El libro “ANTONIO BRICIO” Una lección de vida ya se encuentra de forma digital en la página de la FCTH

3 de marzo de 2020/Suertematador.com

Continúa el firme compromiso del ganadero Juan Pablo Corona a través de Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana de publicar un libro cada 15 días que aporte a la cultura taurina sin costo, esta semana se sumó a la pagina www.fcth.mx el quinto libro que lleva por nombre “ANTONIO BRICIO Una lección de vida”.

Una semblanza de su contenido

El arte de lidiar reses bravas es heredera de aquel vilipendiado deporte de chulería, un oficio practicado antaño por guardias personales al servicio de arábicos mentores; tanto para cuidar la espalda de los amos en la calle, como para proteger sus cabalgaduras en prácticas de guerra con los toros bravíos que habitaron las serranías de la antigua Hispania. Sin embargo, cuando en 1492 los musulmanes fueron echados de la península, estos hombres quedaron desempleados.

Sin adivinarlo siquiera, tales personajes delinearon los primeros bocetos del oficio taurino. Acostumbrados a jugarse la vida diariamente, no pusieron reparo en aceptar la invitación a retomar lo que hacían a favor de sus amos en las arenas guerreras. Ahora en las fiestas pueblerinas en honor de Santos Patronos de cada lugar. Por supuesto, esa aventura les ajustó como anillo al dedo.

Apenas puedo imaginar sus andanzas, alejados de sus respectivas familias, sin apenas recursos para subsistir, y cómo se vieron obligados a “expropiar” bienes de incautos viajantes, que tenían la mala suerte de toparse con quienes portaban un chulo a la cintura –arma blanca parecida a la puntilla actual. En esa arma, se inspiró el vulgo para asignarles el apodo.

En buena medida, se marcó para siempre la personalidad del oficio de los que peinan coleta: la premisa inherente de poner la vida en juego a cada día, y en cada tarde.

Sin embargo, los tiempos actuales se han encargado de echar encima una especie de velo a la crudeza de que, en verdad arriesgan, y ocasionalmente pierden la vida, quienes se visten de luces. Hemos perdido, al menos en parte, la conciencia que los toreros son personajes de excepción. Depositarios del humano impulso ancestral de poner en juego la vida, porque sí.

Me gustó este libro, porque nos envuelve con sutileza, a veces apabulla, pero siempre remueve el sopor de nuestra adormecida conciencia, y que nunca perdamos de vista que la grandeza del toreo se encuentra, precisamente, en ese juego que suele ser fatal.

En las páginas que podrán leer a continuación, Antonio Bricio nos lleva “de aventón” por caminos polvorientos de su Jalisco, en volandas por triunfos efímeros, hasta llegar al drama de un hombre que deambula por una oscuridad que le hace creer que todo está perdido.

Con oportunidad cede a las plumas de, Magaly Zapata y Dikey Fernández, el encaje que solamente puede tejer un andino al hablar de Perú. Y a la inteligente, informada y fina lectura del maestro Paco Aguado, los pormenores de su campaña por toda la España taurina.

En suma, Antonio Bricio, una vida de pasión y arte es un libro que nos muestra hasta dónde puede llegar nuestra incomprensión hacia los hombres que se enfundan en oro y seda: una profesión que exige absolutamente todo y, que, a pesar de la entrega a tope, no concede garantía ninguna.

¿Cuántos no han perdido su vida, en la búsqueda inútil –para la inmensa mayoría– por convertirse en figuras del toreo? Por fortuna hay hombres de excepción. Aquellos, como Antonio Bricio, a quien los rudos avatares del oficio de los ruedos, le permitieron forjar una vida noble, productiva, y en total plenitud.

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