Antonio Ferrera, que se enfrentó al peor lote de una gran corrida de Jandilla, tuvo que conformarse con saludar una ovación
12 de julio de 2023/Texto y Fotos: Emilio Méndez
Repetía Jandilla una nueva actuación en una de sus plazas predilectas y con el regusto de haber recogido por la mañana el prestigioso premio Carruquiri que reconoce al mejor toro de la feria anterior. En este caso, tres veteranos se reunían en el patio de cuadrillas para enfrentarse al encierro: Antonio Ferrera -tras su encerrona con la corrida de Miura el pasado año-, El Juli y Cayetano.
Un pinchazo deja en ovación lo que era faena de oreja de Ferrera al primero
Una larga muy personal sirvió patra saludar al primero, que acudió con codicia al caballo pero fue yendo a menos en la entrega en el caballo. Carácter Ferrera tuvo el quite de Ferrera, que tuvo que gobernar mucho las embestidas de un toro que tenía su picante y su bravura y que fue a más en la muleta de un Ferrera que tuvo momentos de mucho interés por ambos pitones. Sin embargo, lo pinchó antes de lograr la estocada y tuvo que conformarse con una ovación.
La enorme precisión de El Juli termina cortando una oreja del segundo
También el segundo, negro y muy en el tipo de la casa, salió con pies en el capote que manejó con mucha solvencia El Juli, que fue una máquina de estructurar y aplicar soluciones durante toda la lidia. Muy poco se le pegó en el caballo al animal, al que lidió con mucho sentido José María Soler. Pero cuando llegó a la muleta se encontró con una maquinaria de precisión que puso en marcha un Juli de gran mano derecha que aplicó, sobre todo, los tiempos justos que necesitaba el buen toro de Jandilla. A más fue, además, la exigencia del madrileño, que culminó con una estocada un punto trasera y desprendida, pero aún así paseó una oreja del animal.
Entrega, raza y compromiso ponen un oreja del tercero en la mano de Cayetano
Con una larga cambiada en el tercio demostró Cayetano su compromiso con Pamplona, donde toreó con mucha intención con el capote a un toro que resultó vulgarón en su pelea en varas. Pero el protagonista era Cayetano, que tiene la gran virtud de conectar muy pronto conj los tendidos de Pamplona. Con este lo hizo iniciando faena sentado en el estribo para salirse de allí de rodillas mientras aún ambestía el toro. El toro gozaba de una gran pitón izquierdo cuando se le gobernaba con sentido, y así lo hizo en un par de tandas Cayetano, que dejó muletazos de gran belleza. Terminó otra vez de rodillas el madrileño, buscando de nuevo el calor de unos tendidos que sabe que son partidarios suyos. Espectacular fue la forma de ejecutar el volapié, un tanto trasera la espada, pero lo suficiente para cortar una oreja del toro de Jandilla.
Antonio Ferrera se queda sin toro en el cuarto acto y escucha silencio tras atascarse con la espada
El cuarto fue muy distinto de los toros anteriores. Bien es verdad que salió con movilidad y que empujó más que ninguno en el caballo de Jesús Vicente, pero cuando llego a la muleta ya no había fondo de donde sacar embestidas que sirvieran medianamente para hacer el toreo. Anduvo un rato Ferrera porfiando con el toro, comprometido con la afición pamplonesa, pero le costó ejecutar la suerte de matar y ahí se impacientó el público que llenaba los tendidos. Silencio.
Un rotundísimo Juli desoreja sin una duda a un buen quinto de Jandilla
El quinto sí sacó ciertas virtudes desde que salió de chiqueros, como la prontitud y la humillación, tanto en el capote de Juli como en el de Álvaro Montes en la brega. Un inicio por alto a pies juntos sirvió para preludiar una faena de muleta que fue encelando cada vez más aun toro de mucha clase. El temple de Juli hizo el resto, porque si rotunda fue la primera serie con la mano derecha, con la mano muy baja, macizas fueron las tandas al natural, a pesar del viento que molestaba más de la cuenta. Hasta molinetes de rodillas le regaló a Pamplona, que sobre todo lo vio torear muy despacio, utilizando muy bien los tiempos entre muletazo y muletazo. Unas luquesinas perfectamente ejecutadas epilogaron la labor. Un estoconazo sin paliativos dejó patente que el madrileño debía pasear los dos trofeos que el palco concedió.
La largura de trazo y el compromiso de Cayetano con la plaza aseguran su salida por la Puerta del Toro
Al sexto lo quiso lucir Cayetano desde el principio, adornándole cada momento en el que estaba con él, pero era, quizá, el más justo de fuerza de la noble corrida de Jandilla. Sobresalieron las chicuelinas al paso con que Cayetano colocó al toro en la jurisdicción de Luciano Briceño y también el posterior quite de Antonio Ferrera. Fantástica fue la lidia de Joselito Rus, muy largo siempre el trazo en banderillas. Y muy largo fue siempre el viaje del animal por el pitón derecho, que tuvo franqueza y obediencia en la muleta de un Cayetano que supo acompañar el viaje siempre hasta el final. Más regular fue por el pitón derecho, con el que tuvo que tirar un poco más de exposición, siendo siempre un buen toro. Emotivo fue el final de rodillas de Cayetano, que se hincó de rodillas para epilogar la faena y fue cuando más entró el público en la faena, aunque terminase prendido sin consecuencias por la espalda. Una estocada a matar o miror le aseguró la Puerta del Toro junto a Juli.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de Pamplona, Navarra. Feria de San Fermín, novena de abono. Corrida de toros. Lleno en los tendidos.
Toros de Jandilla y Vegahermosa (tercero) con trapío, presencia y buena presentación. Bravo y a más el exigente primero; de codicia y repetición el enfondado segundo; de buena calidad y un gran pitón izquierdo el tercero; deslucido y sin virtud el cuarto; franco, bravo y con entrega el gran quinto, ovacionado; noble, largo y franco el buen sexto.
Antonio Ferrera (blanco y oro): ovación y silencio.
El Juli (gris plomo y oro): oreja y dos orejas.
Cayetano (rosa y oro): oreja y dos orejas.