25 de noviembre de 2019/Luis Ramón Carazo
Después de que las raquetas de tenis, encabezadas por Roger Federer provocaron un lleno en La México, su ruedo (como lo prometió su administración) estuvo listo para la cuarta corrida de la temporada.
Y la pregunta inicial surge después de que en 2016, José Tomás en mano a mano con Joselito Adame, con toros de Los Encinos, provocó una expectativa similar a la que el tenista suizo lo hiciera, como en su época el Ratón Macías, Julio César Chávez o Vicente Fernández en actividades distintas al toreo, retacaron al Embudo de Insurgentes.
Lo que llamó la atención a los taurinos es recordar que en la primera parte de los noventa del siglo pasado y preponderantemente con toreros mexicanos como sustento; David Silveti y Jorge Gutiérrez con la presencia de entre otros Eloy Cavazos, Miguel Espinosa Armillita, Mariano Ramos, Manolo Mejía y desde luego la participación de toreros españoles como El Niño de la Capea, José María Manzanares y Enrique Ponce, los llenos en festejos taurinos eran frecuentes y poseer un derecho de apartado, un tesoro.
Y no pretendo transitar por toda esa parte de la historia de La México pero al relance dar una idea, recuerdo un festejo mano a mano en 1990 entre los entonces novilleros Mario del Olmo y Arturo Gilio, que prácticamente agotó el boletaje, por referirme a una tarde en concreto.
Desde luego en tiempos recientes las dos tardes anteriores de la Guadalupana, el 12 de diciembre la primera de ellas a beneficio de los damnificados del sismo de 2017 y la del año pasado, sin llegar al lleno rondaron 35 mil asistentes y esperamos que este año, la reaparición de la ganadería de Begoña con Sergio Flores, Roca Rey y Luis David, convoquen a una gran entrada.
Lo que es muy claro que en algunos eventos especiales el público, más allá de los recalcitrantes taurinos, se apunta con entusiasmo a lo que acontezca en La México, emblema de la ciudad, pero que ya es complicado provocarlo siempre en las corridas de toros a lo largo de más de un trimestre, por el cambio de hábitos diarios de una sociedad que vivimos a la velocidad del rayo y con muchas alternativas de trabajo y ocio, que ya no permite ser consuetudinarios a ningún espectáculo.
Desde luego habrá otras muchas razones, pero en esencia lo último explica lo complejo que es hoy ser empresario taurino.
Y bien en el cuarto festejo los toros de, De la Mora ofrecieron posibilidades de triunfo en los turnos primero, cuarto y sexto, y menos cualidades en los demás con el resultado que Juan Pablo y Ginés, estuvieron entonados y Diego sin suerte en el sorteo.
Con gran temple en la muleta en el primero, Juan Pablo Sánchez logró momentos muy brillantes y el remate de la suerte suprema le valió un trofeo.
En su segundo estuvo en el mismo tono, con condiciones de lidia distintas a su primero con mayor acometividad y su premio fue la vuelta al ruedo, cuando hubo petición mayoritaria por parte del público que protestó el que no lo tomó en cuenta, el juez.
En el sexto, Ojos Míos Ginés Marín destiló imaginación, quietud y desparpajo en una faena que hizo vibrar al conclave capitalino que tuvo una gran conexión con lo realizado en el ruedo por el jerezano, nuevamente el juez de plaza Enrique Braun no tomó en cuenta la petición mayoritaria y el público homenajeó al torero con una vuelta al ruedo, triunfal.
Silveti como siempre destiló voluntad y desafortunadamente su segundo toro le propinó un golpazo de la cual esperemos se recupere pronto, el sorteo en está ocasión, no le fue propicio.
Así las cosas nos encaminamos a la quinta corrida de la temporada, con un cartel en el que la confirmación del sevillano Pablo Aguado torero que rayó a gran altura en Europa de manos del torero español más querido por la afición capitalina, el valenciano Enrique Ponce y del lado mexicano las actuaciones de Fabián Barba poco asiduo a estos carteles y de Joselito Adame ambos de Aguascalientes con los toros de Reyes Huerta, presagian que seguramente se elevará el nivel de la asistencia. Dios mediante, por ahí nos saludamos.