La buena actuación del licenciado Leonardo Zenteno y su hermana Lupita fueron fundamentales en el aspecto de legal de la agrupación
20 de julio de 2020/Adiel Armando Bolio
En ese largo peregrinar de los célebres subalternos Román “Chato” Guzmán y Saturnino Bolio “Barana” en busca de la luz que iluminara finalmente, la creación de su agrupación, llegaron a conocer un abogado que no lo era, pero que le hizo conocer al bueno. Así continúa el relato del “Chato” Guzmán al doctor Alfonso Gaona.
“Teniendo entonces el número de elementos que marca la ley para solicitar la creación de un sindicato, el paso a seguir era buscar un licenciado que nos patrocinara ante las autoridades.
¿Y con qué dinero podremos ir a buscar a ese abogado? Nos preguntamos ‘Barana’ y yo. Saturnino hizo memoria, recorrió mentalmente los licenciados que conocía y de pronto me dijo: ‘Vamos a ver al licenciado Freg, yo creo que él nos puede ayudar y aconsejar, aunque le paguemos después’.
Nos dirigimos a la casa del elegido licenciado Freg, de cuya dirección me acuerdo aún como si fueran aquellos días. Llegamos a la casa número 222 de las calles de Chihuahua y después de llamar a ella, una señora nos recibió y nos pasó al interior para ponernos delante del licenciado Freg.
Me causa risa nuestra ignorancia de entonces, porque realmente inocentes y más ‘Barana’, quien fue el de la idea, al llevarme con el abogado Freg, no sabía que no era profesionista en leyes. Cuando le expusimos el motivo de nuestra visita y lo que queríamos de él, soltó una carcajada diciéndonos que era hermano del matador Luis Freg y que en el medio taurino le decían ‘licenciado’ sin serlo.
‘Si ustedes realmente están decididos a dar un paso como es el de fundar un sindicato de subalternos’, nos dijo Alfredo Freg, ‘si ya cuentan con los elementos que se necesitan y tienen todo arreglado, siendo una cosa seria su plan, estoy en posibilidad de llevarlos con un abogado de verdad para que los ayude y oriente’.
Y claro que aceptamos la oferta de Freg, quien felizmente nos condujo hasta la casa del licenciado Leonardo Zenteno, quien fuera asesor jurídico de nuestra Unión hasta su muerte y quien mucho debemos.
El licenciado Leonardo Zenteno se percató de cuánto perseguíamos y nos aceptó el patrocinio con gentileza y con una fe inmediata en cuanto habíamos planeado tantos años.
Para comenzar, había que hacer escritos y tampoco contábamos con máquina ni quien la usara para hacer la documentación que debía presentarse ante las autoridades, a quienes se iba a solicitar la autorización para fundar el sindicato.
El abogado Zenteno con una de sus primeras gentilezas para la causa de los subalternos, de manera amable y desinteresada nos ofreció su máquina de escribir y el permiso para que su hermana Lupita hiciera los escritos.
De ahí que tanto el licenciado Zenteno como su hermana Lupita estén tan ligados a la historia de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros. Ellos que al principio ayudaron a la causa, fueron después parte misma de la agrupación. El primero, como abogado de ella y, la segunda, como secretaria, tan estimada y querida de todos nosotros.
Yo, Román Guzmán, los conceptúo y los seguiré conceptuando como siempre, como fundadores de nuestra Unión”.
Sin embargo, los escoyos seguían dándose y ante el peligro de la verdad, surgió la zorrería de un empresario. Sigue contando el “Chato” Guzmán: “Los trámites se comenzaron a hacer y con ello a tomar forma nuestro propósito. Por lo medios taurinos comenzaron a correr los rumores de la posible creación de un sindicato de subalternos y los incrédulos, al ver que los ilusos ‘Barana’ y el ‘Chato’ Guzmán no lo eran tanto.
El peligro de la verdad para los que no desean vivir bajo su mando, hizo temblar a quienes explotaban a los picadores y a los banderilleros. Mientras no había nada en firme, se rieron, pero cuando advirtieron que las cosas iban en serio, se asustaron.
Cuando casi habíamos logrado el éxito ‘Barana’ y yo, un buen día me llegó la invitación del entonces empresario fuerte de México, que era el señor Eduardo Margeli para que acudiera a su despacho para hablar conmigo. Fui a la cita como era natural.
Estando delante de Margeli, oí claramente sus palabras en tono amable, pero serio: ‘Oye Chato ¿es verdad que ya tienes hecha la Unión de Picadores y Banderilleros? Mi respuesta fue, como debe suponerse, tan afirmativa como orgullosa: Sí señor, está a un paso de quedar creada y para ello falta muy poco, siendo ya una realidad.
Un breve silencio siguió a aquella pregunta del empresario y a la respuesta mía. Cuando se rompió ese silencio, seguí oyendo la voz del empresario, tan temida por todos: ‘Te voy a hacer una proposición Chato. Mira, deslígate de todo esto y te doy 15 mil pesos en efectivo, además de que te pondré a torear con todos los matadores toda la temporada’.
Rotunda fue mi respuesta: Señor Eduardo, la Unión está hecha y así se queda. Muchas gracias por su oferta.
Rápidamente insistió en preguntarme si no aceptaba y yo a decirle que de ninguna manera. Ya enfadado notablemente, con sentencioso tono me despidió con estas palabras: ‘Piensa bien lo que voy a decirte. En caso de que logres hacer definitivamente esa Unión de Subalternos, no olvides que te vas a sacrificar y tus compañeros jamás te lo agradecerán’. Mi adiós fue con la respuesta: Aunque así sea, mi lucha seguirá adelante.
Pocos días después llamó a ‘Barana’ y se repitió la misma escena, pues el empresario zorramente trató de romper lo que ya estaba hecho, propuso, y mi compañero de lucha rechazo la propuesta igualmente como lo había hecho yo”.
LAS REPRESALIAS NO SE HICIERON ESPERAR
“Margeli con todo su poder y su fuerza, nos boicoteó y durante dos años no vimos un pitón. Ante tal situación, ‘Barana’ se las arregló para salir a torear fuera de México y se fue a Lima, Perú, mientras yo me quedé al frente de la Unión ya fundada, desde luego, sin poder torear, por lo cual tuve que vender mi ropa profesional y pertenencias personales para poder subsistir. Lo peor de todo es que muchos de mis compañeros se burlaban disimuladamente de mi situación y hacían comentarios adversos a mi posición sin tomar en cuenta mi entrega para ellos. Sin tomar en cuenta que había comenzado la etapa de liberación para todos y cada uno de nosotros. Sin comprender que las humillaciones por parte de matadores, novilleros, empresarios y otras personas que se sentían superiores a nosotros, las íbamos a dar por olvidadas en nuestra profesión.
Realmente tenía razón el empresario Margeli cuando nos dijo a ‘Barana’ y a mí el día de las proposiciones de cohecho que quiso aceptáramos con tal de olvidar la lucha emprendida. Momentos de incomprensión y de ironías por parte de muchos compañeros pasé entonces, con los cuales lejos de sentirme ofendido o desalentado, me hicieron reaccionar en favor de mi lucha que era la de dar apoyo total y definitivo a la Unión, lo cual sería beneficioso para todos, incluso para mí que, con toda lealtad y honradez había trabajado por el bien de la colectividad” … Continuará.
DATO – Las represalias no se hicieron esperar por parte del empresario taurino Eduardo Margeli al no poder con el nacimiento de la Unión
Imagen. Eduardo Margeli, de origen gaditano, fue torero y luego mandamás en El Toreo de la Condesa / ADARBO