Se propuso llegar a torear y triunfar en Las Ventas de Madrid y así lo logró al confirmar su doctorado el 18 de julio de 1944. Fue figura a pie y a caballo
21 de mayo de 2020/Adiel Armando Bolio
Toca ahora, con motivo de su LIV aniversario luctuoso, que el escritor don Agustín Linares García en su obra de finales de los años 60, en el siglo pasado, “Los Toros en España y México”, nos recuerde con su ameno estilo parte de la vida torero del gran “Ciclón Mexicano” Carlos Arruza a manera de un respetuoso y sencillo homenaje.
DE CARLOS ARRUZA: “Este famosísimo torero, cuyo verdadero nombre era Carlos Ruiz Camino, nació en la esquina de la calle de Balderas y Juárez, en la capital del país, el 17 de febrero de 1920. Hijo de don Manuel Ruiz Arruza y de la señora doña Cristina Camino.
Una tarde, su padre, que era muy aficionado a los toros, lo llevó a él y a su otro hijo Manolo, a ver una corrida en El Toreo de la Condesa, en la que actuaron ‘Armillita Chico’ y el toledano Domingo Ortega en mano a mano. Ese día, al salir de la plaza, Manolo y Carlos, deslumbrados por la grandiosidad de la fiesta, decidieron hacerse toreros. Acudieron entonces juntos a ensayar a Tacuba, en donde Samuel Solís, ya retirado de los ruedos, enseñaba a torear a algunos muchachos. Pronto destacaron los hermanos y tuvieron oportunidad de torear al poco tiempo, en un festival organizado por los ferreteros, donde uno de los aficionados que iba a actuar, se negó en el crítico momento y, los Arruza, quienes estaban en el tendido, se tiraron al ruedo, toreando los dos al entre el beneplácito de la concurrencia.
Vistió Carlos el traje de luces por vez primera, el 18 de noviembre de 1934, alternando en la lidia de ganado de Atlanga con su hermano Manolo y Alfonso Ramírez ‘El Calesero’ en la plaza de ‘Vista Alegre’. Marchó Carlos a España, el país de sus padres, en 1936, y poco tiempo después de estar allá, junto con sus familiares, estalló la guerra civil española. Cuando Carlos regresó a México a reunirse con su madre, que había salido de España unos cuantos meses antes, dejó en la Madre Patria a su padre, el que estando muy delicado de salud, quedó bajo el cuidado de su hermano.
Se cuenta que antes de abandonar la capital española, se dirigió Carlos al barrio de Las Ventas, donde se alza majestuosa la Monumental plaza de toros y frente a la puerta principal permaneció largo rato triste, pero lleno de ilusiones, por lo que con gran moral de dijo a sí mismo: ‘Juro cuanto esté de mi parte, con tal de poder torear y triunfar en esta plaza’.
De regreso a México, destacó como novillero y después de una muy buena campaña ganó el trofeo de ‘La Prensa de Plata’ en una novillada organizada por la prensa de la capital del país. Ello lo llevó a la alternativa, la que tuvo lugar el 1 de diciembre de 1940 en El Toreo siendo su padrino Fermín Espinosa ‘Armillita Chico’ y el testigo Paco Gorráez, lidiándose un encierro de Piedras Negras. El de la ceremonia se llamó ‘Oncito’, que le dio una cornada en el muslo derecho cuando entraba a matar. Esta Temporada 1941-1942 actuó al lado de los mejores: ‘Armillita Chico’, Lorenzo Garza y Silverio Pérez, entre otros y, junto a todos triunfó en grande, no parando todo el 42 de torear en los estados del país.
Las siguientes temporadas no le rodaron las cosas tan bien como antes y, un verano, fue a Portugal, en donde sí tuvo mucha suerte. Fue entonces que en 1944, estando en suelo lusitano, cuando don Antonio Algara fue a España a gestionar el arreglo del convenio taurino hispano-mexicano y, al conseguirlo, fue Carlos Arruza el primer torero mexicano que actuó en España, consiguiendo de esta manera hacer realidad aquella ilusión y promesa, así que fue el 18 de julio de 1944, en la Monumental de Las Ventas, cuando confirmó su alternativa, llevando como padrino a Antonio Mejías ‘Bienvenida’ y actuando también Gabriel de la Casa ‘Morenito de Talavera’, quien ofició como testigo. Se lidió una corrida de Muriel esa tarde y en el segundo toro, durante el tercio de banderillas, el exigente y entendido público de Madrid sacó los pañuelos unánimemente demandando la oreja para tan gran torero. ¡Cómo banderillearía Carlos a ese toro, que convirtió la plaza de Las Ventas en un manicomio ante un entusiasmo indescriptible! Después del éxito en Madrid, tuvo tardes de apoteosis en las plazas más importantes de España, llegando a torear en 1945 hasta 108 corridas.
Ese año fue para el torero verdaderamente extraordinario pues casi todas las tardes en que se vistió de luces desorejó a los toros, lo que provocó que el prestigiado cronista taurino don Ricardo García ‘K-Hito’ lo bautizara como el ‘Ciclón’. Aquella temporada española fue el único torero que podía darle pelea en el ruedo al llorado Manuel Rodríguez ‘Manolete’, su amigo inseparable en la calle y para ambos tal campaña fue de magnitudes incomparables”.
Carlos Arruza, según los expertos en estadísticas y biográficos, llegó a torear 468 corridas, de las cuales más de 260 fueron en Europa, es decir, 250 en España y algunas en Portugal, Francia y Tánger, Africa. Ello incluye sus apariciones en Venezuela y Colombia, recordando que su primera despedida de los ruedos fue el 22 de febrero de 1948 en El Toreo de Cuatro Caminos de Naucalpan, Estado de México, para reaparecer en Caracas, Venezuela, el 12 de febrero de 1950.
El 22 de febrero de 1953, en la Monumental Plaza México, volvió a decir adiós a los ruedos. Y el 1 de marzo siguiente, en Ciudad Juárez, Chihuahua, vistió por última vez de luces, alternando en mano a mano con Juan Silveti en la lidia de ganado de La Punta.
Decidió hacerse rejoneador y como tal debuta el 16 de septiembre de 1956 en Nogales, Sonora. Se va a España y torea 30 festejos, presentándose en Madrid el 6 de junio de 1957. En 1960, el 6 de noviembre, en Ciudad Juárez, anunció que no volvería a rejonear en público y reapareció en Tijuana, Baja California, el 20 de junio de 1965. Su postrera actuación en la Monumental Plaza México fue el 6 el febrero de 1966 y por última vez en público lo hizo el 15 de mayo del mismo año en la ciudad de Chihuahua.
Y cuando viajaba por la carretera a Toluca, en el kilómetro 18, el 20 de mayo de 1966, tuvo un grave accidente automovilístico y por ello falleció desgraciadamente. Vaya entonces este sencillo homenaje a la memoria de tan gran torero.
DATO
Después del éxito en su confirmación en Madrid, Arruza tuvo tardes de apoteosis en las plazas de España, llegando a torear 108 corridas en 1945