15 de abril de 2021/Luis Ramón Carazo
La Feria más importante de América, que año con año se celebra taurinamente en la Plaza Monumental y en la de San Marcos en ocasiones, tendrá que esperar un tiempo más, para reanudarse.
No es posible regresar al jolgorio, que significa uno de los eventos más importantes del año, a nivel nacional e internacional, cuando las condiciones sanitarias no son idóneas.
En tiempos, en que la presión por prohibir al toreo, la Feria Nacional de San Marcos, es un bálsamo, y un no rotundo, a quienes pretenden arrancar una costumbre y un espectáculo artístico, desarrollado en México a partir de 1526, parte integral de nuestra cultura e historia desde aquellos años.
Desde el siglo XIX, se celebran festejos taurinos en la Feria de San Marcos y es por eso que, el gobierno del estado y los diferentes municipios se le denomine como, “bien inmaterial” Desde hace varios años.
Muchas figuras de esa bella tierra, han surgido, de bote pronto y recordando a mi padre José Luis Carazo Arenero, diría que el más carismático es Alfonso Ramírez El Calesero, hijo pródigo del barrio de Triana, matador del siglo pasado, que nos dejó en la retina imágenes en vivo y en película de lances y pases imborrables.
Desde luego, no podemos olvidar al Volcán de Aguascalientes Rafael Rodríguez -que algunos afirmaron nació en Peralvillo- y desde la última veintena de años, del siglo pasado y principio de éste, Miguel Espinosa, añorando por cierto una rivalidad familiar en la tierra, entre los Armillita: Fermín y Miguel, y los Sánchez; Ricardo y Luis Fernando, hoy, en el escalafón taurino de las diferentes categorías, los ocupan toreros de esa bendita tierra y todavía; sin la misma fuerza, los hijos de los Armilla y los Sánchez, y muchos más forjados en donde la afición es tan arraigada, como serían Arturo Macías y los Adame cuya cabeza visible es Joselito.
Varias veces me han preguntado ¿Hasta cuándo durará el toreo? Y mi respuesta es; que será hasta donde los profesionales y los aficionados procuremos se prolongue su vigencia.
Evidentemente vivimos un tiempo complicado, cualquier oferta de ocio en vivo (no solamente el toreo) compite con la pandemia y sus efectos, el año pasado se puede entender, cuando se ocuparon en España el 1 % de los toros a lidiar y esos terribles números, son parecidos a México.