Ocho con Ocho – Si todos pensaran como él
3 de junio de 2019/Luis Ramón Carazo/Foto: Emilio Méndez
Sabido es que la existencia tiene visos de no siempre recompensar a los que apuestan por lograr algo personal y que en algún momento benefician a lo colectivo. El licenciado Alberto Baillères González desde muy niño se aficionó a los toros, en alguna ocasión relató que su domingo lo invertía en pagar la localidad del jardinero de su casa, quién lo llevaba al Toreo de la Condesa dado que por su corta edad él pasaba al general de sol, gratis.
El promover el toreo por quién es uno de los más importantes hombres de negocios de nuestro país, es encomiable y estoy seguro que sus muchas contribuciones a preservar lo que tanto lo ha ilusionado en su vida, nacen de sus años de niñez en los que ir a una corrida le daba pila para llegar hasta el próximo domingo.
En 1972 se convirtió en criador de toros de lidia al adquirir de Don Luis Barroso Barona, la exitosa ganadería de San Miguel de Mimiahuápam a la que luego añadiría la de Begoña; formó la de Santa Teresa y adquirió la de San Martín hace unos cuantos años.
Además empresario taurino, apoderado de toreros, en suma promotor del toreo, en años recientes extendió su actividad a España dónde hace alrededor de cinco adquirió una de las ganaderías más antiguas, la de Zalduendo, propiedad de Fernando Domecq quién recientemente se nos adelantó en el paseíllo a la Gloria y que en los ochenta con la parte de Jandilla que heredó, compró el hierro antiquísimo y asignó el nombre vasco a su hato.
El 1 de junio de 2019 en la plaza de Las Ventas en Madrid se produjo un hecho histórico, por primera vez lidió un encierro completo de la ganadería propiedad de Don Alberto, el antecedente más cercano fue hace cinco años cuando El Juli lidió un sobrero de la ganadería y por tanto Zalduendo debutó más de 200 años después de su fundación con encierro completo y pie derecho.
La actuación de Antonio Ferrera fue impactante en sus dos astados, el primero de nombre Bonito, su fe para el concepto imaginativo del toreo, soñado, de campeonato, de bandera para ser rotundo y que sirvió para que su desbordada fantasía se desplegara desde el capote y hasta la suerte suprema, ejecutada ésta última cuando con más de 10 metros de distancia citó y la remató al llegar el toro a su jurisdicción, con toda categoría.
Todavía no se entiende como el premio del Presidente fue una oreja y dos vueltas al ruedo cuando el público madrileño tan criticado por su falta de sensibilidad en algunos tendidos, se entregaba embelesado a la obra de arte. En su segundo él desde hace unos años muy inspirado, supo extraer el fondo del toro de Zalduendo, para recibir finalmente doble trofeo y al concluir el festejo irse merecidamente en volandas de la afición, por la Puerta Grande.
Luis David no se libró de una cornada en el sexto, pero su actuación fue plena de vergüenza torera y logró muchos momentos importantes en sus turnos, a Curro Díaz le tocó el lunar del encierro que contradijo el dicho de no hay quinto malo.
El encierro no lució su divisa original encarnada y azul porque es costumbre en Madrid cuando el deceso de un ganadero, lidiar con divisa negra, Don Alberto caballeroso y sensible así lo respetó, en reconocimiento a Fernando quién hace varios años le vendió la ganadería.
Por sus palabras finales al terminar la corrida, estaba más que contento. Lo cual es muy merecido, para quién tanto ha apoyado a la fiesta a la que tanto ama y que lo ha significado de muchas maneras, da alegría que en una tarde tan importante en su longeva carrera taurina lo haya acompañado el triunfo, siempre tan esquivo en Madrid pero cuando se materializa, seguramente sabe a gloria. Enhorabuena