Luque construye una faena superlativa y el acero le roba otra inspirada obra a De Justo en Valencia

El sevillano paseó una oreja del segundo, al que cuajó soberanamente, mientras que De Justo pinchó una faena de firmeza al sexto bis

17 de marzo de 2025/Javier Fernández-Caballero/Foto: Carlos Giménez

El coso de la calle de Xátiva acogía esta tarde la cuarta corrida de toros de la Feria de Fallas, octavo festejo de abono de un serial al que llegaba el encierro de Juan Pedro Domecq. Para lidiarlo, en el paseíllo de las cinco de la tarde, el francés Sebastián Castella, el sevillano Daniel Luque y el extremeño Emilio de Justo.

Castella se arrebata en su inicio europeo: portagayola y una obra a media altura e intermitente al primer ‘juampedro’

A la puerta de chiqueros se fue Sebastián Castella a recibir al primero de Juan Pedro, un toro de muy seria estampa al que le dio un afarolado en el que el animal le pasó como un obús. Luego enlazó con una serie de verónicas de firme trazo -más que pulcro, por la temperamental embestida del animal- y una media en el mismo centro del anillo. Fue tardo a la hora de embestirle al pero de José Bernal y le echó la cara arriba, flojeando en la segunda vara. Buenos los pares de José Chacón y Alberto Zayas. No fue el inicio de faena que más ayudó a la endeble condición del toro, porque aunque fue plástico y hubo dos trincheras de mucho sabor, las alturas no eran las propicias para ello. Y lo entendió Sebastián en la primera serie por la mano derecha, ya a media altura, con el toro protestando el engaño, pidiendo dulzura en toques y trazos. Puso empeño, pero luego un desarme terminó por deslucir la obra, que fue intermitente. Con el toro ya apagado en los medios, intentó porfiar sin éxito. Pinchó además al animal en dos ocasiones, dejando una estocada contraria y baja a la tercera. Silencio tras aviso.

Luque le monta ‘el taco’ a la clase del segundo y un pinchazo le quita el doble premio

Privilegios del aficionado ver el saludo de capote que Daniel Luque recetó esta tarde al primer toro de su lote en Valencia, un segundo ‘Bachicho’ de 564 kilos, bajo y bien hecho, al que le meció la cala con una cadencia extraordinaria. Y la media y la larga, un poema ambas. Por ajustadas chicuelinas quitó Emilio de Justo tras las medidas varas de El Patilla. Habilidosos los pares de Raúl Caricol y Jesús Arruga, provocando la embestida del animal ante su tarda arrancada. Al tendido fue el brindis de Luque, que inició por ayudados con una esencia paranormal. Como paranormal fueron las dos primeras series por derechazos, sin un toque de más para aprovechar la dulce inercia del toro, aguantando los embroques para torear con el hombro hundido y el mentón en el pecho la embestida, sin un zapatillazo que desgobernara el propio gobierno que suponía en sí mismo el conjunto de dos series rotundas. No era el mismo el toro al natural, pero sí el torero, que entregó su alma en cada proposición y dio el pecho en cada embroque, soñando cada viaje que embaucó por abajo. Una locura lo de Luque en una obra de intensidad, temple y poso. El final, por fulgurantes circulares y luego luquecinas de tragar quina. La lástima fue el pinchazo previo a la estocada. Oreja con mucha fuerza.

De Justo hace un esfuerzo con un tercero muy agarrado al piso

Cognan’ de 569 kilos era el tercero, un toro cuajado, al que Emilio de Justo le dejó una larga cambiada en el tercio y luego debió andarle hacia atrás porque apretaba una barbaridad, perdiendo las manos tras el recibo. Y tras las varas de Juan Bernal, pero se mantuvo en el ruedo. Le costó banderillear a la cuadrilla del cacereño precisamente por esa arrancada tarda del animal. Y ese mismo problema se lo encontró Emilio cuando le planteó faena al toro: tuvo que poner mucho empeño por ambos lados porque estaba agarrada al piso su embestida. No hubo más posibilidad, más que la porfía del torero, que acabó de una estocada. Silencio.

Obra de porfía de Castella ante el deslucido cuarto

De noviembre de 2019 era el cuarto, un ‘Pocholo’ de 530 kilos al que dejó un buen recibo a la veronica. No terminó de romper el toro en los primeros tercios y, tras brindar al público, se lo pasó por péndulos por la espalda a un toro al que le faltaba la fuerza y tendía a defenderse. Y tuvo que tapar Sebastián esos defectos durante las siguientes series. Toro sin entrega con el que porfió el deslucido Béziers en el final de obra, dejando una media estocada agarrada y un descabello. Silencio tras aviso.

Luque sostiene la débil embestida del quinto

Paparrucho’ se llamaba el cuarto, de 574 kilos, toro con caja y serio, con el que se echó de rodillas Luque para torearlo a la verónica, y ya erguido soltó media docena de bello y templado trazo. Lo cuidó en el caballo El Patilla, y luego Raúl Caricol tuvo que echarle alta la capa para que no perdiese las manos. Le puso a Jesús Arruga en la cara los pitones en su par. Tenía que cuidar mucho los toques y embaucar con dulzura el tranco de un toro cogido con alfileres, al que dejó muletazos con ajuste en una obra que no rompió por la condición del toro. Lo despenó de una media. Silencio.

Una faena de firmeza y gusto de Emilio de Justo al sexto bis, al que marra con el acero

‘Sobrehueso’, de 520 kilos, nacido en noviembre de 2020, cerraba la tarde, un toro al que Emilio de Justo dejó un ramillete de chicuelinas para recibirlo, de manos bajas las últimas. Y luego por el mismo palo y galleando acercó el toro al caballo. Pero perdió las manos en varias ocasiones y fue devuelto. En su lugar salió un sobrero de menor entidad del mismo hierro, al que dejó verónicas de buen son De Justo y, aunque tenía cierta calidad de inicio, tampoco estaba sobrado de fuerzas. Se le cuidó. Tras brindar a El Soro -con diana floreada preceptiva- fue Emilio construyendo una obra con firmeza e inspiración, aprovechando la humillada embestida del animal, dejando dos series iniciales por derechazos hundiendo la mano y recreándose en los finales de serie, especialmente en un pase de pecho de casi 360 grados. Por la izquierda se la quería comer por abajo el toro, pero su fuerza era otra, y ya estaba venida abajo su condición. Por eso se los robó de uno en uno Emilio, componiendo con gusto en un epílogo de faena con calado. Junto con las manoletinas con el compás abierto antes de un doble pinchazo, lo que evitó el premio.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valencia. Feria de Fallas. Octavo festejo de abono. Corrida de toros. Media plaza en tarde desapacible y entoldada.

Toros de Juan Pedro Domecq, correctos de presentación. A media altura la embestida de un primero que acabó protestando; de gran clase y de embestida templada la del segundo, aplaudido en el arrastre; agarrado al piso y muy a menos el tercero; Le faltaba la fuerza y tendía a defenderse el cuarto, sin entrega; cogido con alfileres por su poca fuerza el quinto; devuelto el sexto; con entrega y humillación el buen sexto bis;

Sebastián Castella (grana y plata): silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Daniel Luque (grana y oro): oreja y silencio.

Emilio de Justo (blanco y azabache): silencio y ovación.

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