El Cid se lleva en su marcha el corazón de La Maestranza

El sevillano cortó una oreja de un encierro de Victoriano del Río y Toros de Cortes del que ni Ponce ni Manzanares pudieron sacar botín alguno

28 de septiembre de 2019/Texto y Fotos: Emilio Méndez

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Llegaba el día del último paseíllo de Manuel Jesús El Cid en su casa, en su Maestranza, y lo hacía acompañado por Enrique Ponce y José María Manzanares. En chiqueros, un encierro de Victoriano del Río y Toros de Cortés. Y una atronadora ovación recibió a Manuel Jesús El Cid nada más romper el paseíllo.

Al primero de Ponce le faltó transmisión después de que le brindase Ponce a El Cid. Tuvo muletazos buenos la faena, pero aislados, dadas las condiciones del toro y su sosería. Una estocada ligeramente caída dejó las cosas en palmas.

El Cid bordó la verónica toreando la nobleza del buen segundo, que peleó bien en el caballo y metió la cara con clase en la muleta. Faena a más en la que Manuel se gustó con la calidad del animal. Sobresalió al natural, con el pulso máximo del de Salteras regresando a La Maestranza. Pero cayó un pelí desprendida la espada y la petición de oreja no fue atendida. Ovación.

El tercero, de Toros de Cortés, fue un toro muy soso al que apenas una verónica le pudo dejar Manzanares en los primeros tercios. Luego, con la muleta, hubo momentos brillantes, sobre todo por el lado derecho, pero después de intentar matar recibiendo y no conseguirlo hasta el tercer intento todo quedó en palmas.

El deslucido y alto cuarto sacó el comportamiento que auguraban sus hechuras. Se salió de la suerte en varas y protestó el buen trato a que lo sometió Ponce, que tuvo mucho mérito en muletazos de uno en uno, pero una estocada un tanto caída dejó en palmas el botín.

Muy emotivo fue el quinto acto, el último toro de El Cid en su plaza. No fue fácil, no se empleó nunca, pero tenía cierta bondad que aprovechó Manuel en una gran media en el capote. Toda la disposición y la entrega de El Cid, que conectó de inmediato para sentirlo todo mucho. Cuajhó muletazos de mucha clase a diestras y hubo un momento importante al salir de un remate, cuando se puso la plaza en pie para ovacionarlo. Más que de peso, de mucho valor emotivo fue el trofeo que terminó paseando el de Salteras.

El sexto fue un toro deslucido y solo con el capote tuvo Manzanares la opción de mostrar toreo de buen gusto. Con la muleta dejó algunos muletazos aislados, pero sin conjunción con el animal. Silencio.

FICHA DEL FESTEJO

Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Feria de San Miguel, segunda de abono. Corrida de toros.

Cuatro toros de Victoriano del Río y dos (tercero y quinto) de Toros de Cortés, bien presentados.

Enrique Ponce blanco y azabache): palmas y palmas.

El Cid (añil y oro): ovación y oreja.

José María Manzanares (sangre de toro y oro): palmas y silencio.

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