La madurez de Emilio de Justo triunfa en una tarde de exigencia y calado

El extremeño encaró con entrega y firmeza una tarde a la que nunca le perdió el norte hasta pasear cuatro orejas

7 de septiembre de 2019/Stephan Darracq / Foto: Jean-Dominique Lacroix

La Feria de Toros y Salsa acogía, en la tarde de este 7 de septiembre, la encerrona de Emilio de Justo en un festejo en el que se lidiaban toros de Victorino Martín. Se trataba de una cita con máxima expectación previa y un gran ambiente en los tendidos. Una calurosa ovación fue la bienvenida de la ciudad francesa al torero extremeño.

Pero no se la dio el cárdeno que hizo primero, protestón y defensivo en los primeros compases, con el que tuvo que desplegar toda su técnica De Justo, preocupado siempre por hacerle las cosas despacio y sin error. A más siempre en el trasteo, de torero maduro y sin precipitaciones, Una estocada tras varios pinchazos dejaba las espadas en alto para los siguientes, pero en silencio.

Al segundo le aprovechó el ímpetu inicial para saludarlo con la bamba muy en el morro, conduciendo mucho las embestidas hasta la revolera genuflexa de mucho sabor con la que remató el saludo. Distancia le dio al toro en varas, pero careció de entrega y de celo la pelea del de Victorino. Y anduvo seguro con la muleta el extremeño, que se entregó y apostó a la largura para que fueran cada vez más largas las embestidas del de Victorino. Sin embargo, hubo un pinchazo previo a la estocada y eso provocó una protesta en el tendido al conceder la oreja.

El tercero, de más seria expresión, le fijó la diana a la figura de Emilio y allí miró siempre antes de embestir con el capote, y no pasó luego de los embroques cuando se lo propuso el torero. Extraordinaria fue la templada brega a media altura de José Chacón en banderillas para mantener el celo del toro para la muleta. A Jaques Pene fue el brindis, agradeciendo la oportunidad de encerrarse con seis toros.Mucha firmeza tuvo que sacar en el inicio para limpiarle la cara suelta al cárdeno y fijársela al trapo con gobierno y con mucho sentido. Le atisbó el fondo a la escasez de fuelle del victorino y a ello apostó el extremeño, que le fue limando las esquirlas al humillador animal y se fue descargando cada vez más sobre la arena hasta crecer inmensamente en una serie al natural con la mano diestra en la que rompió el tendido. Toda la plaza empujaba cuando, sin embargo, el acero no quiso entrar varias veces antes de la estocada, y todo quedó en ovación tras aviso.

Con el cuarto mostró Emilio de nuevo su tremenda capacidad para comprender las condiciones del animal que tiene delante, y se armó de paciencia y de técnica para ir desgranando tandas al exigente cárdeno que le echó Victorino. Lidia de poder a este quinto, de someter por abajo y de emerger sobre las complicaciones, pero también a este lo pinchó para quedarse sin premio tras el arrastre del animal. Ovación.

Tuvo encaje y cadencia el saludo con el capote de Emilio al quinto, que coronó con una revolera vistosa. Mucha grandeza la del extremeño al brindar el toro a Guerrita Chico y Jeremy Banthy, los dos sobresalientes de la encerrona. Pero hubo mucho que limpiar en el cárdeno, que hizo hilo, gazapeó y repuso mucho en la muleta de De Justo. Complicado el animal, que se fue aburriendo de tela a media que pasaban los muletazos en una misma tanda y costó un mundo mantenerle el celo, porque no parecía tenerlo. Por eso le costó a Emilio meterlo en el canasto. Y por eso demandó gobierno y mando en un inicio en el que tal vez debió imponerse un poco más. A este sí lo mató el extremeño, y el público se le entregó, quizá premiando más lo hecho hasta ahora, que lo realizado en el propio quinto. Oreja.

Antes de salir el sexto al ruedo la sensibilidad del tendido francés afloró en forma de ovación para animar a un Emilio de Justo que ya reflejaba en el rostro la exigencia física de la gesta de despachar una corrida entera de Victorino. Pero supo ganar el paso al sexto, arremangado de pitones y marcando Albaserrada en la hechura, para dejarle una media extraordinaria que remató el saludo. También este le sacó correa y también le planteó complicaciones a la hora de entregarle la fijeza, pero supo De Justo darle trapo sin llegar a arrastrarlo y someter sin violentar mientras se sucedían las tandas. Esta vez sí que entró la espada y las dos orejas con que se premió al extremeño premiaban también una tarde exigente y seria. Dos orejas.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Dax, Francia. Primera de la feria de Toros y Salsa. Corrida de toros. Lleno.

Toros de Victorino Martín.

Emilio de Justo, en solitario (tabaco y oro): silencio, oreja, ovación tras aviso, ovación, oreja y dos orejas.

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