7 de noviembre de 2021/Texto y fotos: Emilio Méndez
Hay días, en la que realmente se siente uno agradecido por hacer y disfrutar de lo que más te gusta y te apasiona, y que para sólo algunos seres humanos, esto se convierte realmente en un estilo de vida y pasa a ser esto un placer y un gusto.
Después de 15 años, cuando se inauguro la plaza de tientas de esta importante casa ganadera que se ubica en la localidad queretana de Tequisquiapan, en la que por cierto, la primera vaca la tentó el mismo ganadero Julián Hamdan y justo ese día estuvo presente como invitado al evento, el diestro de Aguascalientes Jorge Mora, quién desde ese día no había vuelto a pisar este ruedo, hasta el pasado jueves 4 de noviembre, tras ser invitado por el ganadero a tentar un par de vacas.
Después del viaje de Aguascalientes hasta Tequisquiapan, pasando por una ruta de ganaderías y recordando la andadura y de tantos kilómetros recorridos en aquellos tiempos como novillero y después como matador de toros, se le vinieron a la mente a Jorge Mora, muchos recuerdos, sensaciones y vivencias y sobre todo el volver a sentir esa emoción y compromiso de llegar a una ganadería para realizar las labores de tienta. Pero en esta ocasión no fue como parte de una preparación de cara a un compromiso, fue simplemente por el placer y el gusto de torear”.
Vestido elegantemente de un traje corto color negro, y como debe de ser, dándole la importancia a la casa ganadera y a la profesión, que por cierto hoy con las modas y costumbres actuales, esa seriedad ya se ido perdiendo por algunos toreros de las nuevas generaciones, pero bueno ese es otro tema.
La jornada campera, fue de una tienta de cuatro vacas para el matador de toros Jorge Mora y el novillero de Yucatán, Jusef Hernández, acompañados del novillero Enrique de Ayala.
Por cierto, cabe mencionar el buen gesto que tuvo el ganadero, al invitar a Jusef y en esta ocasión darle turno siendo novillero con dos vacas, ya que el torero, había realizado el viaje hasta la Ciudad de México para torear en estas fechas en Texcoco y desafortunadamente, por razones ya conocidas, se le suspendió el festejo.
La tarde fue casi perfecta en cuanto clima y solo por momentos un poco de viento pero sin llegar a molestar, así que salió la primera vaca con tres años de edad la cual le correspondió a Jorge Mora, quien puso a la vaca en los medios para ser observada por parte del ganadero en la prueba de la suerte varas. La vaca tuvo un buen comportamiento pero sin definirse aun, hasta que el torero de Aguascalientes tomo la muleta para realizar una labor interesante, ya que la vaca tenía sus teclas en cuanto a distancia y altura, las cuales fue descifrando el torero hasta tomarle el punto y fue ahí donde surgió de nuevo el sentimiento y ese toreo añejo, con empaque, emocionando a los que estuvieron ahí presentes. Pero aun faltaba lo mejor, salio la tercera vaca de la tienta que de capote aun no se definía, pero se empleo en el caballo, mostrando bravura, para que después Mora tomara la muleta y tan solo con tres muletazos llevara a la vaca a los medios y después le dio siete muletazos de antología con la derecha y un remate con todo el sentimiento en donde la emoción llegó a un punto de éxtasis. Continuó Jorge su labor y abrió de nuevo el frasco de las esencias, esas esencias que a tantos aficionados hizo disfrutar y se emocionarse con el toreo artístico de Jorge Mora en aquellos años vestido de luces. Pero en esta ocasión Jorge toreo para el, por el gusto y placer de torear y de poder expresar eso que después de muchos años sigue mas vivo que nunca. Como los buenos vinos, así fue ese momento en la que la seria vaca, con esos matices de calidad y sobre todo con un son especial de trasmisión, lo entendió muy bien el torero, quién una vez más realizó una obra de arte. Los muletazos por ambos lados, muchos de ellos fueron de cartel, con torería y empaque pero sobre todo con personalidad y aroma de torero artista.
Por su parte el novillero Jusef Herrnández acompañado de su apoderado el ex novillero Carlos Díaz, también tentó otras dos vacas que fueron buenas y con las cuales pudo mostrar que no solo es un torero de valor y emoción, también pudo torear templado y con profundidad, agradeciendo al ganadero por el gran gesto que tuvo con el.
También tuvo oportunidad de mostrarse el novillero Enrique de Ayala con las cuatro vacas, en la que se le vio con sitio y con un concepto cada vez más definido.
Al final la tienta terminó con muy buenas sensaciones, primero por la bravura, calidad del ganado de Julián Hamdan y después por ver de nuevo a Jorge Mora hacer ese toreo artístico y con profundidad en el que dan ganas de volverlo a ver vestido de luces y que las nuevas generaciones puedan ver, disfrutar y emocionarse con un torero de este corte.