15 de marzo de 2024/Adiel Armando Bolio/Fotos: Ángeles Saínos
Caminar dentro del casco de la Fracción de la Hacienda de San Mateo Huiscolotepec, en Tetla, Tlaxcala, dónde sienta sus reales la legendaria ganadería de Piedras Negras, con su emblemática divisa en negro y rojo, es todo un viaje a otro tiempo.
Los patios, los pasillos, el comedor, la tienda de raya, el tinacal, todo tiene una relevante carga de historia que permite imaginar a las personas que recorrieron este lugar hace muchos años y es un particular deleite observar un gran número de fotografías que son verdaderas ventanas al pasado en las que se puede apreciar, de verdad, a los grandes ganaderos de la estirpe González, las faenas camperas, primeras figuras del toreo de todas las épocas, plazas del mundo donde los listones negrirojos se han cubierto de gloria, la figura siempre imponente de don Jorge “Ranchero” Aguilar e imágenes de toros importantes en la historia de este hierro.
Sin embargo, de entre todas esas imágenes existe una muy especial, dónde cuatro niños cercanos a los 10 años, con expresión de alegría y hermandad se alinean en la plaza de tienta, liados con sus capotes de brega y sueñan que hacen el paseíllo. Tres de ellos son los hermanos Ramírez de Arellano, es decir, Juanito, Sergio y Nacho, el otro, es un niño bien parecido que cumpliría ese sueño años después y se convertiría en reconocido matador de toros con presentaciones como novillero en la Monumental Plaza México, en agosto de 1965 y, en Las Ventas de Madrid, en octubre de 1967 y, con alternativa, en Tlaxcala, en noviembre de 1968 y, ahora destacado ganadero, don Gonzalo Iturbe González.
Así que, después de 70 años y, con una vida taurina y profesional extraordinaria, se reunieron este fin de semana esos cuatro amigos en la celebración del cumpleaños 80 de Gonzalo. El lugar no podía ser otro que está casa dónde muchos toreros han comenzado su camino y dónde la afición es casi una religión, en Piedras Negras.
Se cuenta que la esposa del festejado, la señora Guadalupe Rosas y sus hijos, como parte de la familia Piedras Negras, fueron recibidos por el ganadero Marco Antonio González Villa y sus hijos, por lo que para esta ocasión se abrió también la plaza de tienta y se lidiaron un novillo, cuya bravura arrancó los olés del tendido y, dos vacas, mismas que permitieron el lucimiento, destacando la última, que tuvo mucha calidad.
Tales ejemplares fueron lidiados por el matador de toros Jerónimo, torero de casa, dueño de un gran concepto artístico y último representante de la escuela mexicana, por el novillero en retiro Saúl Acevedo y, como una ocasión especial, Ignacio Ramírez de Arellano, padre y maestro de Jerónimo.
Los tres brindaron su actuación al festejado y ayudó en las labores toreras el matador Manolo García Méndez, además, de que también se animaron a torear Patricio y María González, herederos del hierro piedranegrino, así como Ignacio de Haro -hijo- y Jorge Aguilar, hijo del “Ranchero”, en lo que fue un agasajo taurino y familiar.
Tras la tienta, Iturbe y los Arellano decidieron repetir la foto de la infancia como un agradecimiento a la vida misma.
Grandes amigos de Gonzalo Iturbe González estuvieron presentes y también grandes familias ganaderas como los González, los de De Haro, los Muñoz, los Carvajal, los García Méndez y los, Castañeda, de igual manera matadores como Mario del Olmo acompañado de su padre y el escritor Carlos Hernández, entre muchos otros. Sin duda, un gran festejo de cumpleaños en la familia de la divisa negra y roja.