11 de febrero de 2020/Luis Ramón Carazo
A punto de terminar la Temporada Grande 2019-2020 organizada por Tauro Plaza México a partir de noviembre del año pasado, vale la pena enfatizar una serie de cambios que se han venido implementando y que los empresarios Alberto Baillères y Javier Sordo de Tauro Plaza México han avalado, apostando a innovaciones sustentadas en novedades o bien recurriendo a tradiciones pérdidas.
En las novedades tal vez por la vorágine pasó desapercibido que como nunca en la historia de nuestro coso monumental, a punto de cumplir 75 años de inaugurado, en la programación de la primera parte de la temporada, los nombres de los actuantes en los carteles casi nunca no se repitieron, salvo en el caso de Joselito Adame.
El resultado es que entre otros con gran fuerza se proyecta José Mauricio, quién estaba en el ostracismo y hoy en día, gracias a esa fórmula y por supuesto a su tauromaquia, resurgió con fuerza.
En el renglón ganadero, han procurado equilibrar entre las demandas de las figuras y las ganaderías que se lidian.
En términos generales ha prevalecido la buena presentación y por ejemplo vimos lidiar a Enrique Ponce en el festejo del Estoque de Oro un toro de La Joya, situación que nunca antes habíamos visto y si bien fue una sustitución por otro que se lesionó de Julián Hamdan, parecería que así será de ahora en adelante.
El festejo de Estoque de Oro después de casi más de 41 años de no celebrarse en el ruedo de La México, se presentó con toda la categoría que implica la formación de un cartel con toreros españoles y mexicanos. El 9 de febrero resurgió con fuerza y es de las tradiciones que al recobrarse, representa un evento especial en cada temporada grande.
El presente de la torería española en México se llama Antonio y se apellida Ferrera, quién en su turno en el Estoque de Oro construyó una faena de altos vuelos con un muy importante astado de La Joya, Tocayo y así convertirse en el quinto matador español que logra una faena de indulto en La México.
El primero en 1986, el 4 de mayo para ser exacto, El Niño de la Capea con Samurai de Begoña logró aquella gran faena, por cierto ya como Antonio, sin trofeos simbólicos. De esa manera después de casi 42 años en que el ganador fue Curro Rivera-quién también coincidentemente hizo una faena de indulto a Saltillero de Campo Alegre y recibió (ahora prohibidos) los máximos trofeos simbólicos- para como Antonio, recibir el trofeo en disputa.
Es el primer torero español en conseguirlo en su historia de 10 festejos y si se une a la Oreja de Oro, es el cuarto en obtener un trofeo de tal magnitud, precedido por sus paisanos; María Martorell, Paco Camino y El Viti, quienes, en diferentes fechas se ungieron triunfadores del trofeo que otorga la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos que ahora bien preside, Paco Doddoli.
Por primera vez en su historia, el 1 de febrero se presentó una tienta pública, el espectáculo cómico taurino con Patorro y los Enanos Toreros y otras amenidades gratuitamente y se le permitió al público capitalino transitar libremente por las instalaciones de La México, lo cual redundo en un gran éxito de difusión en el que participaron muchas familias y que impulsa a repetirlo.
El toro de regalo por acuerdo de empresa, ganaderos y toreros se ha evitado durante la temporada y ello ha propiciado que los festejos sean un poco más breves que antaño y que los toreros no recurran a ese recurso válido pero que de tanto usarlo, se había constituido en un abuso.
Al relance pues, es importante repasar después de unos meses y a punto de terminar La Temporada Grande, que la apuesta por lo distinto-reitero con base en lo tradicional y en lo novedoso- se ha reflejado en las entradas a partir del mes de febrero, me parece que el público ha recibido con beneplácito los cambios, que en una época compleja para el toreo, son justos y necesarios. Ni duda cabe.