De origen venezolano, pero mexicano de corazón, fue matador de toros y, sobre todo, fue el artífice de la gran trayectoria del neoleonés Eloy Cavazos 

18 de febrero de 2022/Adiel Armando Bolio 

Una gran pérdida ha sufrido el mundo taurino al saberse del sensible fallecimiento de don Rafael Báez, venezolano de origen, pero mexicano de corazón, acaecido la madrugada de este viernes 18 de febrero de 2022, alrededor de las 02:00 horas, a los 95 años de edad en su domicilio ubicado en Cuernavaca, Morelos, después de estar sumamente delicado de salud desde diciembre pasado a consecuencia de una deficiencia respiratoria. 

Rafael Báez Patiño nació el 24 de octubre de 1926 en Guarenas, estado de Miranda, situado a 40 kilómetros de la ciudad de Caracas, Venezuela. Desde muy joven dedicó su vida al mundo de los toros, primero como novillero y más tarde como matador de toros. 

Gran parte de su vida se tradujo en el apoderamiento del reconocido diestro neoleonés Eloy Cavazos, con el que permaneció desde sus inicios por casi medio siglo, con verdadera entrega y fidelidad de parte de los dos. 

Desde novillero, Rafael Báez viajó a varios países sudamericanos entre ellos Colombia y Ecuador para después llegar a México por invitación del famoso diestro Luis Procuna, quien le consiguió su primera novillada en Aguascalientes en abril de 1957. Tomó la alternativa el 22 de mayo de 1960 en Mérida, Yucatán de manos de su amigo el matador de toros colombiano Pepe Cáceres, teniendo como padrino a Héctor Obregón y como testigo Manolo Gómez, quien esa tarde también se doctoró, con toros de Palomeque, siendo el toro de la ceremonia “Consentido”. 

Por cierto, antes de apoderar a Eloy Cavazos, llevó los poderes de su entrañable amigo el ya mencionado diestro sudamericano Pepe Cáceres. 

Así que Rafael Báez decidió llevarse a vivir a la Ciudad de México a Eloy Cavazos cuando éste contaba con 14 años de edad, al lado de su primera esposa Betty, donde de hecho lo crío y convencido de hacerlo figura del toreo por sus asombrosas capacidades, entre ellas, su desmedida afición y valor. 

De esta manera, don Rafa lo llevó de la mano desde novillero hasta convertirlo en matador de toros y luego en figura del toreo por 46 años hasta el retiro de Cavazos el 16 de noviembre de 2008 en el coso Monumental “Lorenzo Garza” de Monterrey, Nuevo León. 

Apoderó también al novillero tapatío Alfredo Padilla “Minuto”, quien también apuntaba muchas cualidades, pero éste tuvo un triste desenlace por una enfermedad renal y, en sus últimos años, representó al matador tijuanense Alejandro Amaya. 

Sin duda, fue de los apoderados más eficaces e influyentes de todos los tiempos por su profesionalismo. Fue un hombre astuto, trabajador incansable y de gran afición. Marcó una época importante y ya es ejemplo para las nuevas generaciones de apoderados. 

De manera reciente, en 2020, presentó el restaurante Arroyo de la capital del país su libro de memorias bajo el título “Mi Verdad en los Toros”, siendo ésta la última vez que se le vio en público. Dicha obra fue acogida con cariño por sus amigos y aficionados. 

Desde esta tribuna externamos nuestras más sentidas y sinceras condolencias a su viuda, doña Martha Góngora y a sus hijos Rafael, Anya y Mayra. Descanse en paz.