sobre el que clavó buenas farpas. Pisó también terrenos comprometidos con Duende y, ya con su desrazado adversario muy desentendido, trató de calar arriba con los saltos sobre los cuartos traseros de Licor. Marró, además, repetidas veces con el rejón de muerte.
Oreja con fuerte petición de la segunda para Ventura en el cuarto
Con más de 650 kilos (657 en la tablilla), el cuarto fue un toro hondo y badanoso, todo un cetáceo de enorme volumen que, barbeó lo suyo en los primeros compases de su lidia, amenazante con ese salto al callejón “made in Los Espartales”. Fue un toro costoso, pero al que Ventura en un estoico ejercicio de capacidad logró minimizar sus evidentes querencias. Tras colocarle dos rejones con Querido, logró luego darle celo toreando de costado con Quirico, una de las nuevas estrellas de su cuadra. Cosido al estribo, ni un papelillo cabía entre toro y centauro. De punta a punta en las batidas. Invadió los terrenos del toro, ya muy aplomado, con Nómada, pisando lugares comprometidos. En una moneda, clavó las cuatro rosas postreras. En dos tiempos, logró hundir el acero del rejón de muerte y el animal claudicó. La primera oreja cayó pronto pero, pese al clamor, el palco no atendió la petición de la segunda. Fue abroncado.
Ovación para Andy Cartagena con el manejable quinto
Ventura pasea otra oreja de un sexto al que faltó celo y raza
El que cerró plaza fue un astado con movilidad, pero al que, como a varios de sus hermanos, le faltó mayor acometividad. Esa falta de codicia la suplió Ventura ya desde que lo paró con “Guadalquivir” dándole celo. Auténticos muletazos cambiando la pista le enjaretó con “Fabuloso”, con el que bordó el toreo de costado. De milimétrico ajuste. “Bronce”, experto en llegar mucho a los toros, se encargó del resto y le ofreció siempre el pecho al de Los Espartales, venido pronto a menos. Aplomado, Ventura expuso colocando una farpa sin la cabezada de pista a pista. La rúbrica llegó con las cortas sobre “Guadiana” al violín. Lo mató de rejón fulminante al segundo intento y cayó el trofeo. Segundo de su tarde. A manos del hispano-luso la primera Puerta Grande de la Feria de Santiago 2025. De ley.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Cuatro Caminos, en Santander. Segunda de la Feria de Santiago. Corrida de rejones.
Toros de Los Espartales, incluido un sobrero lidiado como tercero bis. Desiguales de presentación y romana. El primero, un gran toro, pronto y con fijeza, tuvo ritmo, mucha codicia y duración; El segundo, otro buen toro, con prontitud y buen son, embistió con temple; El tercero, suelto y desentendido, de desrazado comportamiento; El complejo cuarto, barbeó lo suyo, marcó mucho las querencias; El quinto de manejable condición, se dejó, pero le faltó celo; El sexto, de poco celo y raza, se vino pronto a menos.
Andy Cartagena: Silencio tras aviso, silencio y ovación
Diego Ventura: Ovación, oreja tras petición y oreja