
Se lidio una interesante novillada de Toros de Castilla propiedad de Morenito de Aranda de buen juego en general
19 de septiembre de 2025/Patricia Prudencio Muñoz/Fotos Emilio Méndez
Moralzarzal ha celebrado el primer festejo de su Feria Taurina, una novillada sin caballos en la que Alejandro Rubio, Juan Pablo Ibarra e Ignacio Garibay se midieron a los erales de la ganadería de Toros de Castilla propiedad del matador de toros “Morenito de Aranda”. Los animales mostraron un comportamiento variado en la tela, habiendo erales de mucha calidad, como el sexto, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Alejandro Rubio desarrolló su labor al natural, con algunos detalles sobre el derecho, pero calando en los tendidos a base de sabor y temple en una faena lenta. Con el cuarto no se terminó de acoplar, alternando pitones y buscándolo sin lograr redondear su labor, aunque con muletazos aislados. Juan Pablo Ibarra puso todo lo que no le ofreció el segundo, un toro manso y ajeno al que logró mantener en la franela en las distancias cortas y con el engaño en la cara, a pesar de que no pasaba. Resultó una faena de teclas en un tira y afloja continuado ante el quinto, un novillo que lo prendió y lo avisó otras tantas, no pasaba y cuando lo hacía era con brusquedad y a base de arreones. Garibay exprimió un buen pitón derecho, aunque también lo mostró al natural, imponiéndose a base de clase, torería y verticalidad. Encontró un buen sexto, premiado con la vuelta al ruedo, con el que desarrolló una gran faena, de calidad y repleta de matices con los que volvió a cautivar.
Alejandro Rubio corta la primera oreja de la tarde
Salió el primero de la tarde, al que Alejandro Rubio saludó con dos lances de rodillas, metiendo a los tendidos en su labor. En el quite se lució Juan Pablo Ibarra, del que hubo réplica de Rubio echándose el capote a la espalda. Se alcanzó la faena de muleta, en la que antes de comenzar brindó al matador de toros Morenito de Aranda. Inició su faena de rodillas, envolviéndoselo para después levantarse y seguir con el, despacio y con temple. Continuó sobre el pitón derecho, desarrollando una primera tanda en la que buscó la altura y la distancia. Sin embargo, no tardó en cambiar al toreo al natural, pasándolo en largo, poniéndole los vuelos en la cara para tirar del animal muy despacio. Le corrió la mano a un eral obediente y con fijeza con el que llegó a los tendidos y con el que desarrolló pases de gusto. Cambió al pitón derecho, estando más comedido, pero acoplándose con el animal, poniéndole el engaño y arrastrándolo tras el. A pesar de ello, no tardó en recuperar el pitón izquierdo de un eral cada vez más parado, pero totalmente metido. Culminó por manoletinas para después ponerse de rodillas y seguir pasándolo hasta hacer un desplante. Mató con acierto.
Juan Pablo Ibarra empaña con el acero una gran faena de entrega, raza y pinceladas
Juan Pablo Ibarra saludó con una larga cambiada de rodillas al segundo y primero de su lote. Después se estiró a la verónica, ganándole terreno, tratando de encelar un eral suelto y que no le permitió el lucimiento. Garibay salió con decisión a hacer el quite, rematándolo de rodillas, un quite que tuvo réplica por parte de Ibarra. Brindó desde los medios e inició su faena en aquellos terrenos a pies juntos. El animal salió buscando las tablas, pero Ibarra, sin moverse, lo siguió esperando, recibiéndolo con un pase cambiado por la espalda. Lo movió y lo pasó para definirse por el pitón derecho. Buscó la variedad y el lucimiento, tratando de atar en corto a un eral al que no le quitó la tela de la cara. Cambió al natural, pero se quedaba corto, le costaba pasar. Sin muchas opciones, retomó las series por el derecho, alternando pitones, estando por encima de las condiciones que le prestaba el animal. Culminó a base de raza, después de haber toreado con gusto, metido entre pitones, llevándolse incluso una voltereta. Falló con el acero.
Ignacio Garibay corta una oreja al tercero de la tarde tras una gran faena
Ignacio Garibay saludó con clase, torería y mucha variedad al tercero de la tarde, despertando de nuevo a los tendidos. Se lucieron por chicuelinas Rubio y Garibay en sus respectivos quites. Se alcanzó la faena de muleta, la cual inició el mexicano después de brindar desde los medios al público. Comenzó con unos ayudados de rodillas, pasando al eral por ambos pitones, esperándolo, acortando las distancias. Tuvo que levantarse y seguirlo para poder meterlo. Se decidió por el pitón derecho, con firmeza y decisión, dándole largura y verticalidad, manteniendo el engaño a media altura. Lo buscó en la larga distancia, costándole atender algo más al novillo, pero pudiendo aprovechar después la inercia para envolvérselo. Emoción y variedad con la que captar al tendido y volver a ponerse sobre el derecho, incluso de rodillas. Le dio tiempo y sitio, dosificando muy bien sus embestidas. La faena, que desarrolló, mayoritariamente, sobre el pitón derecho, dándole mayor largura y acople, encajándose y bajándole la mano. Sin embargo, también lo mostró al natural en un serie de entrega y oficio, más que de lucimiento. El pitón era el derecho, siguiendo con mayor uniformidad y transmisión el engaño. Culminó de rodillas, apurando los terrenos y las distancias con un novillo corto. Metió el acero al segundo intento.
Alejandro Rubio desluce y empaña su labor con el acero
Alejandro Rubio bregó al cuarto de la tarde. Inició su faena a pies juntos, con algún que otro pase cambiado por la espalda mientras le andaba y ganaba terreno. Continuó sobre el derecho, uno a uno, esperando y llevando aquella embestida, algo más bronca, aunque uniforme. Cambió al natural, dándole salida, evitando que se le quedara encima, aunque con demasiados parones e intermitencias. Uno a uno logró hacer la serie hasta completarla, para después volver al pitón derecho, envolviéndoselo a la cadera en un trazo corto pero logrando una serie ligada. Lo movió y pasó sin que la faena tomara cuerpo, a pesar se dejar muletazos aislados, sobre todo al natural, dotados de cierto sabor y gusto. Metió la mano con aseo pero sin acierto, teniendo que descabellar.
Juan Pablo Ibarra, faena de teclas y compleja en el tira y afloja con el quinto
Juan Pablo Ibarra saludó y bregó al quinto, un novillo que arremetió con fuerza en la tela. Garibay se estiró a base de verónicas en su turno de quites. Brindó al matador de toros Morenito de Aranda para comenzar la faena de muleta desde los medios, de rodillas, con un pase cambiado por la espalda para después aprovechar la inercia y seguir toreándolo. Le bajó la mano y se lo envolvió al natural, adornándose entre tandas para cambiar al pitón derecho, teniendo que tocarlo con insistencia para meterlo. El eral fue complejo, le costaba atender a las demandas del mexicano y cuando lo hacía, lo hacía con brusquedad en la tela. Sin embargo, aguantó con verticalidad para seguir llevándolo al natural. Pisó terrenos comprometidos, sabiendo que se jugaba la voltereta y se la llevó. Culminó a pies juntos después de que lo volviera a sorprender con una de sus medias arrancadas. Falló con el acero, teniendo que descabellar.
Ignacio Garibay corta una oreja al sexto tras otra gran faena
Ignacio Garibay saludó al sexto con seis faroles de rodillas que emocionaron en los tendidos. Siguió cautivando con el capote a la espalda desde los medios, siendo fuertemente ovacionado. Tras un gran tercio de banderillas, Garibay salió a los medios para brindar al público y comenzar doblándose con el, ganándole terreno, incluso rodilla en tierra, pasándolo por ambos pitones. Le dio tiempo y sitio tras aquel explosivo inicio y continuó sobre el pitón derecho, citándolo en la larga distancia para aprovechar la inercia y llevarlo ligado. Cambió al toreo al natural, llevándolo en largo, aunque sin poder darle salida para evitar que se le fuera, así que lo sujetó, dejándole los vuelos en la cara. Supo dosificar y tras aquella tanda recuperó el pitón derecho para ligarlo de dos en dos, muy encajado, desbordando torería y clase. Desarrolló muletazos en los que paró el tiempo. Culminó con una serie más al natural, un desplante, unos invertidos en redondo, unos doblones por abajo, unos ayudados por alto y una estocada entera y certera al primer intento.
Ficha del festejo:
Moralzarzal. Novillos de Toros de Castilla. Los animales mostraron un comportamiento variado en la tela, habiendo erales de mucha calidad, como el sexto, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Alejandro Rubio, oreja y silencio; Juan Pablo Ibarra, palmas tras aviso y palmas tras aviso; Ignacio Garibay, oreja y oreja.