Juan Bautista indulta al último toro de su carrera de Jandilla, en una tarde para la leyenda en la que Enrique Ponce paseó el rabo del quinto, de Juan Pedro
7 de septiembre de 2019/Suertematador.com
Se despedía del toreo Juan Bautista en una tarde preparada con todo detalle goyesco en la inigualable plaza de toros de Arles. Tuvo que entrar Juan Bautista en sustitución de Roca Rey en el cartel junto a Jalabert, en un festejo en el que se lidiaban toros de La Quinta, Domingo Hernández, Zalduendo, Adolfo Martín Andrés, Núñez del Cuvillo y Jandilla.
Nada más que extraordinario fue el gran toro de Cuvillo que abrió plaza; noble, repetidor, bravo, profundo y con tanta clase que le bastó su maestría a Enrique Ponce para desorejarlo. Faena de gran estética, de gran temple, en el que sobresalieron los pasajes de mano diestra y que cerró con una gran estocada para garantizarse el triunfo antes de nada.
El de Garcigrande que abrió el lote de Bautista fue un toro agarrado al piso que pidió el carné de lidiador a un torero francés pletórico de técnica y de entrega para ir de menos a más con el animal. Se impuso mucho Bautista y rascó fondo hasta conseguir varias tandas de ligada estética. Una estocada con seguridad le puso en la mano una oreja de las dos que pidió el coliseo.
El de Adolfo nunca rompió hacia adelante, a pesar del mimo y la suavidad con que lo trató siempre Enrique Ponce. Mucha porfía del valenciano, pero poco que rascar con el deslucido animal. Silencio.
Pleno de torería y de bravura se vio con el cuarto, un ejemplar de La Quinta que derrochó codicia, humillación y brío por el coliseo francés para que desplegase Juan Bautista su toreo desmayado y puro. Muy de frente todo, muy despacio a pesar de la transmisión emotiva del animal. Todo muy macizo para no dejar dudas mientras paseaba el doble trofeo y el rotundo triunfo en su última corrida.
Extraordinario fue el quinto, premiado con la vuelta al ruedo por su calidad y su clase. Faena de despaciosa quietud la de Enrique Ponce, que coronó una tarde grandiosa de magisterio y de tauromaquia elevada al infinito. Tuvo ligazón y temple la faena del valenciano, que fue desgranando con seguridad y con ritmo las embestidas humilladas y fijas. Grandioso el espectáculo, pese a que un sector del público protestó la concesión del rabo tras la estocada.
La faena de Bautista al sexto fue de auténtica antología. Tanto que saldó Juan con un indulto a un bravísimo toro de Jandilla la última faena de su vida. Bravísimo el de Jandilla, humillado y codicioso en la muleta, había recargado con poder en el caballo y humillado las embestidas en el capote en un quite por chicuelinas de categoría. Y se lió a embestir el animal para que sellase Juan la obra más maciza de la tarde con la serenidad de un maestro. Ayudados por alto, por bajo, desmayo, el toro tras la cadera. Un manicomio era la plaza, que desató la algarabía pidiendo y logrando el indulto para el de Jandilla y coronando una tarde para la leyenda.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Arles, Francia. Primera de la feria del Arroz. Corrida de toros goyesca. No hay billetes.
Toros de La Quinta, Domingo Hernández, Zalduendo, Adolfo Martín Andrés, Núñez del Cuvillo y Jandilla. El quinto premiado con la vuelta al ruedo y el último premiado con el indulto.
Enrique Ponce, dos orejas, silencio y dos orejas y rabo.
Juan Bautista, oreja, dos orejas y dos orejas y rabo por indulto.