Ocho con Ocho – La amistad hace milagros

23 de julio de 2019/Luis Ramón Carazo

Hace casi ochenta años que en un solar del sur de la ciudad de México la familia Arroyo inició lo que se ha convertido físicamente; en un restaurante emblema de la capital del país, emocionalmente; en uno de los lugares en los que la sensación amistad fluye a través de sus rincones y salones.

Chucho Arroyo y su amigo El Calesero uno de los artistas más refinados que haya existido en el toreo, imaginaron y llevaron a la realidad una plaza de toros que por varios años fue dedicada a la memoria de uno de los toreros más arrojados en la historia, Antonio Velázquez.

En 1971, el 30 de marzo se inauguró el recinto taurino cortando el listón inaugural Cantinflas y el festejo fue con novillos de Peñalta fundada por Luis Obregón Santacilia en 1918 y ahora propiedad de su descendencia.

El cartel del festival, lo integraron Lorenzo Garza, El Soldado, Silverio Pérez, El Calesero, Alfredo Leal, Joselito Huerta y David Reynoso, más famoso como actor en sus años mozos intentó el camino del toreo. Curiosamente David, se presentó como novillero en la plaza de la ciudad de Aguascalientes, el 27 de febrero de 1949, hace 70 años alternando con José López y Héctor Saucedo.

Corren tiempos complicados para los novilleros. Se celebran pocos festejos, y escasean las oportunidades para adquirir oficio en la cara del astado, en México hace tiempo que no surge alguien que en ese escalafón mueva fuerte el avispero, por ello los festejos que con gran calidad se celebran en Arroyo son muy importantes, en espera de La México que pronto abrirá su temporada novilleril.

El sábado 20 de julio de 2019, se me complicó asistir al festejo inaugural en Arroyo, pero sé por buena fuente que empezó a tambor batiente con una entrada que abarrotó las localidades, lo cual resulta esperanzador.

Por la misma razón no pude asistir a una comida que le organizó Carlos Lecumberri a Ignacio Garibay por el brindis de un toro y por su triunfal despedida de los ruedos. Nacho es uno de los novilleros que se encumbraron habiendo hecho sus pininos en Arroyo.

La novillada fue de la ganadería de Medina Ibarra y el primer novillo fue para Curro Durán dedicado a Don Chucho (quién en su tiempo fuera un destacado aficionado práctico) desafortunadamente fue poco propicio para ver las posibilidades del novillero español, quién desde hace tiempo hace campaña en México.

Sebastián Ibelles con Piporro gran amigo de Chucho y desde luego de David Reynoso, ambos en 1963 fueron protagonistas de la película Torero por un día. Ibelles por su buena actuación recibió un trofeo.

El tercero fue el emeritense Hernández Medina quién una noche antes actúo en Tijuana, con Lujo de México, dedicado a Marco Antonio Muñiz el tapatío en sus inicios de cantante entonaba en La Bandida (sitio recreativo para adultos) ubicado en la cercanía del Toreo de la Condesa (hoy El Palacio de Hierro Durango) y que en entre otros trofeos taurinos es poseedor de la pata de Pardito, toro de San Mateo lidiado en el coso referido con gran maestría por Armillita en 1936. Ese astado se lo brindó al motor de los festejos Pepe Arroyo y el yucateco salió al tercio.

José Miguel Arellano, lidió a Mayor como se conoció a David Reynoso después de su soberbia actuación en la gran película Viento Negro, y resultó el mejor novillo con homenaje de arrastre lento y bien que apunta el cante el paisano de David, recibiendo un trofeo para su espuerta el hidrocálido.

Amigos pues asistamos a las novilladas de Arroyo, empezaron con pie derecho.

 

 

 

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